Las papas al horno son uno de los acompañamientos más populares y versátiles en la mesa argentina. Doradas, crujientes y con un aroma irresistible, son la guarnición ideal para carnes, pescados o incluso platos vegetarianos. Sin embargo, uno de los problemas más comunes es que, al momento de sacarlas de la bandeja, muchas veces se rompen o quedan pegadas, perdiendo la textura que todos buscan.
El motivo principal es el almidón propio de la papa, que al entrar en contacto con el metal caliente tiende a generar adherencia. A esto se suma la humedad: si las papas se colocan mojadas en la bandeja, el vapor favorece que se peguen con mayor facilidad. Por eso, antes de pensar en el condimento o en el punto de cocción, hay que prestar atención a ciertos pasos previos que resultan claves.
El primero es lavar y secar bien las papas después de cortarlas. El enjuague ayuda a eliminar parte del almidón, mientras que el secado con papel de cocina garantiza que entren al horno libres de humedad. Una vez listas, es importante aceitar apenas la superficie: no se trata de empaparlas, sino de cubrirlas con una fina capa de aceite que actúe como barrera contra la bandeja caliente.
Otro truco fundamental es precalentar la bandeja con aceite en el horno. Al colocar las papas sobre una superficie ya caliente, se produce un sellado inmediato que evita que se peguen. Durante la cocción, que suele ser de 35 a 40 minutos a 200 °C, conviene girarlas a mitad de tiempo con una espátula. De esa manera se doran de manera uniforme y también se despegan con mayor facilidad.
Crocante extra: cómo lograr exitosamente esta textura
Aunque ya de por si la textura de las papas al horno es bastante crocante, quienes buscan un plus de crocancia pueden recurrir a un pequeño secreto: espolvorear fécula de maíz o pan rallado sobre las papas antes de hornearlas. Además de aportar textura, este detalle hace que queden con un acabado más dorado. Condimentos como romero, pimentón o ajo en polvo también potencian el sabor y convierten a una simple guarnición en un plato memorable.