La escena gastronómica porteña ofrece cada vez más espacios dedicados al pollo frito, un plato que conquistó a los amantes de las texturas crocantes y los sabores intensos. Desde propuestas clásicas del sur de Estados Unidos hasta versiones asiáticas innovadoras, la ciudad sorprende con alternativas variadas para quienes buscan dónde comer pollo frito y disfrutar de una experiencia diferente.
Ribs al Río: espíritu texano en cada bocado
Ribs al Río recrea el auténtico BBQ del sur estadounidense con una preparación única de pollo frito. Las smoked buffalo wings se cocinan a baja temperatura en un ahumador, para luego ser fritas hasta obtener un exterior crujiente y un interior jugoso. Se sirven bañadas en salsa de mostaza con miel, combinando dulzura, acidez y un toque especiado. La experiencia se completa con papas crinkle con cheddar, alioli y panceta ahumada.
Bilbao: una cantina moderna con alma de bodegón
En Bilbao, el pollo frito adquiere un perfil mediterráneo y versátil. La Ensalada Caesar con pechugas rebozadas y fritas ofrece un equilibrio entre lo fresco y lo crocante. También destaca la Picatta de pollo, donde el filete dorado se acompaña con vegetales asados y hummus, logrando una mezcla de texturas y sabores reconfortante. El ambiente es ideal para disfrutar de una cocina que combina tradición y modernidad.
Hell’s Pizza: sabor neoyorquino con un toque picante
Famosa por sus pizzas estilo Nueva York, Hell’s Pizza también ofrece chicken wings con un sello distintivo. Estas alitas se preparan con especias como orégano, ajo y nuez moscada, y se sirven en dos versiones: con salsa barbacoa picante o bañadas en mostaza con semillas de sésamo. Son perfectas para maridar con una cerveza artesanal bien fría y disfrutar de una experiencia de street food auténtica.
GĀO Restó: pollo frito taiwanés con sello asiático
GĀO Restó sorprende con una versión del pollo frito inspirada en la cocina callejera asiática. Tras un marinado de 24 horas, los trozos de pollo se fríen dos veces para lograr un exterior crocante y un interior tierno. Elaborado con fécula de batata china, es una opción sin gluten que se sirve acompañada de una salsa agridulce pensada para el paladar local.
El Retorno: tradición y sabor en Villa Adelina
El Retorno, con más de 30 años de historia, ofrece un sándwich de pollo crispy que combina una pechuga marinada y frita con pan ciabatta, queso brie, tomates asados y rúcula fresca. También destacan los chicken fingers, elaborados con pan rallado y semillas, perfectos para los más pequeños o como entrada para compartir.
Growlers: street food para compartir
Growlers, conocido por sus cervezas artesanales, incluye en su menú nuggets de pollo marinados en especias, rebozados en panko y semillas. Se sirven dorados con un dip casero de berenjenas ahumadas y gajos de lima. Es la opción ideal para quienes buscan un bocado informal pero cargado de sabor.
Tanta: influencia peruana con toques internacionales
Tanta, el restaurante del chef Gastón Acurio, reinterpreta el pollo frito en sus ensaladas frescas y contundentes. La Caesar Broster combina pechuga en tempura con un aderezo casero equilibrado, mientras que la Ensalada Nikkei fusiona sabores asiáticos y criollos con pollo crocante y una vinagreta agridulce de rocoto y miel.