El tsunami de importaciones que liberó el Gobierno no solo golpea a los productores porcinos -entre otros sectores- sino que tampoco hay controles exhaustivos respecto a la venta saludable de la carne de cerdo. Desde el sector advierten que los supermercados comercializan cortes a una escala que impide el correcto funcionamiento de la cadena de frío, lo cual pone en riesgo a los consumidores.
Según indica un documento de la consultora especializada JLU al que accedió este medio, la "inventiva que toman algunas cadenas de supermercados muy importantes, presionando para vender el producto importado, genera, en una primera instancia, confusión en el consumidor y preocupación en la producción e industria nacional porcina". Y recordaron: "Ya varias veces dijimos que las importaciones son groseras y también que el poder adquisitivo de la población está preocupante".
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El documento reveló una foto donde se puede observar cortes de lomos de cerdo importado con un peso promedio de 1 kilo. Lo que sucede es que la importación la pieza de lomo varía de 6 a 8 kilos y el supermercado la fracciona, dejando en algunas la etiqueta original y en otras colocando la propia etiqueta, "perdiendo la definición de la propia pieza en cuanto a vencimiento, estado y origen", alertó el informe. Sin embargo, el problema más grande es que este producto congelado está en una heladera exhibidora de carnes “enfriadas”, no congeladas, lo que "hace que el producto empiece a perder su estado original, el consumidor lo lleve y cometa el error de volverlo a congelar o lo espere dos días en la heladera del hogar y al abrirse encuentre con el producto no en el mejor estado".
"Todo un problema que demuestra la falta de controles de los distintos responsables tanto municipales, provinciales y nacionales. Los privados -el supermercado que lo vende- no hacen los controles o no tienen un manual adecuado de procedimientos con productos congelados", remarcó la consultora.
¿Por qué se hace la división de la pieza original? Porque sería un importe demasiado grande para abonar por parte del consumidor la pieza completa. Fuentes del sector aclararon a El Destape: "Esto es algo que va a suceder porque los supermercados traen los cortes de forma grosera. El carré, el pechito, productos que no se traían antes, lo van a tener que empezar a presentar así porque nadie se va a llevar piezas de siete u ocho kilos, que equivalen a aproximadamente 56 mil pesos".
"Las cosas no están claras y al no estarlo generan confusión. De hecho, puede hasta puede ser una mala propaganda para la carne de cerdo en el posible caso que el producto descongelado pierda sus características naturales", subrayó el informe. Sobre este último punto, los productores diferenciaron la categoría del mercado local por sobre del internacional: "Fuimos criados desde siempre a consumir carne fresca y la carne que producimos, faenamos, despostamos y distribuimos en Argentina lo es. No así la carne importada".
Récord de importaciones: la preocupación del sector porcino
Las importaciones alcanzaron su mayor peso sobre el PBI en 135 años durante el primer trimestre al representar el 32%. Un caso testigo de esta brutal apertura es justamente el sector porcino, donde en tan solo cinco meses se importaron 24.303 toneladas. Esta cifra es mucho más grande que todo lo que se importó en 2024 (19.351 toneladas).
Las importaciones, según plantea el Gobierno, tienen la finalidad de bajar los precios de lo que pagan los consumidores, producto de la libre competencia. Sin embargo, desde JLU señalaron que en el caso porcino "no ha sucedido". El aumento acumulado en lo que va del año de la carne de cerdo vendida al público es del 25,2%, un número superior a la inflación y "tristemente más alto que el aumento del salario, que define el poder adquisitivo de la gente".
Con el segundo valor más alto, aparece el precio de la carne de cerdo importada con el 19,8%. En consecuencia, el informe cuestionó: "¿El precio de lo importado presionó el precio al público al alza? Es complicado comprobarlo, pero seguramente no cumplió la función que pensaban".
Una de las conclusiones del informe es que los productores de cerdo "sacrificaron rentabilidad al aumentar más los costos que los precios de venta de sus cerdos". En relación a este punto, el reporte sectorial interrogó sobre "quién se quedó con la diferencia". Y respondió: "No es difícil analizar que el último eslabón, el de la comercialización, ha tomado la diferencia. Vemos que algunos pueden justificar que, al aumento de la carne vacuna y la disminución del consumo de ésta, obligó a agregarle mayor margen a la carne de cerdo. Traslado de utilidades totalmente injusto".
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Por último, concluyeron: "Las 24.303 toneladas importadas presionaron la oferta y la consecuencia la termina pagando la producción nacional. Mientras, enviamos más de U$S 75 millones al exterior, en un país que trata de buscar los dólares en todos lados, inclusive bajo el colchón".