Dua Lipa en River: crónica de una noche de glamour, virtuosismo y música vintage modernizada

La británica se presentó en la primera de sus dos funciones en el Estadio Monumental de Buenos Aires. Dua Lipa cantó piezas de todos sus discos y desplegó su charm en un show de dos horas.

08 de noviembre, 2025 | 15.32

“No podía esperar para estar acá en River Plate. Muchas gracias, esto es un gran sueño para mí”. Aquella chica que tocó por primera vez en Buenos Aires hace ocho años ante 1500 personas -en el teatro Vorterix-, ayer se presentó ante un Estadio Monumental colmado por 70 mil fans que la idolatraron. Dua Lipa sirvió charm, glamour, elegancia y virtuosismo a su público durante las dos horas que duró su show del Radical Optimism Tour; con la yapa de una canción del repertorio clásico argentino.

Los convocados por Dua Lipa a las 21 ya estaban amuchados en el campo del imponente estadio, anclados como yunques para que nadie les quitara el lugar que se habían ganado por su puntualidad. Esa dinámica se extendió durante media hora más, en un clima algo apaciguado, lejos de la euforia que supone estar a unos minutos de tener a tu ídola a unos metros de distancia cantando sus hits.

Después del blackout, las pantallas gigantes se encendieron y proyectaron olas de un mar cristalino durante varios minutos. Mientras tanto, atisbos de los hits de Dua sonaban y se difuminaban, pequeñas sucesiones de notas de las introducciones de las canciones más conocidas. La euforia de los fans irrumpió cuando sonó la introducción de Training Season y Lipa apareció desde abajo del escenario.

Con su voz casi a capela, un body metalizado en tonos plateados y su cabello eterno y flameante, Dua Lipa ya se había ganado a todo su público a pesar de que solo llevaba segundos ante ellos. “Buenos Aires, ¡arriba!”, gritó cuando la canción que forma parte de su último disco explotó y toda la banda se aunó en su melodía. 

Dua Lipa, en vivo en el Estadio Monumental. (PH DF Entertainment)

El concepto visual del disco Radical Optimism se basa en el mar: la tapa de álbum es una foto de Dua Lipa en el agua mirando sin deferencia la aleta de un tiburón que la acecha. En el show, la artista continuó con esa premisa; además de las proyecciones en las pantallas, el diseño ondulante del escenario emuló a una ola. 

End of an Era fue el track que le siguió -también perteneciente a Radical Optimism- y con ella se intensificó la estética queer: todos los bailarines utilizaron abanicos gigantes cubiertos de plumas blancas y le aportaron burlesque a la propuesta de la británica. Con outfits compuestos por corsets dorados y plateados, pantalones anchos y torsos desnudos, los dancers mantuvieron su energía en lo alto a lo largo de todo el recital.

Hits como Break My Heart y One Kiss dieron cierre al primer bloque de la noche; la introducción del segundo tuvo guiños a Vogue de Madonna, con el típico chasquido de dedos y la icónica coreo de brazos hecha por los bailarines. Guitarras funky y bajos potentes hicieron vibrar a las almas presentes en el estadio ubicado en el barrio porteño de Núñez.

Watcha Doing, Levitating y These Walls fueron las piezas que siguieron; después de interpretar la segunda, Dua bajó al público para caminar hasta un pequeño escenario ubicado en el medio del campo de River pero su viaje se vio ralentizado por las charlas que mantuvo con varios de los ubicados contra la valla. “Hola, Dua, te amo. Tengo una larga historia con vos: corté con mi exnovio en 2024 y no podía escuchar tus canciones porque las escuchaba con él. Pero justo en ese momento lanzaste Radical Optimism, que me hizo tanto bien. Gracias por ser una de las más inteligentes artistas pop del mundo. Te amo”, le confesó el joven fan a su ídola y luego ambos se fundieron en un abrazo.

Dua Lipa, en vivo en el Estadio Monumental. (PH DF Entertainment)

Dua Lipa interpreta una canción autóctona de cada país en el que toca en el segundo bloque de su show: “Escuché que aquí en Argentina es muy importante el rock. Por eso elegimos De Música Ligera”. Al instante, todos los presentes en el estadio gritaron de euforia porque estaban próximos a escuchar las populares estrofas del track cantado por Gustavo Cerati en la voz de su ídola. “Gracias, los amo”, soltó Lipa, envuelta en un outfit negro, con una boa de plumas colgando en sus hombros.

Las guitarras acústicas pasaron a la primera capa de sonido con María, la propuesta más diferente en el último disco de la cantante, y así finalizó el segundo bloque del recital. Los bailarines quedaron a cargo del escenario e hicieron sus magias hasta que sonó la introducción de Physical y Dua apareció enfundada en un traje con brillos bordó que embelesó a sus adeptos. “Common love isn’t for us, we created something phenomenal”, comenzó Lipa casi tapada por las 70 mil gargantas que cantaron a la par suya. Electricity, Hallucinate e Illusion fueron las piezas que dieron cierre al tercer segmento.

Cada sección del show estuvo marcada por cambios de outfits de Dua y de sus bailarines, pero no hubo una bajada de línea explícita a nivel conceptual; la premisa de cada uno se basó en amalgamar la concatenación de canciones para generar un clima uniforme a lo largo del concierto. El repertorio continuó con tracks de sus tres discos y el cierre del cuarto bloque se dio con la recordada Be The One (2017), coreada a gritos por los fans más antiguos de la artista.

Dua Lipa, en vivo en el Estadio Monumental. (PH DF Entertainment)

Los aviones que descendían en Aeroparque, testigos ineludibles de la magia de Dua Lipa en el escenario. Bajo la mirada de cientos de pasajeros, la británica abrió el último segmento de su show con New Rules y así continuó el espíritu nostálgico que había dejado Be The One. Le siguieron Dance The Night y Don’t Start Now pero Houdini fue el cierre definitivo del concierto entre papeles picados esparcidos por el aire y fuegos artificiales que se elevaban al cielo. “¡Los amo, Buenos Aires!”.

Dua Lipa, la diva indiscutida

Su voz rasposa y potente, su caminar glamoroso y sus gestos delicados convierten a Dua Lipa en la mejor representante del término diva en la industria actual. Se notan en ella influencias de la figura de Cher en su etapa setentosa; simple, elegante, natural, fresca, sensual. Dueña de un charm diferente, con una propuesta musical anclada en los 70s y 80s y un interés genuino y palpable por la cultura de todos los rincones del mundo, la londinense de 30 años ya tiene un lugar ganado en la historia del pop.