El guiso es uno de los platos más tradicionales y reconfortantes de la cocina argentina. Con una base de legumbres, verduras y especias, su sabor depende en gran medida del tipo de carne que se utilice. Elegir bien el corte es clave para lograr una textura tierna, un sabor profundo y una cocción equilibrada. Descubrir cuál es la mejor carne para guiso puede marcar la diferencia entre un plato común y uno verdaderamente memorable.
La clave del guiso perfecto: tiempo, sabor y sustancia
Un buen guiso se caracteriza por su sabor intenso y su textura espesa, lograda gracias a la combinación de ingredientes que aportan sustento y cuerpo. Porotos, arvejas, cebolla, papa hervida y algún embutido -como el clásico chorizo colorado- suelen formar parte de esta preparación. Pero más allá de los condimentos o las verduras, la elección de la carne es el punto más importante para lograr un plato sabroso y nutritivo.
Los guisos requieren cortes que soporten largas cocciones sin perder su estructura, y que además liberen jugos y colágeno, elementos esenciales para dar cuerpo al caldo.
Roast beef: el corte ideal para guisos sabrosos
Entre las opciones disponibles, el roast beef se considera la mejor carne para guiso. Este corte, proveniente del cuarto delantero del animal, se adapta perfectamente a la cocción lenta, absorbiendo los sabores de las verduras y el caldo sin volverse seco. Su textura es tierna y jugosa, lo que lo convierte en una elección ideal para quienes buscan equilibrio entre sabor y practicidad.
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Una de sus ventajas es que no necesita tantas horas de cocción como otros cortes de uso similar. Sin embargo, como ocurre con las carnes fibrosas, cuanto más tiempo se cocine, mejor se integran sus jugos y su sabor. Para potenciar su aroma, se recomienda marinarlo el día anterior con vino tinto, ajo, romero y tomillo. Antes de sumarlo al guiso, conviene cortarlo en cubos y pasarlo por una mezcla de harina y agua (una cucharada de harina por 350 cc de agua) o sellarlo en sartén para conservar sus jugos.
Durante la cocción, lo ideal es mantenerlo en abundante caldo, con un toque de sal, pimienta y ajo. Una vez que la carne esté tierna, se incorporan las verduras y se deja cocinar a fuego bajo hasta que todos los sabores se integren.
Aguja: la opción económica que no falla
Para quienes buscan una alternativa más accesible sin perder calidad, la aguja es considerada la mejor dentro de las opciones económicas. Este corte se caracteriza por su equilibrio entre grasa y músculo, lo que le permite soportar cocciones prolongadas sin volverse dura. Además, aporta un sabor profundo que enriquece el caldo y complementa perfectamente los vegetales del guiso.
La aguja también puede marinarse o sellarse antes de cocinar, siguiendo los mismos pasos que el roast beef. Su textura final es suave y su sabor, ligeramente más intenso, lo que la convierte en una excelente elección para quienes disfrutan de guisos más robustos.
Consejos para conservar y preparar la carne
Más allá del corte elegido, la calidad de la carne influye directamente en el resultado. Es importante que su color sea rosado intenso y que la grasa tenga un tono levemente amarillento. Si no se va a cocinar de inmediato, debe conservarse en la heladera a menos de cinco grados, colocada sobre un plato o dentro de una cacerola, nunca en una bolsa cerrada. De este modo, el aire y el frío podrán circular y mantenerla fresca.
Tanto el roast beef como la aguja son cortes que garantizan resultados tiernos, jugosos y llenos de sabor. Con buena cocción, paciencia y los condimentos adecuados, cualquier guiso puede transformarse en un plato completo y reconfortante, ideal para los días fríos o para compartir en familia.
