El Gobierno convalidó este martes una nueva suba en la tasa de interés al rango del 47%/48% de Tasa Nominal Anual (TNA) que paga por la deuda pública en pesos pero aún así no logró la renovación total del vencimiento ni frenar la escalada del dólar, que en la versión mayorista cerró en 1.296,67 pesos el valor histórico más alto.
La licitación convocada por la Secretaría de Finanzas buscaba renovar un vencimiento de 11,8 billones de pesos y solo logró colocar nueva deuda por 9,4 billones de pesos, lo que dejó en el mercado una liquidez extraordinaria de 2,4 billones, aunque algunos en el mercado creen que esos bonos están en poder del Banco Central y que le habilitarán una ventanilla especial para un canje en mejores condiciones.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aclaró después que parte de esa liquidez es para que las entidades puedan cumplir con la suba de encajes que rige desde agosto. Ahora se viene otro megavencimiento de deuda, por 22 billones de pesos, el 15 de agosto y otra vez estará el juego entre subir la tasa que genera recesión o aceptar una mayor devaluación que impulsará la inflación.
El Banco Central necesita mantener un alto stock de deuda pública para intervenir en el mercado secundario de deuda pública para regular la tasa de interés. El BCRA ya volvió a intervenir en la administración de la liquidez con la habilitación de los pases activos (que brindan fondos a las entidades necesitadas) y la participación en la rueda REPO, donde absorbe la liquidez excedente a través de los demonizados depósitos remunerados.
El descalabro que generó el equipo económico con la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez queda expuesto en la comparación de las tasas de interés antes y después de esa decisión ejecutada el 10 de julio. En la última licitación de junio, la TIREA (Tasa Interna de Retorno Efectiva Anual) de la Lecap más corta se ubicaba en 40,53%, hoy el Tesoro aceptó pagar 65,33%, un incremento de 62% en la tasa para el instrumento más corto.
El dólar mayorista en ese mismo período pasó de 1.176,33 pesos a cerrar este martes en 1.296,67 pesos, un incremento de 10,2% o lo que es equivalente, una devaluación de 9,2% en un mes, que empezará a pegar sobre la formación de los precios internos, aún en este contexto de recesión económica y desplome de las ventas.
La crisis autoinfligida
El origen de la crisis cambiaria y monetaria fue la decisión del presidente Javier Milei de prohibir al Banco Central la acumulación de reservas con compras de divisas en el mercado oficial, como estaba acordado con el Fondo Monetario Internacional. Para cumplir con el Fondo, y también con los reclamos del mercado, el equipo económico decidió que la acumulación de reservas la realice el Tesoro con compra “en bloque” de divisas directamente a las empresas que ingresan los dólares de la emisión de deuda o por exportaciones.
Para poder hacer esas compras, al equipo del ministro Luis Caputo y su amigo y socio en la actividad privada, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se les ocurrió apropiarse con Lecap de la liquidez que el sistema financiero gestionaba a través de las LeFi. Pero el mercado no respondió como imaginaron Milei, Caputo y Bausili y en lugar de suscribir Lecap se quedó con la liquidez de la eliminación de las LeFi, lo que generó un desplome de las tasas de interés. Para corregirlo, el Gobierno convocó a una licitación de deuda fuera de cronograma, que se realizó el 16 de julio y donde convalidó la primera suba extraordinaria de tasa a una TIREA de 47,81% para el instrumento más corto.
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Esa suba de tasas por encima de la que regía en el mercado secundario generó el efecto contrario y de extrema liquidez se pasó a una notoria falta de liquidez en la economía, que disparó las tasas de cauciones (el instrumento que pasaron a utilizar entidades financieras y empresas para administrar la liquidez) por momentos por encima del cien por ciento de TNA.
Ese desorden generado por la mala praxis del equipo económico liderado por Milei obligó al Banco Central a volver a actuar en su rol de regulador, interviniendo en el mercado secundario de títulos públicos, otorgando liquidez con pases y absorbiendo el excedente con los pases remunerados, todo lo que demonizó el Presidente.
En poco más de tres semanas de mala gestión, el Gobierno duplicó subió la tasa hasta 25 puntos, duplicó el stock de deuda al canjear el cien por ciento de las LeFi que tenía el BCRA por Lecap y, además de absorber con Lecap la liquidez de las entidades financieras, generó una disparada de 10,2% del dólar oficial.
Mientras, el BCRA quedó sobreexpuesto en el mercado de futuros, donde los contratos abiertos alcanzan el récord de 7.100 millones de dólares faltando dos ruedas para el cierre del mes, solo para moderar la velocidad a la que se dispara el dólar oficial y en los mercados financieros.
Milei intentó el fin de semana culpar a dos entidades financieras de la corrida, las que operaron en todo este desastre autoinfligido por el Gobierno en defensa de los ahorros de sus clientes, cuando el verdadero origen es su incapacidad de entender el mercado financiero y su empecinamiento en desprestigiar el rol del BCRA.