La mitad de los argentinos sufre estrés económico por falta de ingresos, según la UCA

Según el Observatorio de la Universidad Católica, el 75,7% de los hogares pobres y el 89,8% de los indigentes reportan estrés económico.

27 de junio, 2025 | 14.05

Pese a que el Gobierno asegura que hay mayor demanda laboral porque los salarios son atractivos y no porque no alcance para llegar a fin de mes, la mitad de los argentinos sufre estrés económico por falta de ingresos. El indicador mide la capacidad de ingresos de los hogares para cubrir necesidades básicas y sostener los niveles de ahorro y consumo. El informe fue presentado en "Hagamos lío", por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA).

El estudio fue presentado por Agustín Salvia, director del ODSA, y los investigadores Julieta Vera y Juan Ignacio Bonfiglio. Contó, además, con el análisis de invitados especiales: Jorge Paz, Rubén Mercado, María Edo y Pablo Villatoro.

El documento analiza el estrés económico, una forma de medir la insuficiencia de ingresos de las personas y los hogares a partir de su propia percepción. Estudios pioneros demostraron que los umbrales monetarios no explican por completo las experiencias de exclusión, y que los hogares suelen evaluar su situación en función de referencias normativas, aspiraciones y experiencias previas. 

Cifras muy duras

Según el ODSA-UCA, el indicador de estrés económico, superó el 50% por primera vez desde la post-pandemia en 2021. Logró perforar este nivel clave del 50% 2021, que alcanzó por primera vez en 2016, en medio de los tarifazos. "El sentido común del 'no me alcanza' muestra una visión más realista de la pobreza por más que sea un factor subjetivo", destacó Salvia, titular del Observatorio, en el marco de la presentación.

El informe señala que en en el período 2017-2024 (en comparación al período previo) se acentúa la asociación entre las medidas monetarias y la autopercepción subjetiva: el 75,7% de los hogares pobres y el 89,8% de los indigentes reportan estrés económico. "Cabe destacar que solo el 10,2% de los indigentes reporta no tener estrés, bajando respecto del 14,5% de la fase anterior: esto implica mayor alineación entre pobreza extrema y estrés desde una perspectiva subjetiva en los últimos años del período analizado". 

En los niveles socioeconómicos más bajos (bajo y medio bajo) se registran los porcentajes más elevados de estrés económico, casi alcanzando el 80% en los momentos más críticos. En los estratos medios bajos, el deterioro reciente es marcado: el indicador sube con fuerza entre 2022 y 2024, reflejando una profundización del estrés económico en dichos sectores. • Incluso los estratos medio altos presentan un crecimiento, aunque más moderado, indicando una expansión de la insuficiencia monetaria autopercibida más allá de los estratos estructuralmente vulnerables.

La presencia de niños/as en el hogar incide también en los niveles de estrés económico: son los hogares con presencia de niños/as aquellos que presentan mayor nivel de incidencia en el riesgo de estrés económico, y esto se mantiene a lo largo del período analizado. 

¿Qué mide el estrés económico?

Se trata de una ampliación de la pobreza multidimensional, capacidad de ingresos totales de los hogares para cubrir necesidades básicas y sostener los niveles de ahorro y consumo. El documento "Estrés económico y movilidad social en la Argentina urbana (2010-2024)” analiza el estrés económico, una forma de medir la insuficiencia de ingresos de las personas y los hogares a partir de su propia percepción.

Estudios pioneros demostraron que los umbrales monetarios no explican por completo las experiencias de exclusión, y que los hogares suelen evaluar su situación en función de referencias normativas, aspiraciones y experiencias previas Salvia sostuvo que en el estrés económico se observa que "hay un aumento sostenido de la tasa de la pobreza entre 2022 y 2024". Por el contrario al dato oficial, "no observa un pico en 2023 y una baja muy pronunciada en 2024".

En el caso argentino, si bien existen antecedentes que han abordado la pobreza desde una perspectiva multidimensional, incluyendo algunas aproximaciones perceptuales (CEDLAS, 2007; UCA, 2010–2024), los estudios que analizan de manera sistemática la movilidad en el estrés económico son muy escasos. La mayoría de las investigaciones que evalúan las privaciones económicas desde un análisis de trayectorias, lo hacen empleando las mediciones de pobreza indirecta -mediante umbrales monetarios normativos.

Los últimos años y hoy

.Entre 2010 y 2024, los hogares muestran una tendencia general ascendente en los tres indicadores, aunque con momentos tanto de coincidencia en tendencia como de desajuste entre los mismos.

  • Entre 2011 y 2013, el estrés económico se mantiene elevado y creciente (sube de 35% a 41%), mientras que la indigencia y pobreza por ingresos es más baja (entre 17% y 19%) y relativamente estable.
  • En el 2015, se evidencia un descenso en el estrés económico, mientras esto no se observa en el indicador de pobreza por ingresos. Asimismo, el pico de crecimiento de los déficits en el año 2016 es común a los tres indicadores presentados.
  • En la fase 2017-2019 se registra un aumento en todos los indicadores; sin embargo, el crecimiento de la pobreza por ingresos es más pronunciado que el de estrés económico.
  • En el periodo 2019–2020, la divergencia es notoria: la pobreza por ingresos se incrementa del 31% al 35%, mientras que el estrés económico disminuye. Esto podría estar asociado a un contexto complejo de crisis económica y sanitaria y un escenario de aislamiento o distanciamiento social. En la recuperación parcial post pandemia se exhibe una tendencia descendente en los déficits. Sin embargo, a partir de 2022, las curvas vuelven a ascender.
  • Esto sugiere que, aunque hay cierta correspondencia en las grandes fases del ciclo económico, la autopercepción es más sensible a otros factores (como expectativas, inflación, subsidios o empleo parcial) que no siempre y no necesariamente son reflejados en la medición indirecta de pobreza monetaria.
  • A nivel de personas, la evolución de los tres indicadores replica en gran medida el patrón observado en los hogares, pero con niveles absolutos algo más altos. Esto puede explicarse por la composición de los hogares con más integrantes en situación vulnerable, lo que eleva los promedios individuales. 
  • El estrés económico supera en todo el período a la pobreza por ingresos, con diferencias de 10 a 20 puntos porcentuales.
  • También aquí se observan desfasajes claros en momentos clave: por ejemplo, entre 2019 y 2020, la pobreza por ingresos sube, mientras que la percepción subjetiva cae.
  • La recuperación post pandemia y el ciclo actual de crisis inflacionaria y ajuste (2022-2024) muestra evoluciones relativamente similares de la tasa de pobreza
  • monetaria y el estrés económico.
  • Entre las similitudes de tendencias se evidencian: 1) un aumento en todos los indicadores en la fase 2017-2019; 2) coincidencias de tendencias en la recuperación parcial post pandemia, evidenciando una caída en los déficits y 3) un incremento de las tasas a partir de 2022, siendo más intenso el incremento en el estrés económico que en la pobreza por ingresos.
  • Entre las divergencias de tendencias más relevantes cabe señalar el contexto de pandemia por COVID-19, escenario caracterizado por un período particular de aislamiento/ distanciamiento social: entre 2019 y 2020 la pobreza monetaria sube, mientras que el nivel de estrés económico exhibe un descenso.