El increíble hallazgo en la Patagonia que cambia la historia de los cocodrilos

El explorador de National Geographic, Diego Pol, junto a paleontólogos de Argentina y Japón, hallaron una especie desconocida de cocodrilo, Kostensuchus atrox, que cambia la historia de la especie.

27 de agosto, 2025 | 17.45

El explorador de National Geographic, Diego Pol, junto a un equipo internacional de paleontólogos de Argentina y Japón, descubrieron los restos fosilizados de una especie desconocida de cocodrilo antiguo que vivió hace aproximadamente 70 millones de años, cerca del final de la era de los dinosaurios. Los detalles sobre el impresionante hallazgo que cambia la historia de la especie.

La especie desconocida de cocodrilo, bautizada Kostensuchus atrox, vivió en América del Sur y África durante el período Cretácico. El hallazgo fue realizado en un sitio cercano a la ciudad de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz. Esta zona rica en fósiles se ha convertido en un sitio clave para explorar el pasado de la Patagonia, con descubrimientos notables en los últimos años, incluyendo dinosaurios como Maip macrothorax, Nullotitan glaciaris e Isasicursor santacrucensis, así como fósiles de peces, ranas, tortugas, serpientes, plesiosaurios, insectos, plantas y pequeños mamíferos.

El fósil fue descubierto incrustado en una dura concreción, e incluye gran parte del esqueleto del animal, con un cráneo completo excepcionalmente preservado. Luego de varios años de meticulosa preparación en laboratorio, los científicos pudieron estudiar el ejemplar en detalle y confirmar que se trataba de una especie desconocida hasta ahora.

Las características del Kostensuchus atrox

La nueva especie, denominada Kostensuchus atrox, pertenece a una familia extinta de cocodrilos conocida como Peirosauridae, que vivió en América del Sur y África durante el período Cretácico. El nombre genérico combina “Kosten”, que significa “viento” en lengua aonikenk, con “suchus”, una referencia al dios egipcio con cabeza de cocodrilo. El nombre específico atrox proviene del latín y significa “feroz”, resaltando su rol como gran depredador en este antiguo ecosistema.

Con un cráneo de casi 50 centímetros de largo y una longitud corporal que superaba los 3 metros, Kostensuchus fue un depredador tope, probablemente capaz de alimentarse de una amplia variedad de presas, incluidos dinosaurios de tamaño pequeño a mediano. Su cráneo era inusualmente corto, ancho y robusto en comparación con sus parientes más cercanos.

El hocico era ancho y macizo, con más de 50 dientes afilados—algunos de más de 5 centímetros de largo—con bordes aserrados y cortantes, adaptados para desgarrar tejido muscular, una característica común en reptiles carnívoros. Su mandíbula, amplia y extremadamente robusta, sugiere la presencia de poderosos músculos responsables de una mordida excepcionalmente potente. Estas características fueron clave para interpretar a Kostensuchus como uno de los principales depredadores de los ecosistemas del Cretácico Tardío en la Patagonia.

Kostensuchus probablemente llevaba un estilo de vida más terrestre que los cocodrilos modernos. Su hocico amplio y poderoso y su dentición robusta indican que era capaz de cazar diversos tipos de presas. Estas adaptaciones para una mordida fuerte y una depredación activa lo ubican, junto con el gran terópodo Maip macrothorax, como uno de los principales depredadores de su ecosistema.

La nueva especie representa un tipo de cocodrilo depredador previamente desconocido, que difiere significativamente de todos los cocodrilos conocidos, incluidos sus parientes más cercanos. El descubrimiento de Kostensuchus arroja nueva luz sobre la ecología de fines del Cretácico en la Patagonia y muestra que los cocodrilos de la era de los dinosaurios eran mucho más diversos de lo que se creía. Esta diversidad incluía especies terrestres y acuáticas, depredadores e incluso herbívoros—formas que no tienen equivalente entre los cocodrilos actuales.
 
Sin embargo, toda esta asombrosa diversidad se perdió durante el evento de extinción masiva que también acabó con los dinosaurios no avianos. Solo unas pocas especies sobrevivieron, dando origen a los cocodrilos modernos que conocemos hoy: con baja diversidad y ocupando un nicho ecológico relativamente uniforme como depredadores acuáticos.