En la Patagonia argentina existen los caballos de pelaje rizado, mamíferos que cargan con una muy curiosa historia que se remonta a varios siglos atrás, hasta los primeros caballos que llegaron de España a América del Sur. La historia de los caballos de pelaje rizado, uno de los misterios que Charles Darwin jamás pudo documentar, pese a su obsesión.
La historia de los caballos de pelaje rizado se remonta al 1535, cuando el conquistador Don Pedro de Mendoza recibió el encargo de establecer una colonia en la región del Río de la Plata, parte de lo que hoy es Argentina. El conquistador cruzó el Atlántico con un cargamento de soldados, colonos y caballos que procedían de Cádiz, famosa ciudad española.
Pero seis años más tarde, en 1541 una revuelta de tribus indígenas contra los colonizadores dejó las tierras de Buenos Aires libres de europeos y los caballos que sobrevivieron a los destrozos, huyeron hacia la pampa argentina. La evolución hizo el resto del trabajo: los caballos se reprodujeron y desarrollaron una característica muy particular en su pelaje. Estos caballos tenían rizos en su pelaje, detalle que asombró a los españoles que regresaron a Buenos Aires 40 años después.
La frustración más grande de Charles Darwin con los caballos de pelaje rizado
En 1868 Charles Darwin habló de los caballos de pelaje rizado en su obra The Variation of Animals and Plants Under Domestication (La variación de los animales y las plantas bajo domesticación), usándolos de ejemplo de la selección natural y su nueva adaptación a Sudamérica. Pero en su viaje por la región, el naturista nunca pudo observar caballos de pelaje rizado en libertad.