El plan anunciado por el ministro de Economía Sergio Massa para estimular a productores de soja a liquidar su cosecha con un tipo de cambio de 200 pesos durante septiembre, permite observar tanto las urgencias que atraviesa el Gobierno en materia de dólares como así también la cada vez mayor distancia entre la gestión económica del ejecutivo y sectores cercanos al oficialismo, que empiezan a profundizar sus críticas por las anteriores y actuales medidas.
Según apunta el Centro CIFRA de la CTA en su último Informe de Coyuntura, “la encrucijada que atraviesa actualmente la economía argentina no está para nada disociada de las consecuencias de la política económica moderada que desplegó el Frente de Todos” frente a la crisis de deuda heredada y la pandemia, y añadió que “la expresión más sobresaliente de esto fue, por un lado, la incapacidad para acumular reservas internacionales en el marco de un abultado excedente comercial, y por el otro la insustentabilidad social -y por ende política- del planteo económico, es decir, la profundización de la regresividad distributiva iniciada en 2018” que describe como la caída de los salarios reales y la “significativa” elevación de los márgenes de ganancia de las grandes empresas.
Por su parte, Gastón Borsini, vicepresidente de la Confederación General de la Producción (CGP), que nuclea a cámaras, federaciones y asociaciones del sector agropecuarios, señaló a El Destape que los pequeños productores que vendieron toda su soja, ahora ven como se favorece a los grandes que tienen espalda para especular y añadió: “Veníamos diciendo que gastaban los dólares en luces de colores, éramos los únicos que criticábamos a (Matías) Kulfas y (Martín) Guzmán, y nos decían que no entendíamos la situación, pero lo que ellos debían entender es cómo funciona la economía interna de tu gente”.
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La urgencia por los dólares
En cualquier caso, hoy pareciera ser la urgencia la que domina las decisiones, especialmente en lo concerniente al llamado para la liquidación de los grandes productores sojeros.
Sucede que de acuerdo al último informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas de la Universidad Nacional de Rosario, “el panorama es sombrío” en el rubro divisas. Esto es así, señalaron, porque las reservas se encuentran en el valor más bajo desde que asumió el gobierno del Frente de Todos, con menos de 37 mil millones de dólares. Agregaron, asimismo, que el superávit comercial acumulado en todo el mandato, de más de 30.000 millones, resulta insuficiente para atender los dólares que demandan privados para pagar deuda y fugar, y que precisa además el sector público para pagar los intereses por su endeudamiento. E incluso, añadieron, a medida que crece la economía, el superávit comercial se reduce por el aumento de importaciones.
En este sentido, desde CIFRA señalaron que la caída de reservas, que alcanzó a 8.000 millones de dólares durante el gobierno del “Frente de Todos”, ocurrió a pesar de contar con uno de los más elevados superávits comercial del siglo XXI, con el hecho “para nada menor”, que el déficit de los intereses y el capital de la deuda externa del sector privado, cifrado en 20.731 millones de dólares, fue alrededor del 63 por ciento del superávit de bienes que ingresó al Banco Central.
Borsini planteó que desde la CGP tenían proyectos alternativos para la obtención de divisas, aunque “es imposible que surjan propuestas superadoras si la negociación y el diálogo es siempre con los mismos. En una semana recibieron tres veces al Consejo Agroindustrial y a la Mesa de Enlace, pero nosotros quisimos proponer otros proyectos y acabamos en las vías burocráticas, sin jamás recibir respuestas”. Además, agregó que, desde su visión, es “la política la que debe disciplinar a la economía, y no al revés, pero los funcionarios están desesperados por recaudar, y en lugar de pensar una nación productiva y con trabajo, ven al país como un shopping que da promociones por cambio de temporada”.
Lo cierto es que resulta imposible saber en qué medida la política económica desplegada hasta el momento por el Frente de Todos, que como lo apunta CIFRA tuvo entre alguna de sus características la incapacidad para acumular reservas internacionales y la profundización de la regresividad distributiva iniciada en el macrismo, obedeció a los condicionantes de la pandemia y la guerra o bien al proyecto económico con el que desde el 2013 el Frente Renovador de Sergio Massa y Alberto Fernández se opuso al modelo del kirchnerismo. Hoy, sin embargo, las decisiones parecieran ser hijas de la urgencia.