A los tres años, Santiago Rosenblatt no pedía autitos ni pelotas; prefería un destornillador para desarmar sus juguetes y entender qué había adentro. Hoy, ese impulso por "ver cómo funcionan las cosas" lo convirtió en el fundador y CEO de Strike, la plataforma que está revolucionando la ciberseguridad ofensiva en la región. Con una historia que mezcla herencia tecnológica y una audacia precoz, Rosenblatt representa a la nueva generación de emprendedores que no esperan a que los problemas golpeen la puerta, sino que salen a buscarlos.
De desarmar juguetes a hackear PedidosYa
Hijo de un ingeniero de sistemas y una analista experta en auditoría, Santiago creció en un ecosistema de datos y códigos. "Soy un nerd. Soy supercurioso, llegué a la ciberseguridad por eso", confiesa en diálogo con El Destape con la naturalidad de quien encontró su propósito antes de terminar el secundario. Su madre, que por entonces trabajaba en seguridad informática, le traía pendrives con programas de hacking de sus viajes, alimentando un fuego que ya venía encendido: "Mi juego era jugar con un tester de electricidad, desarmar mis juguetes, rearmarlos... lograr que A haga B".
Su debut en las "grandes ligas" no fue por dinero, sino por deporte. A los 15 años, comenzó a hackear la plataforma PedidosYa "de onda", encontrando vulnerabilidades y explicándoles cómo resolverlas. Lo que empezó como un hobby —"nunca quise emprender en ciber porque era mi hobby, no un trabajo", admite— terminó con una invitación formal para sumarse al equipo.
Strike y el ataque como la mejor defensa
Esa mentalidad ofensiva es el ADN de Strike. A diferencia de las soluciones tradicionales que actúan de forma reactiva, Rosenblatt propone un modelo proactivo. "A mí los problemas no me gusta resolverlos de forma reactiva o esperar que aparezcan. Me gusta ir a buscarlos", explica. Para el CEO, la clave del valor de su compañía reside en pensar como el atacante antes de que el ataque ocurra: saber por dónde pueden exfiltrar datos de usuarios o dejar una plataforma sin operar.
A pesar de ser la cara visible de la empresa, Santiago trabajó arduamente para que el proyecto trascendiera su nombre: "Uno de los desafíos era que Strike se separara de Santiago Rosenblatt. Strike es un esfuerzo de todos". Su rol actual, aunque estratégico, mantiene la obsesión por el detalle del niño con el destornillador; se involucra desde el diseño y los colores de la plataforma hasta el pitch de ventas, siempre bajo la premisa de "¿qué mensaje quiero que se lleven?".
El futuro y la Inteligencia Artificial
Lejos de temerle al avance tecnológico, Rosenblatt abraza la Inteligencia Artificial como un aliado indispensable, aunque advierte sobre la necesidad de no "atrofiar" el cerebro. "Hoy el que sabe preguntar y sabe aprender, aprende a una velocidad abismal", asegura, revelando que en su rutina diaria ya casi no utiliza buscadores tradicionales: "Googleo muy poquito. El resto es ChatGPT".
Para el fundador de Strike, la IA es un músculo que debe entrenarse sin perder las habilidades humanas básicas. Su motivación sigue siendo la misma que a los 17 años: resolver problemas y aportar valor. "La única diferencia es que ahora me pagan", concluye entre risas el joven que transformó la curiosidad en un escudo digital para las empresas del mundo.
