Se hace cada vez más complejo para las organizaciones y mandatarios mantenerse inertes ante el genocidio en Gaza. Ante las desgarradoras imágenes de nenes desnutridos o ya muertos por inanición que aparecieron en gran parte de las tapas de los diarios del mundo, mandatarios como el francés, Emmanuel Macron, anunciaron que reconocerán al Estado de Palestina en septiembre. Lo mismo hizo el premier británico, Keir Starmer, aunque lo puso bajo condicionamientos. Sin embargo, surge la pregunta de por qué recién ahora la condena es más fuerte cuando ya son más de 60 mil los muertos, y por qué no se avanzó en medidas más radicales como sanciones económicas.
"No podemos, en la realidad global actual, gestionar una guerra. Nadie permitirá que hagamos morir de hambre a 2 millones de civiles, aunque pueda ser justificado y moral hasta que se devuelvan a nuestros rehenes. Lo humanitario a cambio de lo humanitario está moralmente justificado, pero ¿qué podemos hacer? Vivimos hoy en una cierta realidad, necesitamos legitimidad internacional para esta guerra", afirmaba en el 2024 el ministro de Finanzas de extrema derecha de Israel, Bezalel Smotrich. Reconocido por sus dichos a favor de matar palestinos, el funcionario erró en su pronóstico porque si bien no llegaron a matar a los dos millones, mueren de hambre a decenas por día y no se ha avanzado ni siquiera en medidas económicas contra el gobierno de Benjamín Netanyahu.
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"Terminen este horror ya", rezaba la portada de The Mirror, el diario británico, acompañado de una imagen de cientos de palestinos desesperados por obtener algo de comida. La imagen de una mamá que abrazaba a su hijo desnutrido apareció en tantas otras portadas de medios como The Guardian, The Washington Post, Le Monde, Haaretz, entre otros. A la par, también los mensajes de mandatarios como los presidentes chilenos, Gabriel Boric, brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, o el colombiano, Gustavo Petro, que denuncian la situación en Gaza desde el primer momento, pero también aparecieron con más fuerza otras voces, especialmente, la de los mandatarios europeos. Una excepción podría ser la del presidente español, Pedro Sánchez, que ya el año pasado reconoció a Palestina y habla abiertamente de genocidio.
También hay que sumarle las denuncias desde Naciones Unidas sobre los más de mil palestinos asesinados cuando iban en búsqueda de comida, la de las principales agencias de medios de comunicación que sostienen que no pueden entrar a registrar desde Gaza y que a su vez Israel mata con ataques o con la hambruna a sus colaboradores gazatíes. Y así también se puede sumar las de más de 100 organizaciones de ayuda humanitaria, entre otras acusaciones que desmantelan la real situación en la Franja. En ese contexto, Macron anunció que en la Asamblea de ONU en septiembre reconocerá al Estado de Palestina, en lo que considera que podría traer paz. Lo mismo hizo Starmer aunque lo puso a condición de que se concrete un cese al fuego. Lo mismo el premier canadiense, Mark Carney.
La decisión de los mandatarios europeos llevó a la crítica directa desde Israel y de Estados Unidos, pero también de algunas voces que respaldan a Palestina por considerar que llegaba tarde y que posiblemente no sea más que simbólica. No obstante, vale destacar que ambos países son parte de los cinco miembros permanentes de la ONU, por lo que la presión podría ser mayor. Esta semana también veintiocho países firmaron una declaración para pedir fin a los ataques, pero no tomaron medidas contra el comercio bilateral.
Difícil silenciar
"Creo que es una readaptación a la situación que ya sobrepasó tanto límites. Las fotos de chicos famélicos o muertos de hambre está teniendo repercusión en muchos medios de derecha conservadores, porque es innegable y eso hace que solo los más fanáticos sigan apoyando, no hay ya un apoyo sustancial. Eso debilitó enormemente la imagen de Israel y eso hace que más países quieran despegarse", explicó a El Destape el historiador, doctor en Ciencias Sociales, investigador de CLACSO y autor del libro Geopolítica del Genocidio en Gaza de Batalla de Ideas, Martín Martinelli.
El especialista sostiene que si bien posiblemente el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de países europeos o por Canadá no tenga repercusiones inmediatas, sí será relevante simbólicamente. "La primera es la importancia de Francia de mostrarse diferente a lo que plantea Estados Unidos. Es uno de los cinco del Consejo Permanente de ONU que tiene capacidad de veto, como Estados Unidos, que es quien bloquea siempre las sanciones contra Israel. Además Francia es una de las máximas potencias nucleares, el máximo ejército en poderío de Europa".
Martinelli destacó también que en el caso del Reino Unido, que también es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, es relevante por haber sido parte de lo que el especialista considera una planificación de la reconfiguración de Medio Oriente tras el 2001, con las invasiones a Afganistán, Irak, Libia. En ese contexto, el académico también recordó que en las críticas a Israel, también comenzaron a hablar de genocidio organizaciones de derechos humanos y casas de estudio dentro del propio territorio israelí.
De abajo hacia arriba
A medida que se conoce más de la situación en Gaza, también surge más rechazo social internacional y crece el interrogante sobre cómo sus líderes responden a esa demanda. El Reino Unido, incluso, desde hace meses ha sido el lugar donde se han llevado adelante las mayores protestas callejeras de la región. También el rechazo se empieza a registrar en las encuestas, como es el caso de Estados Unidos, donde según Gallup el apoyo de los adultos estadounidenses pasó del 42% al 32%, que es la más baja desde el ataque del 7 de octubre de Hamás a Israel. Así también cae la imagen de Netanyahu, a quien el 52% de los estadounidenses lo ve desfavorablemente y solo el 29% favorablemente.
“Es muy evidente que hay un giro y un posicionamiento de más personas, un posicionamiento más por abajo que viene creciendo más o menos silenciosamente y que está empujando a algunos líderes a tomar posición porque me parece que la política misma los está corriendo por abajo, pese a que se ha hecho un esfuerzo muy grande por evitar el posicionamiento de los líderes internacionales. Han sido una excepción en América Latina Boric, Lula, y Petro, que plantea sanciones económicas como no enviar carbón a Israel”, afirmó a este medio la economista, docente y autora del libro "Derecho de Nacimiento. Crónicas de Israel y Palestina de Rara Avis", Camila Baron.
La especialista también destacó que ya no se cuestiona, cómo se hacía antes desde algunos espacios, la utilización de la palabra genocidio para describir la situación de Gaza, dado que ya empiezan a usarlo incluso organizaciones dentro de Israel, pero también intelectuales muy reconocidos. A su vez, hizo una mención particular: “Lo relevante de la opinión pública que es lo que se ha intentado callar desde distintos espacios de poder, las organizaciones grandes que no tomaban partido porque no querían tener costos y ahora esos esos costos se dieron vuelta”, explicó Baron en relación que si tras el 7 de octubre había ambivalencia, ya no resultará fácil que puedan callar sobre lo que pasa en Gaza sin ser duramente cuestionados.
Para septiembre falta mucho cuando se contabilizan en decenas los gazatíes que mueren por hambre o por ataques a diario en Gaza, por lo que los anuncios parecen insuficientes para tener una respuesta inmediata que se necesita para salvar vidas. Sin embargo, está claro que estos días hubo un giro en la postura internacional que se veía tan silenciosa a la tragedia en la Franja, y que queda claro que no pueden hablar de derechos humanos y no condenar lo que hace Israel. También será interesante ver qué pasa en territorio israelí, donde las protestas para que regresen los rehenes sigue y también cada vez con más fuerza para pedir que frenen los ataques. Mientras, Netanyahu escapa de sus audiencias en la que lo acusan de corrupción. Habrá que ver hasta donde resiste el apoyo de su principal sostén Estados Unidos, en medio de un mundo donde cada vez con más fuerza condena su accionar.