Cuando el fútbol argentino despide a una de sus figuras, el adiós suele revestirse de gestos simbólicos. En el caso de Miguel Ángel Russo, la partida no será una despedida ordinaria: el Gigante de Arroyito prepara un acto cargado de emoción y sentido para recibirlo por última vez.
La familia del entrenador y el club Rosario Central acordaron que parte de las cenizas de Russo descansarán en el estadio canalla durante el próximo partido de local, frente a Platense. Así lo confirmó el presidente del club, Gonzalo Belloso, quien destacó que “abriremos la casa de par en par para que vuelva Miguel y lo podamos despedir como se merece”.
El homenaje será tejido por múltiples acciones simbólicas: se espera un minuto de silencio, aplausos sostenidos y otros gestos antes del inicio del partido. La fecha prevista para el partido homenaje es el domingo 19 de octubre, cuando Central reciba a Platense desde las 18 horas.
Una despedida íntima entre fe y afectos
El relato de Belloso revela los últimos momentos de Russo con intimidad y solemnidad. En esos instantes, la familia solicitó la presencia de un cura, que dio una bendición final mientras la esposa y los hijos acompañaban al entrenador. “Nosotros sabíamos que estaba mal (…) en el momento final la mujer necesitaba un padre”, relató el dirigente. El episodio dibuja una escena de recogimiento profundo, lejos del ruido mediático y abrazada al afecto íntimo.
Más allá del plano familiar, la decisión de dispersar las cenizas en lugares significativos respeta el deseo de la familia de que los restos se distribuyan “en las diferentes instituciones que lo marcaron y donde fue feliz”. Para Central, ese gesto toma un valor simbólico supremo: no solo es un homenaje, sino un acto de retorno permanente.
Arroyito como altar y testigo
El Gigante de Arroyito, escenario de tantas gestas deportivas del “Canaya” y del propio Russo, será el epicentro de esta despedida. No será solo un estadio; será un altar simbólico. Aquella noche en que Russo regresó para dirigir a Boca ante Central fue su última pisada allí, cuando la enfermedad ya le pesaba, pero los hinchas lo ovacionaron con fervor. Ahora, las tribunas que tantas veces lo celebraron serán testigos de un homenaje que trasciende la cancha.
La magnitud del acto está a la altura de su legado: Russo dirigió múltiples clubes, conquistó títulos, dejó huellas profundas en Central y en el fútbol argentino. En Arroyito volverá, aunque ya sin vida física, para permanecer en la memoria del club y de su gente.