El enviado de Estados Unidos para Siria, Thomas Barrack, izó el jueves la bandera estadounidense sobre la residencia del embajador en Damasco por primera vez desde el cierre de la embajada en 2012, un año después del estallido del conflicto.
Tras meses de relativamente poco compromiso con el nuevo Gobierno sirio, Estados Unidos ha estrechado los lazos rápidamente en las últimas semanas. El presidente de EEUU, Donald Trump, se reunió con el nuevo presidente de Siria, Ahmed al-Sharaa, en Riad a mediados de mayo, y su administración suavizó las sanciones estadounidenses al país.
Barrack, que también es embajador de Estados Unidos en Turquía, fue nombrado enviado de Estados Unidos a Siria el 23 de mayo y se encuentra en su primera visita oficial al país.
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Estados Unidos cerró su embajada en Damasco en febrero de 2012, casi un año después de que las protestas contra el entonces presidente Bashar al-Asad desembocaran en un violento conflicto que asoló Siria durante más de una década.
El entonces embajador Robert Ford fue retirado de Siria poco antes del cierre de la embajada. Los siguientes enviados estadounidenses para Siria operaron desde el extranjero y no visitaron Damasco.
Durante los 14 años de guerra en Siria, cientos de miles de personas murieron, millones se vieron desplazadas tanto dentro como fuera del país y Occidente aumentó la presión contra al-Asad cortando lazos e imponiendo duras sanciones, pero el mandatario se aferró al poder con la ayuda de Irán y Rusia.
Al-Asad fue derrocado en diciembre de 2024, en una fulgurante ofensiva rebelde encabezada por el grupo islamista de Sharaa Hayat Tahrir al-Sham, en su momento afiliado a Al-Qaeda y cuyos miembros forman ahora la columna vertebral del rehecho Estado sirio.
Con información de Reuters
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