John Lennon es uno de los músicos más reconocidos y recordados del siglo XX y por eso en la actualidad cualquier noticia relativa a él causa resonancia mediática. Así sucedió con un dato revelador sobre qué canción icónica de su carrera no le gustaba tocar en vivo al ex Beatle.
Imagine es la canción que a John Lennon le aburría cantar; una de las más emblemáticas de todo su repertorio. Lo que le sucedió al músico es algo súper común en la industria en general, ya que los artistas suelen cansarse de sus propios éxitos por tener que tocarlos en cada concierto durante décadas cuando quizá les gustaría interpretar tracks que los interpelen más.
"Eso es otra cosa que me desanima a tocar en vivo: tener que repetir lo mismo una y otra vez cada noche, y el público quiere escuchar las pistas que te identifican. Recuerdo que canté Imagine dos veces en un día mientras la ensayaba y eso me aburrió", comentó Lennon en diálogo con Chris Charlesworth en una entrevista de 1973. Y sumó: "No tengo nada en contra de la canción. De hecho, estoy muy orgulloso de ella, pero no puedo cantarla todas las noches. Intentaría variarla, pero no me gusta verlo yo mismo. Si voy a ver a un artista, espero oír lo que ya sé. La entiendo desde ambos puntos de vista. De hecho, me cuesta recordar la letra".
La canción Imagine de John Lennon, lanzada en 1971, trata sobre la esperanza de un mundo en paz, sin divisiones ni conflictos creados por fronteras, religiones o posesiones materiales. A través de una letra sencilla invita a imaginar una humanidad unida, viviendo en igualdad y armonía, sin guerras ni intereses que separen a las personas.
Un cover argentino de un clásico de los Beatles
En su álbum debut La Carne (2008), Eruca Sativa incluyó una reinterpretación del clásico Eleanor Rigby (1966) de The Beatles. Aunque se trata de una propuesta muy distinta a la versión original, conserva intacto su espíritu y se integra de manera coherente con el concepto sonoro que atraviesa todo el disco del power trío argentino.
La mayor diferencia se percibe en el plano instrumental: la pieza de los Beatles se apoya únicamente en la voz clara y nítida de Paul McCartney, acompañada por los coros de Lennon y Harrison y por un arreglo de cuerdas que otorga un carácter etéreo y casi celestial. Sin más elementos, el contraste entre los violines y las voces va construyendo un crescendo que estalla en el final, sello inconfundible que convirtió a Eleanor Rigby en una obra emblemática de la música moderna.