La industria manufacturera transita el cierre de 2025 con fuerte estancamiento y un clima pesimista de cara al próximo trimestre. Las expectativas empresariales para el período diciembre-febrero muestran una mayoría de firmas que no prevé mejoras significativas en la producción, el empleo ni en la demanda interna, en un contexto marcado por debilidad del mercado interno, incertidumbre económica y presiones sobre los costos.
Las proyecciones para el volumen de producción reflejan un escenario contractivo. Según el relevamiento difundido por el Indec, el 22,9% de las empresas industriales anticipa una baja en la producción durante el próximo trimestre, mientras que solo el 12% espera un aumento. La mayoría, un 65,1%, prevé que el nivel de actividad se mantenga sin cambios.
Este resultado deja un balance negativo de expectativas. La debilidad de la demanda interna aparece como el principal condicionante para la actividad fabril, en línea con lo observado en los últimos meses.
Mercado interno: el principal freno
La situación de la cartera de pedidos sigue siendo uno de los puntos más críticos. Más de la mitad de las empresas considera que el nivel actual de pedidos se encuentra por debajo de lo normal, mientras que solo una proporción marginal lo evalúa por encima de ese umbral.
Hacia adelante, las expectativas tampoco muestran señales de alivio: tres de cada diez firmas creen que los pedidos del mercado interno disminuirán en el próximo trimestre, y apenas un 13,9% espera una mejora. La insuficiencia de la demanda interna se consolida así como el principal factor que limita la capacidad de aumentar la producción.
Empleo y horas trabajadas: sin señales de recuperación
El panorama laboral dentro de la industria tampoco ofrece indicios de mejora. Casi el 80% de las empresas no prevé cambios en su dotación de personal, mientras que un 16,9% anticipa una reducción del empleo. Solo el 5% espera aumentar la cantidad de trabajadores.
Algo similar ocurre con las horas trabajadas: la mayoría de las firmas estima que se mantendrán sin variaciones, y una de cada cinco proyecta una baja. Estos datos refuerzan la idea de un sector que prioriza la cautela y la contención de costos ante la falta de perspectivas claras de crecimiento, con impacto potencial sobre el desempleo industrial.
Exportaciones: el único dato levemente positivo
Dentro de un escenario general adverso, las exportaciones aparecen como el único componente con expectativas algo más favorables. Un 18,2% de las empresas espera aumentar sus ventas externas, frente a un 15,9% que anticipa una caída. No obstante, la mayoría considera que no habrá cambios relevantes.
Aun así, el peso de las exportaciones resulta insuficiente para compensar la debilidad del mercado interno, que continúa siendo el principal motor de la producción manufacturera.
En materia de precios, seis de cada diez empresas no prevé modificaciones en sus valores de venta, aunque un 28,4% anticipa aumentos. La persistencia de la inflación, junto con la incertidumbre económica y la competencia de productos importados, aparecen entre los factores que más condicionan las decisiones empresariales.
Según el informe elaborado por el Indec, el clima de negocios sigue marcado por la falta de previsibilidad, las dificultades financieras y un contexto que desalienta nuevas inversiones productivas.
