Desempleo subiendo, salarios ajustados, jubilaciones en el piso y mega endeudado: así llega Javier Milei a las elecciones legislativas

El gobierno de Javier Milei presume una supuesta recuperación económica que no es real. El Presidente llegará a las elecciones legislativas con más desocupación, jubilaciones y salarios deprimidos, endeudado con el exterior y las provincias. Las consecuencias del modelo libertario.

26 de junio, 2025 | 09.56

En las últimas semanas se dieron a conocer estadísticas que el Gobierno utiliza para montar un relato acerca de una recuperación económica que no se conecta con la realidad. Mientras el consumo masivo sigue por debajo de los niveles previos al balotaje del 2023, la desocupación se dispara conjunto al endeudamiento, y los salarios no corren a la par de una inflación pisada por el atraso cambiario. Así llegará la fuerza política que lidera Javier Milei a las elecciones legislativas de este año.

De cara a las elecciones legislativas de este año, la narrativa libertaria se basa en convencer a la población de que la economía crece y derrama sobre todos los sectores. Sin embargo, muchos de los datos parecen positivos por la comparación que se realiza con el pico de la recesión que alcanzó la gestión de Milei en el primer cuatrimestre de 2024. Y ni siquiera. En otros casos, el Gobierno pretende ignorar la caída del salario frente a la inflación, las consecuencias del megaendeudamiento y el feroz avance de la desocupación.

Con Milei se disparó el desempleo y la situación es mucho peor a 2023

Según las últimas estadísticas del Indec, el desempleo no solo rebotó sino que alcanzó su punto más alto bajo el gobierno de Milei durante el primer trimestre de 2025. Pero, además de la destrucción neta de puestos de trabajo, el empleo no destruido es de peor calidad, lo que se ve en casi 250.000 nuevos cuentapropistas aparecidos en un año.

En términos concretos, hasta marzo se detectó un nivel de desocupación de 7,9% en el país, equivalentes a 1,1 millones de habitantes. Lo verdaderamente preocupante es la tendencia, ya que supone la cifra más alta de la era Milei. El crecimiento de la desocupación se ve si se la compara con el 6,4% del trimestre previo (el último de 2024), lo que implica unas 200.000 personas nuevas sin trabajo.

Así, como es obvio, el balance es de una destrucción neta de empleo formal durante el gobierno libertario. Más precisamente, había en marzo 210.000 puestos laborales registrados menos que en noviembre de 2023, según relevó el CEPA a partir de datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo. Entre noviembre de 2023 y marzo de 2025, se perdieron 13.862 empresas con empleados declarados.

De esta forma, la tasa de desempleo subió al nivel más alto en cuatro años, solo superado en el tercer trimestre de 2021, aún en pandemia.  A pesar de la recuperación de la actividad económica -traccionada por sectores exportadores que excluyen al aparato industrial-, el desempleo no solo es alto, sino que supera al peor momento de la crisis (primer trimestre de 2024).

Menos empleo, caída del salario

El salario muestra tres meses consecutivos de caída real (enero, febrero y marzo), proceso que no se evidenciaba desde principios de 2024. Esto es porque la pauta salarial es un ancla del programa económico para mantener a raya a la inflación. 

 

El Índice de Salarios Registrados acumula una pérdida del 6,02% desde que Milei asumió la presidencia en noviembre de 2023 hasta marzo de 2025. Dentro de la categoría de salarios registrados, el sector público fue el más afectado por el ajuste. Entre noviembre de 2023 y marzo de 2025, los sueldos estatales retrocedieron un 15,1% en términos reales, mientras que los del sector privado registrado cedieron un 0,9% en el mismo período. Por su parte, los salarios informales acumulan una pérdida real del 1,3%.

Para comprender cómo el Gobierno condiciona al resto de las negociaciones paritarias, solo basta con ver lo que pasa en el Consejo del Salario. El poder adquisitivo del salario mínimo cayó 32% entre noviembre de 2023 y abril de 2025, según un estudio difundido por la Universidad de Buenos Aires y el Conicet. Esta contracción, junto con la tendencia decreciente de los años anteriores, llevó a que el salario mínimo en términos reales de marzo de 2025 se ubique en un valor inferior al de 2001, antes del colapso de la convertibilidad. Asimismo, implicó una erosión del 62% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011.

Por qué el Gobierno dice que crece el consumo con esta crisis

Esta semana, diversos funcionarios salieron a festejar que el consumo privado haya crecido un 11,6% interanual en el primer trimestre y que se ubique un 5% por encima del promedio de 2023. Si se analiza por persona (es decir, per cápita), también se recuperó, aunque todavía está un 1,9% por debajo del récord de 2013. Sin embargo, de acuerdo a la consultora LCG, el 80% de la suba del consumo se explicó por demanda de consumo importado y apenas 20% por consumo nacional. Entre las razones que explican la rareza del dato, podrían citarse:

  • Más compras de bienes durables, como autos, motos y electrodomésticos. Esto es producto de que subieron muy por debajo de la inflación y al retorno del crédito en cuotas (producto de la baja de la inflación).
  • Récord de turismo al exterior, que también cuenta como parte del consumo privado. Esto se debe al dólar barato.

El consumo de bienes y servicios más ligados al dólar creció mucho más rápido que el de alimentos o productos básicos. Estos bienes se encarecieron menos que la inflación y los salarios, lo que los hizo más accesibles en términos relativos. Además, muchos pueden comprarse en cuotas, y el regreso del crédito favoreció esta dinámica.

En cambio, las ventas en supermercados siguen por debajo de 2023 y en niveles históricamente bajos. El consumo per cápita cayó 17% frente a 2017. En tanto, durante mayo, según datos analizados por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, el consumo de alimentos y bebidas registró un descenso del 7,6%, seguido por Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción (-2,6%), Textil e indumentaria (-1,6%) y Calzado y marroquinería (-0,5%).

Aunque los ingresos mensuales no hayan crecido más para los ricos, sus activos sí. Bonos y acciones (más comunes en los sectores altos) duplicaron su valor. Por ejemplo, alguien que tenía bonos por U$S 50.000 U$S en 2023 ahora puede tener U$S 100.000. Esa ganancia patrimonial podría estar traducirse en consumo extraordinario, como un viaje o la compra de un electrodoméstico.

Actividad económica: los sectores que menos empleo generan motorizan la suba

La estimación preliminar del producto interno bruto (PIB), en el primer trimestre de 2025, mostró un incremento de 5,8% con relación al mismo período del año anterior, según publicó el Indec. A su vez, el PBI escaló 0,8% con respecto al cuarto trimestre de 2024.

Sin embargo, vislumbrando el detalle, la actividad económica registró en marzo una caída de 1,8% mensual, mientras que el aumento comparado contra 2024 fue motorizado por la intermediación financiera y el sector agropecuario, que sigue en recuperación tras el golpazo sufrido tras la sequía de 2023.

Fuera de la actividad financiera especulativa, los sectores productivos siguen padeciendo las medidas recesivas del Gobierno. En marzo, el índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero) arrojó una variación negativa de 4,5% respecto al mes previo. Por su parte, la utilización de la capacidad instalada en el sector fabril fue del 54,4% en marzo, lo que denota el bajo nivel de actividad y la falta de necesidades de inversión.

Al examinar los distintos sectores que conforman el Estimador Mensual de la Actividad Económica se advierte que la recuperación fue muy heterogénea. En particular, tres de los sectores de mayor peso (tanto en términos de producción como de empleo) como son la industria, el comercio y la construcción, no solo se mantienen por debajo de los niveles del año pasado, sino que hasta muestran caídas intermensuales.

En lo que corre del segundo trimestre, la actividad está mostrando un camino errático mes a mes, con un abril con números positivos -que se explican en el rebote post caída de marzo, una vez cerrado el acuerdo con el FMI- y un mayo con mayores rojos.

En la medida que las decisiones de consumo e inversión se apalanquen en bienes importados, la tracción en términos de actividad será menor. En un perspectiva más larga, demoras en el proceso de mejora de la productividad podrían implicar un crecimiento más modesto y heterogéneo, dejando de lado aquellos sectores que no puedan convivir con un dólar más bajo.

Jubilados, víctimas del superávit

Otra de las victorias que vende en el Gobierno en medios y redes sociales es la estricta disciplina fiscal que le permite lograr superávit mes tras mes. Lo que elige ocultar Milei es que el costo de esta medida recae, mayormente, sobre los jubilados.

La política previsional adoptada desde diciembre 2023 se compone de distintas aristas, todas con carácter regresivo. La pérdida del poder adquisitivo de los haberes tras la aceleración inflacionaria se consolidó a través del DNU 274/2024 y la licuación de los bonos a las jubilaciones mínimas.

En 2024, el 19,2% del ajuste del gasto del Estado estuvo explicado por la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones. Es que Milei modificó la fórmula previsional por DNU 274/24, atando los haberes a la inflación. 

En septiembre 2024, diciembre 2024, marzo 2025 y junio 2025, los aumentos por la fórmula anterior hubieran sido superiores a los efectivamente otorgados. En junio de 2025, con el aumento de 2,8% (IPC de abril 2025) de la fórmula de Milei, la jubilación mínima (sin bono) se ubicó en $ 304.726, mientras que de haber continuado la fórmula anterior se ubicaría en $ 403.302 (32,3% por encima).

Paralelamente, desde marzo de 2024, el bono compensatorio que recibía el 70% de los jubilados fue congelado en $ 70.000, licuando mes a mes su capacidad de compra. Mientras que los haberes se incrementaron entre marzo 2024 y junio 2025 un 127%; la mínima, con bono incluido, sólo aumentó 83%.

Según estimaciones del CEPA, de haberse actualizado en la misma proporción, el bono debería haber sido en junio de 2025 de $ 158.658, es decir, más del doble (+$ 88.658) de lo actual. En concreto, a contramano de los dichos de Milei, los jubilados no le ganaron a la inflación: en el trimestre abril-junio de 2025, el poder de compra de las jubilaciones que no perciben bono se ubica 3,1% por debajo del último trimestre de la gestión anterior, mientras que las jubilaciones con bono se encuentran 15,7% por debajo. La comparación trimestral es la adecuada metodológicamente dada la dinámica de actualización de la fórmula anterior.  

La pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones se agrava por las modificaciones de la política de medicamentos de PAMI. No sólo se redujeron los medicamentos cubiertos al 100%, sino que además se modificaron los criterios de acceso a los medicamentos gratuitos, que en la práctica implica que menos jubilados y pensionados consigan los mismos. 

Superávit de cotillón: déficit externo y deuda con provincias

Pero más allá de las jubilaciones, el superávit fiscal que promulga el Gobierno es considerado ficticio hasta por los propios gobernadores. Todas las provincias argentinas acaban de unirse para presentar un proyecto de ley que busca recuperar el control de fondos que por derecho les corresponden, pero que hoy permanecen bajo el manejo exclusivo del gobierno nacional.

Los dos puntos principales del proyecto son automatizar y coparticipar los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), removiendo la discrecionalidad del Ministerio del Interior y modificar la Ley del Impuesto a los Combustibles Líquidos, eliminando fideicomisos intermedios para que el 58,36 % del gravamen quede directamente en las provincias.

Entre diciembre de 2023 y mayo de 2025, las provincias perdieron $ 30,4 billones de ingresos, una cifra que se compone de $ 13,4 billones por caída de la coparticipación debido a la recesión y cambios tributarios. A esto se añade la pérdida de $ 7,7 billones por recorte de transferencias no automáticas que el Gobierno frenó y $ 9,3 billones por fondos recaudados, pero no ejecutados, como el ATN, el Impuesto País para obras sociales y los impuestos al combustible para infraestructura vial. Así, el Gobierno se jacta de un equilibrio fiscal generado en el vaciamiento de las arcas provinciales.

Casi en paralelo, se dieron a conocer los datos de la balanza de pagos del primer trimestre y la cuenta corriente volvió a dar deficitaria por casi U$S 5.200 millones. En gran medida, la abultada cifra refleja un fuerte deterioro en la cuenta de servicios, y el rubro de gasto en viajes marcó un récord histórico. El número evidencia que el Banco Central no puede acumular reservas en forma genuina, y sólo los artilugios de la emisión de deudas en dólares permiten mantenerlas en umbrales mínimos para evitar el colapso. La duda que surge es hasta cuándo es sostenible esta dinámica en medio de tiempos electorales.

En conclusión, entre mentiras y verdades a medias, el programa económico de Javier Milei solo beneficia a muy pocos actores sociales; mientras que posterga y condena a un ajuste sin precedentes a la inmensa mayoría. Y a la vuelta de la esquina aparecen las legislativas.