Los microondas se convirtieron en los últimos años en un electrodoméstico indispensable en la cocina de toda casa, sobre todo por el ritmo de vida cada vez más atareado de la gente y la necesidad de resolver cuestiones como la comida de manera rápida. A pesar de la gran practicidad de este artefacto a la hora de cocinar, una de las actividades domésticas que más fiaca suele dar es limpiarlo en profundidad, pero es esencial hacerlo.
El medio Real Simple compartió un artículo sobre la importancia de limpiar este electrodoméstico y enumeró los tips indispensables para hacerlo de manera correcta. Además de que se evita la contaminación de la comida que ingrese en el microondas, limpiarlo también garantiza un mejor funcionamiento del artefacto.
La frecuencia ideal para estas limpiezas exhaustivas del microondas es una vez al mes, aunque se debe mantener una higiene diaria. "Limpiar regularmente ayuda a que su microondas se mantenga en óptimas condiciones de funcionamiento. Los microondas suelen tener una vida útil de entre cinco y diez años, dependiendo de la calidad del cuidado", informa la experta en limpieza, Vera Peterson, en diálogo con el mencionado medio.
Cinco pasos para limpiar el microondas
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Preparar una solución: mezclar vinagre blanco y agua a partes iguales en un atomizador y rociar las manchas del microondas.
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Generar vapor limpiador: llenar un recipiente apto con 2 tazas de agua y 2 cucharadas de vinagre (opcional: añadir aceite esencial o zumo de limón), calentar 3 minutos y dejar reposar 15 más.
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Retirar elementos internos: usar guantes para sacar el recipiente y la bandeja giratoria; lavar esta última por separado en la bacha.
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Limpiar el interior: humedecer un paño de microfibra en la mezcla y limpiar las paredes internas. Usar un estropajo suave para manchas difíciles.
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Finalizar la limpieza: lavar y secar la bandeja, volver a colocarla y limpiar el exterior con un paño y limpiador multiusos, evitando rociar directamente el panel de control.
Cómo limpiar el horno en pasos fáciles y rápidos
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Preparar una pasta limpiadora: mezclar media taza de bicarbonato de sodio con unas cucharadas de agua, hasta formar una pasta espesa y fácil de aplicar. Esta mezcla es ideal para despegar grasa y suciedad acumulada.
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Aplicar la mezcla: extender la pasta sobre las paredes, base y puerta interna del horno, evitando cubrir las resistencias o partes eléctricas. Dejar actuar al menos 12 horas o durante toda la noche para que la mezcla actúe en profundidad.
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Retirar los residuos: usar un paño húmedo o una espátula de plástico para eliminar la pasta seca junto con la suciedad adherida. Repetir el proceso si es necesario en zonas muy sucias.
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Eliminar restos con vinagre: rociar vinagre blanco sobre las zonas que aún tengan restos de bicarbonato. La reacción espumosa ayuda a aflojar los residuos finales. Limpiar con un paño limpio hasta dejar las superficies libres de producto.
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Limpiar las rejillas: sacar las rejillas del horno y sumergirlas en agua caliente con jabón durante una hora. Frotar con una esponja o cepillo no abrasivo, enjuagar bien y secar completamente antes de volver a colocarlas en el horno.
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