La tercera temporada de Alice in Borderland, el fenómeno japonés de Netflix basado en el manga de Haro Aso, cierra un ciclo de misterio, acción y reflexión sobre la vida y la muerte. Luego de dos entregas llenas de juegos letales y dilemas morales, esta nueva temporada profundiza en lo que significa sobrevivir y, sobre todo, elegir vivir.
En la primera temporada conocimos a Arisu, un joven sin rumbo que, junto a sus amigos, aparece de repente en un Tokio vacío llamado Borderland. Allí deben competir en juegos mortales que siguen las reglas de una baraja de cartas: cuanto más alta es la carta, más difícil y brutal el desafío. Arisu conoce a Usagi, una escaladora solitaria, y juntos intentan entender quién controla ese mundo.
La segunda temporada reveló que el Borderland es una especie de limbo entre la vida y la muerte. Tras superar las cartas de figuras, los sobrevivientes regresan al mundo real, donde descubren que todo comenzó con un meteorito que cayó sobre Tokio. En el epílogo, la aparición de la carta Joker insinuó que la historia no había terminado.
Tercera temporada de "Alice in Borderland" explicada
La nueva entrega comienza con Arisu y Usagi viviendo en el mundo real, aparentemente felices, aunque con recuerdos difusos del Borderland. Sin embargo, un exjugador llamado Banda planea reabrir los juegos, utilizando a otros sobrevivientes y aprovechando los traumas de Usagi para arrastrarla de nuevo al limbo. Cuando ella desaparece, Arisu decide detener su corazón temporalmente para regresar y rescatarla.
Los nuevos juegos son más psicológicos que físicos: cada decisión implica elegir entre recuerdos, futuros posibles y sacrificios personales. El “juego del Joker” es el último desafío, una cuadrícula de habitaciones donde cada puerta consume puntos vitales y muestra futuros alternativos. En medio de esa lucha, Usagi revela que está embarazada, lo que da nuevo sentido al motivo de seguir con vida.
Final explicado de "Alice in Borderland"
En el clímax, Arisu se sacrifica para que los demás escapen del Borderland, mientras una gigantesca inundación amenaza con destruirlo todo. Durante ese caos aparece el Watchman, quien explica que el Joker no es un villano físico, sino un símbolo del destino y del caos: la carta que representa la frontera entre la vida y la muerte.
Finalmente, Arisu elige volver al mundo real junto a Usagi. Ambos sobreviven y despiertan en un hospital, con la promesa de construir una vida nueva. Sin embargo, la escena final muestra a una camarera llamada Alice en otro país, sugiriendo que los juegos podrían continuar en otro lugar. El cierre es esperanzador pero ambiguo: Arisu y Usagi superan el trauma, pero el Joker recuerda que la vida sigue siendo un juego impredecible.