nov (Reuters) -En Madrid, guías turísticos especializados llevan a los visitantes más allá de los monumentos habituales para centrarse en una herencia africana que apenas aparece en los libros de texto españoles y en la memoria colectiva, sumándose así a una tendencia observada en otras ciudades europeas donde la esclavitud y el legado colonial apenas se han reconocido hasta ahora.
Kwame Ondo, que desde 2022 ofrece recorridos de historia africana por el centro de Madrid, cuenta que crecer en España y no ver a ninguna persona negra en los libros de historia nunca le sentó bien, así que decidió investigar el tema por su cuenta.
"Obviamente, cuando uno empieza a estudiar y a buscar, uno se da cuenta de que es una historia silenciada, borrada", dijo Ondo, cuya familia se trasladó a la región meridional de Andalucía desde Guinea Ecuatorial, un antiguo territorio gobernado por España que obtuvo la independencia en 1968.
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Esta revelación impulsó a Ondo a crear recorridos que destacaran específicamente esa historia. Su empresa, Afroiberica Tours, se dirige principalmente a turistas extranjeros, especialmente afroamericanos.
El historiador Antumi Toasijé, profesor del campus madrileño de la Universidad de Nueva York, afirma que existe un "vacío absoluto" en la educación española sobre la presencia africana en el país que las iniciativas de educación social y comunitaria podrían ayudar a subsanar.
"Es como que no hubiera habido, como si fuese algo reciente a partir de los años 80 con la entrada en la Unión Europea", dijo Toasijé, ante una estatua del rey Carlos III, que fue propietario de decenas de miles de personas esclavizadas.
MEMORIA
Por su parte, el colectivo Madrid Negro adopta un enfoque más activista en sus recorridos.
Su coordinadora, Nieves Cisneros, relaciona directamente la actual prosperidad de España con la esclavitud: "No podemos entender el desarrollo industrial de Cataluña o el País Vasco sin entender que ese desarrollo viene precisamente de la vinculación con la trata negrera".
Durante estos recorridos, los participantes pegan en las fachadas pegatinas conmemorativas en homenaje a figuras olvidadas y leen el poema de Maya Angelou "Still I Rise" ("A pesar de todo, me levanto").
También encienden velas por Antonio Solís —miembro de una cofradía que sufragaba colectivamente los gastos funerarios de residentes negros empobrecidos— en la calle donde vivía.
Para Irene Marine, miembro de Madrid Negro y de ascendencia haitiana, el trabajo es profundamente personal.
"A mi parte afrodescendiente le toca, porque qué invisibilizado está todo esto", dice. "Y a mi parte madrileña, española también; es como ¿por qué no me he enterado, por qué no lo he estudiado? ¿Por qué no me lo han enseñado?".
Con información de Reuters
