Funcionarios de inmigración de Estados Unidos iniciaron una operación en Nueva Orleans para arrestar a inmigrantes que entraron ilegalmente al país, con lo que se convierte en la más reciente ciudad en ser blanco de la represión del presidente Donald Trump.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos dijo que la operación apuntaría a delincuentes que habían sido liberados de la custodia local debido a las políticas de la ciudad que limitan la cooperación con la fiscalización federal de la inmigración.
Trump ha ordenado este tipo de operaciones en ciudades gobernadas por demócratas en todo Estados Unidos, incluidos Los Ángeles, Chicago y Washington DC, en un intento de llegar a un récord de deportaciones.
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La oficina de la alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, no respondió a una solicitud de comentarios, como tampoco lo hizo el Departamento de Policía de Nueva Orleans.
Los residentes y funcionarios locales de las ciudades objeto de la represión de la inmigración se han opuesto, diciendo que la Patrulla Fronteriza y agentes de ICE han esculcado a muchas personas sin antecedentes penales y han utilizado tácticas agresivas que ponen en peligro a los residentes.
En un restaurante familiar de Nueva Orleans, una mujer montó camas improvisadas para que sus familiares puedan dormir allí y evitar que los agentes federales los detengan por su apariencia de camino al trabajo.
La mujer, que pidió ser identificada solo por su nombre de pila, Abby, dijo que su familia llegó a Estados Unidos desde México hace dos décadas, pero que ella y otros no han podido obtener un estatus legal.
Le preocupa que las autoridades de inmigración puedan detenerla y separarla de su hijo de 10 años, que es ciudadano estadounidense.
"No todos somos delincuentes", dijo. "Somos gente trabajadora. Somos personas que nos levantamos temprano para alcanzar nuestras metas y luchar por nuestros sueños".
La actuación en Nueva Orleans, con una población de unos 384.000 habitantes, sigue a una operación dirigida por la Patrulla Fronteriza en Charlotte, en el estado de Carolina del Norte.
Con información de Reuters
