El folklore argentino sufrió un duro golpe con la partida de Federico Córdoba, emblema del grupo Las Voces de Orán. La triste noticia de su muerte se confirmó este viernes y se expandió rápidamente por redes sociales, donde familiares y amigos expresaron su dolor por la pérdida de un artista que iluminó escenarios durante más de cinco décadas con su inconfundible voz.
Días antes, el conjunto musical informó que Córdoba enfrentó un delicado tratamiento médico, lo que llevó a su hijo, Ricardo, a subir al escenario en su lugar. Sin embargo, la situación se tornó crítica y su fallecimiento se comunicó solo seis días después. Su camino en la música comenzó en 1969 con la formación de Las Voces de Orán, donde fusionó la tradición salteña con el carácter oranense, creando un estilo que se volvió inigualable en el folclore.
Clásicos como “Cuando me acuerdo de Salta” o “La Nochera” resonaron en cada rincón del país, convirtiéndose en himnos que mantuvieron viva la identidad del norte argentino. Desde festivales emblemáticos hasta reuniones familiares, su música fue parte de la vida de muchas personas.
“Con mucho dolor y tristeza, informamos que después de tanto luchar, hoy nos deja nuestro gran líder y amado Federico Córdoba", expresó el grupo en su comunicado de despedida, que acompañó con una foto del músico de 73 años sonriendo, guitarra en mano. La partida de Córdoba suscitó una ola de condolencias, destacando el cariño y respeto que cultivó a lo largo de su carrera.
El dolor del Chaqueño Palavecino por la muerte de Federico Córdoba
El Chaqueño Palavecino se pronunció rápidamente en sus redes, lamentando la pérdida de su "padrino artístico" y resaltando la humildad y grandeza de Córdoba. "Fue un amigo entrañable, un referente de esos que dejan huella para siempre", agregó, manifestando el profundo impacto que tuvo el músico en la escena folklórica.
La tristeza por su partida se siente con intensidad, y aunque su voz ya no resuena entre nosotros, su legado perdurará en cada zapateo, en cada guitarra que se toca de noche y en todas esas canciones que seguirán uniendo generaciones. Esta noche, en algún recoveco de Salta y Orán, la voz de Federico Córdoba no se extinguió, sino que se transformó en un eco cálido que abrazará a quienes lo recuerden con cariño y gratitud. El folklore, en su esencia, mantiene viva su memoria, convirtiendo la despedida en una promesa de eternidad.