Netflix lo sabe, uno de los grandes motores de su catálogo son las series. Especialmente aquellas que combinan drama, intriga y una buena dosis de misterio. Desde producciones que se convierten en fenómenos virales hasta ficciones que cultivan el suspenso episodio a episodio, el gigante del streaming tiene claro que los thrillers siguen siendo un imán para el público.
Es el caso de La Residencia, una miniserie que rápidamente se posicionó entre las más vistas del servicio. Su premisa es atrapante: un crimen dentro de la mismísima Casa Blanca, un desfile de personajes con secretos y una detective tan perspicaz como poco convencional. A continuación te explicamos su final, por si la terminaste de ver y te quedaron algunas dudas en el tintero.
Final explicado de La Residencia, la serie de Netflix
La historia de La Residencia arranca con un hallazgo perturbador: Nan Cox, suegra del Presidente de los Estados Unidos, encuentra el cuerpo del ujier jefe A. B. Wynter en la sala de juegos. Todo parece indicar que se trata de un suicidio, pero Cordelia Cupp, una consultora estrella del Departamento de Policía Metropolitana, no se convence tan fácilmente. Con aguda observación y sin dejarse intimidar por el protocolo presidencial, inicia una investigación entre los asistentes a una cena de Estado.
El giro clave llega cuando Cupp nota que el ministro de Asuntos Exteriores australiano, David Rylance, viste una camisa que en realidad pertenecía a la víctima. Este detalle desata una serie de interrogatorios que revelan tensiones, discusiones y secretos escondidos entre los miembros del staff y los invitados. El rompecabezas comienza a armarse, pero también se multiplican los sospechosos.
Uno a uno, los personajes van cayendo bajo la lupa de Cupp: desde Marbella, la chef ejecutiva, que tuvo un altercado con Wynter, hasta Didier Gotthard, el chef pastelero, que admitió haberse llevado su cuchillo de la escena del crimen. También aparecen en la lista Sheila Cannon, la mayordomo de la Casa Blanca; Tripp Morgan, el conflictivo hermano del presidente; y Harry Hollinger, amigo íntimo del mandatario con información comprometedora.
La resolución llega con una revelación impactante: Wynter fue envenenado con paraquat, un herbicida tóxico. Cuando eso no funcionó, fue golpeado con un reloj y finalmente rematado con un jarrón. La nota hallada junto al cuerpo no era una carta suicida, sino una página robada de su diario personal. El cuerpo fue movido de una habitación a otra en un intento desesperado por ocultar el crimen.
¿La asesina? Lilly Schumacher, la secretaria social de la Casa Blanca. Motivada por un profundo desprecio hacia la institución y por el miedo a que salieran a la luz los delitos que cometió, intentó desviar la atención culpando a otros. Pero su fachada se resquebraja ante la mirada entrenada de Cupp, quien la desenmascara gracias a un gesto mínimo: un parpadeo revelador durante la audiencia final.