Las polémicas en la previa del Superclásico

Como siempre los árbitros en el fútbol argnetino están apuntados por las polémicas, pero principalmente por quiénes son los beneficiarios de esos errores.

03 de noviembre, 2025 | 12.29

De alguna manera, pareció como una vuelta a los viejos tiempos. La Liga que en estos tiempos está bajo sospecha de proteger a clubes chicos del poder (Barracas, Riestra) quedó este fin de semana señalada por fallos sobre Boca y River, poderosos históricos, beneficiados ambos ayer con penales en tiempo extra, como acaso sucedía más a menudo en los años sin VAR, cuando eran poco menos que los intocables del fútbol argentino. Este último doble beneficio sucedió, además, a una semana del Superclásico que jugarán en la Bombonera y sin que ambos tengan asegurado todavía sus boletos a la Copa Libertadores, objetivo mínimo, especialmente después de haberse reforzado como hacía tiempo no sucedía.

Vamos por partes. El penal que el árbitro Leandro Rey Hilfer otorgó a Boca, puede ofrecer polémica, pero tiene aval reglamentario (la falta de Fabricio Pérez a Ander Herrera comenzó afuera del área pero terminó adentro). Boca, es cierto, tuvo además otro penal, que falló el recuperado Exequiel Zeballos, y que Rey Hilfer solo sancionó tras ser llamado (acertadamente) por el VAR. Los dos penales, no obstante, provocaron en las redes alarmas varias en el Mundo River, sugiriendo beneficios a Boca una semana antes del Superclásico.

¿Vendetta del Chiqui Tapia contra el Estudiantes de Juan Sebastián Verón y su acercamiento a las SAD? Estudiantes ganó tres títulos en los dos últimos años. Sería una persecución rara. Sugirió perjuicios para su equipo, Fernando Muslera, arquero uruguayo de Estudiantes, y citó como un posible modelo a aplicar un programa sobre árbitros del fútbol turco, donde él jugó los últimos años. Justo una semana atrás estalló un escándalo de cientos de árbitros de las Ligas de primera y de ascenso del fútbol turco implicados en casos de apuestas. No hay modelo ideal. No hay Liga ideal. Basta ver lo que sucede todos los fines de semana en las diferentes Ligas de cada país. Escuchar al propio Pep Guardiola sobre un gol inexplicable concedido ayer mismo en la Premier a Bournemouth (finalmente vencido por Manchester City).

Si River sospechó beneficios a Boca, dos horas después llegó su turno. Los llamativos nueve minutos de adición y el penal (este más polémico) que el árbitro Nazareno Arasa otorgó a un River desesperado porque, después de perder en el Monumental contra Sarmiento y Riestra, caía ahora 1-0 contra un Gimnasia La Plata en crisis, con derrotas en fila, DT interino y dirigencia que había tenido que huir a sillazos de la última asamblea. Si hace unos meses era Boca el equipo en crisis, con jugadores cuyas piernas pesaban ochocientos kilos cada una, ahora es el turno de River. El más claro síntoma de la desorientación fue tal vez que el penal decisivo (sancionado cuando inclusive ya habían pasado los nueve minutos del descuento) fue ejecutado por Miguel Borja, el goleador en crisis, suplente de suplente, cerca de terminar su vínculo, y que además venía de fallar su último disparo desde los doce pasos. Fácil decirlo con el diario de los lunes, es cierto.

Stefano Di Carlo, votado el sábado por más de quince mil socios como nuevo presidente de River, con apenas 36 años de edad, tendrá un difícil debut. No serán los refuerzos ni el techado del Monumental su prioridad. Si Boca tiene otra vez DT interino tras la muerte de Miguel Russo (Claudio Ubeda), River en cambio tiene un superDT. Tan super que ahora, que el ciclo dos dista de ser como el primero, el joven Di Carlo tendrá que decidir si ajusta tantos poderes concedidos al Super DT. Y, luego, saber si Gallardo acepta esa posibilidad. La incertidumbre del fútbol, aun en una Liga imposible de treinta equipos que luchan como sea (y juegan poco) por la sobrevivencia en Primera. Impredecible, sufrido y fugaz. Y, aunque pueda sonar paradójico, también fascinante