En dónde queda Uzbekistán, país que juega el Mundial 2026

Por primera vez en la historia, Los Lobos Blancos jugarán una Copa del Mundo. Dónde queda  Uzbekistán, cómo es y por qué su clasificación es un hito histórico.

04 de diciembre, 2025 | 16.19

Uzbekistán, un nombre que hasta hace poco parecía lejano al radar futbolero argentino, acaba de reescribir su historia. Su selección masculina, conocida como Los Lobos Blancos, logró por primera vez un boleto para la Copa Mundial de la FIFA 2026, luego de décadas de frustraciones y derrotas agónicas que marcaron al país. Su clasificación llegó con un modesto, pero decisivo 0-0 en Abu Dhabi, a 4.500 kilómetros de casa, suficiente para enterrar fantasmas que venían persiguiendo a generaciones completas.

Para muchos aficionados, la pregunta inmediata fue: ¿dónde queda Uzbekistán? Esta nación, que mezcla tradición, imperios milenarios, tragedias aéreas y una estructura deportiva renacida desde cero, se ubica en una región tan estratégica como desconocida para los argentinos: Asia Central. Con su debut mundialista, promete irrumpir en el mapa futbolero con fuerza.

Dónde está Uzbekistán: el corazón de Asia Central

Uzbekistán es un país sin salida al mar ubicado en el centro geopolítico de Eurasia. Limita con Kazajistán al noroeste y norte, Kirguistán al noreste, Tayikistán al sureste, Turkmenistán al suroeste y Afganistán al sur. Un territorio atravesado por rutas comerciales, invasiones y migraciones, y que formó parte de imperios clave en la historia regional.

Antes conocida como Gran Bukaria, fue pieza fundamental del Imperio Samánida y luego de la dinastía Timúrida. Su población habla uzbeco, una lengua túrquica que evidencia su vínculo cultural con los pueblos nómadas que conquistaron la zona en el siglo XVI.

La región fue incorporada al Imperio ruso en el siglo XIX y quedó integrada desde 1924 como República Socialista Soviética Uzbeka dentro de la URSS. Recién en 1991, luego de la disolución soviética, recuperó su independencia. Ese pasado explica tanto la fortaleza de su identidad como la complejidad de su presente.

La clasificación histórica

La selección uzbeka arrastraba décadas de frustraciones: iconos como Server Djeparov, Odil Ahmedov, Ignatiy Nesterov, Maxim Shatskikh —e incluso el propio Timur Kapadze, hoy su entrenador— habían quedado a las puertas de la gloria. 

Kapadze, con 119 partidos como jugador y profundas cicatrices deportivas, tomó el mando de un equipo que decidió romper el molde. Lo logró: a los 43 años, como técnico, consiguió lo que su generación nunca pudo. Si bien la clasificación llegó por un empate sin goles, los uzbekos lo celebraron como un triunfo épico.

De la tragedia a la reconstrucción: la historia que forjó al nuevo Uzbekistán

El fútbol en Uzbekistán también sobrevivió a un trauma profundo. En 1979, un avión que transportaba al poderoso club Pakhtakor colisionó en pleno vuelo sobre territorio de la actual Ucrania. Murieron jugadores, directivos y cuerpo técnico. El país quedó devastado.

A partir de ese momento comenzó una reconstrucción institucional y deportiva que hoy da frutos. Uzbekistán invirtió millones en centros juveniles de alto rendimiento, y los resultados aparecieron: dos veces cuartos de final en Mundiales Sub-17, octavos en el Sub-20, y participación olímpica en París.

La nueva joya del fútbol uzbeko es Abdukodir Khusanov, un defensor que pasó en solo tres años de jugar en juveniles del Bunyodkor a firmar con el Manchester City. Junto al extremo Abbosbek Fayzullaev, integra una camada que representa el futuro del país.

Un debut que puede cambiarlo todo

Para Uzbekistán no es solo de jugar un Mundial: es ingresar a una conversación global de la que estuvo históricamente ausente. Un país formado entre imperios, reconstruido tras tragedias y revitalizado con talento joven ahora salta al escenario principal.

Su clasificación no solo marca un hito deportivo: redefine el mapa del fútbol asiático. Es el primer país de Asia Central en lograrlo, algo que ni Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán o Tayikistán habían conseguido.