La polenta es uno de los platillos predilectos de invierno en los hogares argentinos. Sin embargo, para quienes busquen una versión renovada con más fibra, hace poco empezó a viralizarse una receta simple pero eficientes para convertir a un platillo sencillo en uno totalmente completo
En un contexto donde cada vez más familias buscan opciones rendidoras y saludables, la polenta con espinaca se presenta como una alternativa ideal. Rica en fibra, vitaminas y minerales, esta combinación no solo aporta energía, sino que también suma color y sabor al plato.
La polenta, a base de harina de maíz, es conocida por su bajo costo y rápida cocción. La espinaca, por su parte, agrega hierro, calcio y antioxidantes. Un plato que, además de ser apto para toda la familia, puede adaptarse con distintas variantes según el gusto y el presupuesto.
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Paso a paso para hacer polenta con espinaca
Ingredientes (para 4 porciones)
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1 taza de harina de maíz para polenta
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4 tazas de agua o caldo
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2 atados de espinaca fresca o 300 g de espinaca congelada
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1 diente de ajo
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2 cucharadas de aceite de oliva
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Sal y pimienta a gusto
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Queso rallado (opcional, para servir)
Preparación
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Lavar bien la espinaca, quitar los tallos más gruesos y picar groseramente las hojas.
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En una sartén amplia, calentar el aceite de oliva y saltear el ajo picado. Agregar la espinaca y cocinar hasta que reduzca su volumen. Reservar.
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En una olla, calentar el agua o caldo hasta que hierva. Añadir la harina de maíz en forma de lluvia, revolviendo constantemente para evitar grumos.
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Cocinar la polenta a fuego medio-bajo, removiendo, hasta que espese y se despegue de las paredes (unos 5 minutos).
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Incorporar la espinaca salteada, salpimentar y mezclar bien.
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Servir caliente, sola o con queso rallado por encima.