La oficina del primer ministro británico, Keir Starmer, respaldó el miércoles a la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, después de que ésta apareció llorando en el Parlamento tras una serie de giros en falso sobre las reformas de la seguridad social que hicieron saltar por los aires sus planes presupuestarios.
Reeves pareció estar agotada y luchando por contener las lágrimas durante la sesión de media hora de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes. Su portavoz dijo que se trataba de un asunto personal.
Los costos de endeudamiento británico subían y la libra esterlina cayeron durante la sesión parlamentaria, y analistas dijeron que los movimientos reflejan el temor de que Reeves sea sustituida, sumiendo al Gobierno en una mayor confusión.
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A una pregunta sobre Reeves, un portavoz de la cartera de Hacienda dijo que "es un asunto personal, en el que -como es de esperar- no vamos a entrar".
El secretario de prensa de Starmer dijo a los medios que "la ministra no va a ninguna parte, tiene todo el respaldo del primer ministro".
La presión sobre Reeves ha aumentado después de que el Gobierno logró aprobar su proyecto de reforma a la seguridad social, pero sólo tras eliminar medidas que habrían supuesto un ahorro a largo plazo.
Reeves ha insistido repetidas veces en su compromiso de autoimponerse reglas fiscales, limitando la cantidad que Reino Unido pedirá prestado para tratar de fomentar la confianza de los inversores.
No obstante, esa ambición chocó con muchos legisladores laboristas, que se opusieron a la magnitud de los recortes y que dijeron que Reeves estaba siendo cruel al presionar para que se ahorren miles de millones de libras en algunas de las personas más vulnerables de la sociedad.
(Editado en español por Carlos Serrano)
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