Bulldogs, boxers y pugs, no son como creemos: la ciencia descubrió un detalle detrás de su comportamiento

Este estudio revela la verdad detrás de un particular rasgo de la personalidad de este tipo de razas que a muchos de sus dueños les llama la atención.

29 de octubre, 2025 | 17.10

Los populares perros de cara chata como los bulldogs franceses, los pugs o los bóxer atraen miradas y “likes” en plazas, parques y redes sociales. A pesar de las advertencias veterinarias sobre sus riesgos respiratorios, oculares o de longevidad, siguen siendo mascotas muy elegidas. Pero ahora, tras una intensa investigación, se descubrió un detalles de su personalidad: no son como todos creen.

Durante años se dijo que su encanto va más allá de lo físico: que son más cariñosos, tranquilos y aptos para la vida en familia. Pero un equipo de la Universidad ELTE de Hungría investigó si realmente esa forma del cráneo define su temperamento. 

El estudio analizó datos de más de 5.000 perros de 90 razas, agrupados según si eran braquicéfalos (hocico corto), mesocéfalos (hocico medio) o dolicocéfalos (hocico largo). Se cruzaron variables de temperamento, problemas de conducta, tamaño corporal, entorno, entrenamiento y más.

La hipótesis de partida fue clara: muchas conductas atribuidas a los perros de hocico corto podrían deberse más al entorno, al tamaño del cuerpo o al entrenamiento, que a la forma de su cráneo. Se evaluaron cuatro rasgos de personalidad (calma, entrenabilidad, sociabilidad y valentía) junto con cuatro comportamientos problemáticos comunes (saltar sobre personas, tirar de la correa, reaccionar excesivamente ante visitas y no acudir al llamado). También se incorporaron 22 variables extra: peso, altura, horas que pasa con el dueño, si duerme en la cama, etc.

Los resultados: un detalle inesperado para muchos dueños de perros 

Si bien en el análisis inicial (sin ajustar por otros factores) los braquicéfalos aparecían como menos entrenables, más reactivos ante visitas y menos proclives a acudir al llamado, esas diferencias casi desaparecieron cuando se controlaron el tamaño corporal, el adiestramiento y el entorno. Por ejemplo, parece que muchos perros de hocico corto son más chicos y reciben menos adiestramiento formal, lo que influye en la conducta. 

Sin embargo, hubo conductas que se asociaron claramente con la morfología del cráneo, incluso después de hacer los ajustes: los perros de hocico largo tendieron a ser menos calmados y menos valientes, y los de hocico corto mostraron mayor obediencia al llamado que los de hocico largo. Estos rasgos podrían obedecer a diferencias neurológicas y anatómicas ligadas al cráneo.