La crisis educativa producto de la guerra es uno de los efectos silenciosos en la Franja de Gaza. Hace dos años los más de 600 mil niños palestinos no pueden asistir a la escuela, debido a los bombardeos y los desplazamientos contínuos, además de que la mayoría de ellas no quedaron en pie, según apuntó a Associated Press John Crickx, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
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A partir de que se firmó la tregua que de todos modos ha sido violada varias veces por Israel, los gazatíes que sobrevivieron intentar retomar algún grado de normalidad y entre las actividades prioritarias está la vuelta a las escuelas. Pero el problema se presenta cuando llegan a las instituciones disponibles y encuentran que están abarrotadas de niños. “Básicamente son tiendas de campaña entre las tiendas de campaña de las personas desplazadas, o son algunas estructuras prefabricadas o refugios”, dijo Crickx. “Es… el aprendizaje más básico”, sumó.
Los números no son alentadores. De los más de 600.000 niños palestinos en Gaza solo 100.000 pudieron regresar a tener algún tipo de enseñanza. “En las próximas semanas, si no ofrecemos educación podría haber consecuencias terribles para toda una generación”, apuntó el portavoz de UNICEF. Crickx explicó que es "fundamental" que los niños vuelvan a las aulas lo antes posible, no solo por la educación básica sino también por su "salud mental".
Crickx afirmó que fue muy difícil encontras espacios para instalar las los campamentos donde funcionan las escuelas a lo que se suma el desafío de lograr ingresar suministros a Gaza, entre los que destacó cementos, lápices, goma de borrar y otros útiles de primera necesidad. Desde el inicio de la guerra, se cortó el ingreso de estos artículos a Gaza dado que Israel los considera "no esenciales y no vitales".
Cifras récords de ataques de colonos israelíes en Cisjordania
La mezquita Hamida, ubicada cerca de Deir Istiya en la Cisjordania ocupada, aún conserva las marcas del incendio perpetrado por colonos judíos. Muebles carbonizados, atriles destruidos y restos de alfombras quemadas se amontonan en la entrada, mientras que el interior fue despojado y despejado a tiempo para las oraciones del último viernes. Las agresiones alcanzaron un récord, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, que registró más de 260 ataques de colonos en octubre, con heridos y daños a la propiedad, la cifra mensual más alta desde que comenzaron a monitorear en 2006.
El imán Ahmad Salman aseguró que el ataque fue un mensaje directo de los colonos, en medio de una ola creciente de violencia en la región. "El mensaje que quieren enviar es que pueden llegar a cualquier lugar — a ciudades, a pueblos — que pueden matar civiles y quemar casas y mezquitas", afirmó, en diálogo con BBC. "Lo siento en mi alma. No está bien tocar lugares de oración, donde sea que estén", añadió.
