Este sábado 21 de junio comenzó el invierno y se espera un descenso de las temperaturas y baja sensación térmica en el territorio argentino. La gran pregunta es: ¿llega la nieve a Buenos Aires?
Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el lunes 23 de junio será el día más frío de la semana, con temperaturas que llegarán hasta -3°C en la provincia de Buenos Aires, y durante las primeras horas se esperan nevadas en la zona metropolitana.
“Este fenómeno puede sentirse entre la madrugada y la mañana del lunes con precipitaciones y caída de nieve. Luego las condiciones van a mejorar con cielo parcialmente nublado. El ingreso de la ola de aire de frío polar baja las temperaturas en gran parte del país”, señaló el organismo, que también lanzó una alerta amarilla y naranja por tormentas en la Ciudad de Buenos Aires y en 11 provincias.
Las principales localidades del conurbano bonaerense donde podría nevar son San Miguel, San Andrés, Ezeiza, Ciudad Evita, Campo de Mayo, Palomar, Morón y Ciudad Jardín. Además, en la Provincia también hay advertencias para Sierra de la Ventana, Olavarría y zonas del sur como Pigüé, Tornquist, Coronel Pringles, Indio Rico y Laprida, que tienen más probabilidades. Incluso algunas localidades de la Costa Atlántica podrían verse cubiertas de blanco.
También se esperan nevadas en gran parte de la región patagónica y en zonas altas de Córdoba, San Luis y el noroeste argentino.
Alerta por ola de frío polar: ¿cuándo fue la última vez que nevó en Capital Federal?
El 9 de julio de 2007 la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores se tiñeron de blanco por la caída de nieve. En aquella oportunidad, los copos sorprendieron a todos, y ahora, 17 años después, el fenómeno podría repetirse.
Para este lunes, el SMN prevé que en el AMBA la temperatura mínima rondará los 3°C y la máxima no superará los 10°C. Las bajas térmicas mantienen la expectativa de nieve y también se emitieron recomendaciones sobre vestimenta adecuada y precauciones ante posibles complicaciones en veredas y calles para los vehículos.
¿Se puede comer la nieve? Qué afirman los expertos
El año pasado, la famosa actriz estadounidense, Reese Witherspoon, compartió un video en TikTok preparando una bebida que ella misma bautizó como “Chococinnos”: nieve acumulada de las nevadas, con café helado y siropes de caramelo y chocolate. Rápidamente, se hizo viral y levantó críticas y dudas sobre la seguridad sanitaria de consumir nieve.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la nieve recorre un largo camino hasta llegar a la superficie y empezar a acumularse. Primero la temperatura deben descender, tiene que haber suficiente humedad en la atmósfera y el vapor de agua debe llegar a hacerse hielo. “Una vez que se ha formado un cristal de hielo, absorbe y congela el vapor de agua adicional del aire circundante, creciendo hasta convertirse en un cristal de nieve o en una bola de nieve, que luego cae a la Tierra”, explica el Centro Nacional de Datos sobre la Nieve y el Hielo que forma parte de la Universidad de Colorado (NSIDC, por sus siglas en inglés).
Y remarca el peligro: “Como la contaminación también persiste en la atmósfera, toda la nieve la capta mientras se forma. A medida que la nieve cae por el cielo, puede atrapar contaminantes”. Además, el NSIDC señala que el cuerpo humano necesita mucha energía para derretir la nieve y convertirla en agua, lo que puede causar una deshidratación a quien la consuma.
Esto será más peligroso en zonas con contaminación atmosférica elevada. Si bien estará compuesta de agua, también podrá absorber otros elementos como sulfatos, nitratos, formaldehído o mercurio. Además, en caso de que ya haya entrado en contacto con el suelo puede mezclarse con tierra, residuos animales, fertilizantes, pesticidas y otras toxinas potenciales. Porque aunque parezca limpia y blanca, no es de todo segura para comer.
"¿Beberías lluvia? Si no lo harías, no comas nieve. Los riesgos son probablemente pequeños, pero por qué arriesgarse; odio discrepar con Reese Witherspoon, pero los humanos inventaron los procesos de tratamiento del agua por una razón", señaló en declaraciones a BBC Paul Williams, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Reading.
Cerrar sesión