La historia de "YMCA", la canción de Village People, la banda que toca en el sorteo del Mundial 2026

La icónica banda, símbolo de la cultura pop global, vuelve al centro de la escena para el sorteo del Mundial 2026. Entre su origen comunitario, su apropiación por la cultura gay y su inesperado vínculo con Donald Trump.

04 de diciembre, 2025 | 14.34

Pocas canciones atraviesan generaciones, culturas y disputas políticas como YMCA. Lanzada en 1978, escrita por Victor Willis y Jacques Morali, el éxito disco trascendió las pistas de baile para convertirse en un gesto global: los brazos formando letras en el aire, una coreografía que ya es historia de la humanidad pop. Hoy, con Village People anunciados como la banda invitada al sorteo del Mundial 2026, el tema regresa a escena con un nuevo capítulo cargado de simbolismo.

El anuncio generó sorpresa: la banda, que además participará en actividades inaugurales del presidente electo Donald Trump, parece un engranaje extraño en un dispositivo político conservador. Sin embargo, no es la primera vez que YMCA termina absorbida por un escenario que contradice su espíritu original. Desde 2020, Trump convirtió el tema en un caballito de batalla en sus actos proselitistas, donde baila mientras miles de seguidores corean el pegadizo estribillo. 

Una canción nacida del espíritu comunitario y símbolo de la diversidad sexual

YMCA fue concebida como un homenaje a la Young Men’s Christian Association, un espacio recreativo y de contención juvenil que marcó la adolescencia de Victor Willis. El propio cantante insistió reiteradas veces en que la letra no apuntaba a una lectura sexualizada: “No fue escrita como una canción gay por el simple hecho de que yo no soy gay”, aseguró en 2017. Para él, “pasar el rato con los chicos” remite a su barrio y a partidos de básquet en la Y.

Pero el público hizo lo suyo. La estética de Village People —bombero, policía, vaquero, obrero— se convirtió en un ícono del imaginario queer global. Sus disfraces, cargados de una masculinidad exagerada, resignificaron la canción al punto de transformar a la canción en un himno no oficial de la cultura gay.

Si bien Willis se mostró abierto en su momento a esa apropiación, su postura se endureció en los últimos años: al autorizar a Trump a seguir usando la canción en 2024, también advirtió que iniciaría acciones legales contra medios que la llamaran “un himno gay” sin sustento textual.

YMCA en los actos de Trump

La adopción de este tema por el líder republicano es uno de los fenómenos culturales más desconcertantes de la política reciente. El antropólogo A. Jamie Saris, consultado por BBC, lo explicó como una mezcla de nostalgia setentosa y “ritual camp”: un uso simbólico que combina el show, la exageración y una masculinidad idealizada que conecta con la base republicana.

En cada acto de campaña, Trump mueve los brazos al ritmo de una canción que surgió de la cultura queer… pero que hoy es celebrada como soundtrack del trumpismo. El uso político también tuvo repercusiones económicas. Willis, único miembro original aún en la banda, pasó de enviar cartas documento para frenar imitadores en Mar-a-Lago a celebrar públicamente las regalías: “Los beneficios financieros han sido geniales”, escribió en diciembre de 2024. Según el artista, YMCA generó varios millones de dólares gracias a los actos del entonces candidato.

Del pop al Mundial 2026: un clásico que nunca muere

Más allá de las disputas, YMCA permanece intacta como pieza de la memoria cultural global. La canción fue incorporada al Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso —un honor que comparte con obras históricas de Louis Armstrong y Aretha Franklin— y es una presencia habitual en eventos masivos, desde casamientos hasta partidos de la NBA.

Que Village People participe del sorteo del Mundial 2026 no es sólo un guiño retro: es la confirmación de que la música disco, ese género alguna vez despreciado por los puristas, sigue definiendo momentos colectivos.