La conservación de algunos alimentos dentro de la heladera debe cumplir con determinados procedimientos para que estos no pierdan su calidad, sabor y no adquieran un aspecto poco deseable. Esto sucede con los fiambres, que con el paso de los días van adquiriendo cierto olor y una baba que provoca la idea de tirarlos. Aunque un pequeño truco permite tenerlo fresco en todo momento.
Por lo general, la compra de fiambre se lleva a cabo en cierta cantidad para que haya una variedad al momento de pensar en una merienda o alguna elaboración de comida en especial. No obstante, hay personas que prefieren adquirir porciones pequeñas para que el paso de los días no eche a perder los alimentos y que el gasto sea considerado un desperdicio porque adquirió un aspecto incomible.
"Para que el jamón te dure más tiempo y no se le haga 'baba'", expresó Recetaschari, como figura su usuario de X (Ex Twitter). El tutorial muestra que el fiambre debe guardarse en un envase de plástico con tapa, pero tiene que contar con dos capas de papel de cocina. Esto permitirá que absorba la humedad y que cada una de las fetas presenten un aspecto de recién cortadas en la fiambrería.
Lo particular de esta técnica es que se trata de una que se puede aplicar con otros alimentos. "Así conservo las verduras de hoja como la lechuga, el repollo y la rúcula, separo y lavo las hojas, escurro y guardo en un contenedor hermético con servilletas debajo y encima, duran semanas como si recién las comprara", expresó una mujer en los comentarios del posteo.
Además, se aconseja que la temperatura dentro de la heladera debe rondar entre los 0 °C y 4 °C para que no se produzca la multiplicación de bacterias. Esto es un elemento fundamental, debido a que la presencia de microorganismos descompondrá los alimentos con mayor rapidez, alterando su sabor, pero más que nada su calidad y que consumirlos represente un riesgo para el organismo.
¿Cuál es la diferencia entre salame y salamín?
Por su exterior, en algunos casos, es bastante complicado poder distinguir entre un salame y salamín. Algo que lleva a que se haga una elección de acuerdo al precio que cada uno dispone en la fiambrería como en el supermercado. Aunque la diferencia está por dentro y con la carne que se usa para su elaboración.
El salamín se trata de un fiambre que dispone de un picado fino, contiene mayor suavidad al entrar en contacto con el paladar, un sabor más intenso, pero la carne elegida para la elaboración es de segunda selección. Mientras que el salame cuenta con una mayor longitud, de gran textura, menos presencia de grasa y carne de primera. Está claro que la última opción es la más recomendada.
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