Poda bien hecha, limonero sano: ese es el mantra que repiten agrónomos y jardineros cuando les preguntan cómo lograr que este árbol frutal florezca con constancia. Aunque parezca un detalle menor, elegir la estación adecuada para la poda puede marcar la diferencia entre un limonero que da frutos abundantes y otro que pasa temporadas enteras sin producir. Por eso es necesario que se tomen cartas en el asunto lo más rápido posible: en la mayoría de los lugares de Argentina, el momento ideal es hasta el mes de octubre.
Según el ingeniero agrónomo Juan Buela, quien brindó una entrevista con Infobae, la poda cumple varias funciones clave: permitir que la luz llegue a todos los brotes, evitar que las ramas se enreden entre sí, favorecer la ventilación interna de la copa y reducir el riesgo de enfermedades. Cuando se hace en el momento apropiado, además, el limonero se recupera más rápido después del corte, brota con fuerza y prepara mejor sus flores y frutos.
"Un limonero que no se poda adecuadamente tiende a concentrar su producción en la periferia de la copa, dejando el interior sin frutos", aseguró el especialista. Por eso, si buscás que tu limonero de una cosecha abundante y quede libre de enfermedades, este es el momento de recurrir a la poda.
Sin embargo, la poda no lo es todo, sino que también es crucial el cuidado que se le da luego de hacerle este mantenimiento. Precisamente el limonero necesita un refuerzo para recuperarse. Los especialistas recomiendan regar de manera moderada para mantener la humedad del suelo, pero evitando los encharcamientos que podrían dañar las raíces. Además, es fundamental aplicar fertilizantes ricos en nitrógeno y potasio, que estimulan la brotación y fortalecen al árbol para la próxima floración.
¿Cuándo es el momento ideal para podar el limonero?
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En zonas templadas de Argentina, lo recomendado es podar al final del invierno y principios de la primavera (entre julio y octubre). Este período coincide con el inicio del ciclo vegetativo, cuando el árbol tiene suficiente fuerza para reponerse y aprovechar el calor progresivo.
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En regiones más frías, como la Patagonia, los expertos sugieren esperar hasta agosto-septiembre, para proteger el limonero de posibles heladas tardías que podrían dañar brotes nuevos.
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También se aprovechan los meses después de la cosecha de verano (junio-julio) para hacer una poda de mantenimiento: eliminar ramas muertas, ramas que se cruzan o aquellas con daños visibles.