Cuatro años después de la pandemia, 7 de cada 10 trabajadores rechazan la presencialidad

En un contexto de avance de la presencialidad y de un modelo laboral híbrido con días fijos, un informe privado analizó qué lugar ocupa hoy la ley aprobada en 2020, cómo evolucionaron las dinámicas laborales desde su sanción y cuáles son los desafíos para la producción.

29 de julio, 2025 | 15.52

A cinco años de la sanción de la ley de Teletrabajo y cuatro años después del fin de la pandemia de Covid-19, un informe privado analizó los cambios y la recepción del mercado laboral argentino a una modalidad que se impuso con fuerza durante la pandemia del coronavirus. Ya en una fase de esquema híbrido, casi siete de cada 10 profesionales afirma que cambiaría de trabajo si la empresa en la que se desempeña impusiera un mayor grado de presencialidad

Sancionada en plena pandemia, el 30 de julio de 2020, la Ley 27.555 surgió como una respuesta necesaria en un contexto de emergencia. Su principal objetivo fue garantizar derechos laborales en un entorno desconocido, regulando aspectos como los horarios laborales, la desconexión digital y el equipamiento para continuar trabajando a la distancia, entre otros aspectos. En aquel entonces, brindó seguridad jurídica y protección para las empresas y el personal que, en su mayoría sin experiencia previa, migraron al trabajo remoto por obligación.

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Cuál es la mirada de los trabajadores y los empresarios sobre el Teletrabajo

Desde la consultora Michael Page aseguraron que el trabajo remoto, que en pandemia se masivizó como solución ante las circunstancias excepcionales, se transformó en un" beneficio estratégico para atraer y retener talento". Tal es así que "hoy un 67% de los profesionales argentinos asegura que cambiaría de trabajo si se les impusiera una mayor presencialidad".

“Cinco años después de la Ley de Teletrabajo, el hecho de que exista un marco legal que protege al colaborador y ofrece claridad a las empresas es motivo de celebración. Pero también debe reconocerse que hay reglas del juego que variaron y siguen cambiando”, sostuvo Francisco Scasserra, director en Michael Page”. En este sentido, la ley "sigue siendo una herramienta útil, pero ya no como un salvavidas, sino como un marco que otorga garantías y obligaciones mínimas al personal y a las empresas, como aquellas que inician sus operaciones en el país", señaló.

"Hoy el modelo híbrido y la flexibilidad laboral están monetizados, lo que implica que las compañías deben contemplar una inversión por exigir asistencia presencial frecuente. A eso se suman otros costos laborales, como el transporte, que es ofrecido por muchas organizaciones para diferenciarse”, analizó Scasserra.

Entre lo normativo y lo real

Si bien la ley sigue estando vigente, enfrenta ciertos desafíos para acompañar las nuevas formas de trabajo. Para empezar, Argentina prioriza la flexibilidad. La modalidad híbrida es la opción favorita de los colaboradores y el 67% de las compañías ofrece este esquema.

A esto se suma el derecho a la desconexión digital, que sigue siendo esencial pero cuya implementación varía según el tipo de rol. “Mientras más alto sea el nivel jerárquico, mayor es la demanda de disponibilidad extendida. Hay decisiones importantes que quienes ocupan estas posiciones tienen que tomar indeclinablemente durante el día”, aseguró el directivo de Michael Page.

De acuerdo con el estudio Talent Trends 2025, el 42% de los profesionales argentinos considera que rinde mejor trabajando desde casa. Para el 46% de los empleadores, la productividad no varía, y para un 33% mejora en la oficina. Por lo tanto, la productividad aún no se mide de manera estandarizada ni efectiva.

“Las organizaciones muestran una evidente dificultad para medir resultados en el trabajo remoto, lo que desgasta la confianza. Si bien algunos roles permiten establecer métricas objetivas (como cantidad de llamados, ventas u otras operaciones), muchos otros -como los vinculados a recursos humanos o relaciones con clientes- dependen de habilidades más cualitativas, que resultan a las empresas muchas veces más difíciles de cuantificar”, afirmó Scasserra.

El estudio registró esta erosión del vínculo entre líderes y equipos: hoy solo un 5% de los profesionales siente que hay confianza absoluta con su empleador, luego un 35% dice que existe un alto nivel de confianza y otro 35% un nivel de confianza media. El 58% declara sentirse vigilado o no está seguro de si lo están monitoreando. 

Desde la consultora de reclutamiento prevén que continúe la búsqueda de un equilibrio entre lo remoto y lo presencial. “Es clave que las empresas se enfoquen en generar estructuras donde existan objetivos concretos y medibles, y que se trabaje en pos de ellos. Eso posibilita desarrollar y fortalecer relaciones de confianza, a la vez que sostener la flexibilidad como una ventaja competitiva real”, concluyó Scasserra.