Perú nuevamente enfrenta una ola de protestas, pero en este caso encabezadas por los sectores más jóvenes. Los manifestantes, conocidos como generación Z, son chicos y chicas nacidos mayoritariamente entre las décadas del ‘90 al 2010 y que se han hecho visibles en las marchas en otras partes del mundo. En el caso peruano, llevan pancartas con la letra que los identifica y se manifiestan desde hace semanas en contra del gobierno de Dina Boluarte y los legisladores. El disparador de las protestas fue una modificación en el sistema de recaudación de las jubilaciones y la creciente inseguridad. A la juventud, también se sumaron recientemente otros sectores como el del transporte con marchas y paros que acorralan a la mandataria, que según las encuestas, no llega ni a un 10% de popularidad.
“Queridos jóvenes, queridos estudiantes, no se dejen manipular por aquellos que odian la patria”, afirmó Boluarte en un mensaje a los manifestantes, el cual fue criticado por considerar que subestima el poder de los estudiantes y continuó: “No vamos a permitir que algunos grupitos ensayados, direccionados por aquellos que odian la patria, van a traer atrás aquella confianza que nos ha costado lograr”. Al hablar de confianza hace referencia a la impopularidad que mantiene desde que asumió como presidenta luego de que el ex mandatario, Pedro Castillo, anunciara el cierre del Congreso, sea acusado de intentar dar un golpe y fuera detenido en diciembre del 2023, sumado a la fuerte represión que continuó.
La mandataria sostuvo que su gobierno, “como nunca antes lo han hecho” otros, ha brindado diversas oportunidades de capacitaciones y emprendimientos para los más jóvenes. Sin embargo, las explicaciones oficialistas no convencieron a los manifestantes que continúan en las calles pese a los enfrentamientos con la Policía y las decenas de detenidos. De hecho, su extensión preocupa al gobierno ya que trae los fantasmas de la protestas que llevaron a que renuncie en el 2020 el ex presidente, Manuel Merino, cuando la policía asesinó a dos manifestantes en Lima, y a las críticas que recibió la propia Boluarte por la represión cuando asumió, donde se calcula que hubo más de 80 muertos en poco más de dos meses de manifestaciones.
¿Qué piden?
Si bien Perú tiene historia de grandes protestas, es una novedad que las movilizaciones tan masivas estén encabezadas por los más jóvenes. Lo que desencadenó la ira fue la reforma de jubilaciones que era una iniciativa del gobierno y fue aprobada por el Congreso unos días atrás, aunque después la frenaron por el descontento social, sumado a las denuncias de inseguridad en el país. Lo que cuestionan los manifestantes es la falta de empleo formal y que la modificación significaría destinar más dinero a las pensiones cuando no tienen contratos formales. En cuanto a la seguridad se basan en el fuerte crecimiento que hubo de la criminalidad. Según el Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef), desde que asumió Boluarte en diciembre del 2022 a la actualidad fueron asesinados más de 5100 peruanos.
En cuanto a la inseguridad, los números son alarmantes debido a que según los datos obtenidos de lo que va del año, el ingeniero Electrónico y Analista de Datos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Juan Carbajal, julio, agosto y septiembre podrían convertirse en los tres meses más violentos registrados desde el 2017. El otro punto relevante es que los manifestantes, consideran que el gobierno de Boluarte junto con el Congreso contribuyeron con sus medidas para favorecer la llegada con más fuerzas del crimen organizado o narcotráfico.
“Lo que empezó un poco con las protestas de esta generación es una norma, entre muchas, que desfavorecen a los sectores vulnerables, a los juveniles, que en su mayoría son subempleados o empleados informales. Creo que eso fue un gatillo para que salieran a protestar y también el crecimiento de la inseguridad, los índices de la criminalidad en las calles se han disparado enormemente y protestan por una serie de medidas que toma el Parlamento, refrendada por el Ejecutivo, que entre otras cosas, ha legislado en favor de organizaciones criminales. Y no solo eso, sino que también hay un ejercicio autoritario cada vez más evidente en el poder”, explica a El Destape, el abogado y ex Procurador Anticorrupción de Perú, Julio Arbizu, sobre las manifestaciones.
El especialista recuerda, además, que las calles estaban “dormidas” en estos últimos dos años y que han sido los jóvenes los que han comenzado a movilizarse fuertemente: “Las calles estaban absolutamente dormidas, tiene que ver con una represión brutal, furiosa, que hubo por parte del Gobierno a quienes protestaban. La situación ahora es que han empezado estas marchas sostenidas todos los días, hay manifestaciones más o menos nutridas que empiezan en un punto en el centro de Lima y tratan de llegar al Congreso pese a que la represión no ha cesado”. Arbizu agrega que pese a que en las regiones las protestas han sido más sostenidas, ahora también en Lima y recuerda que se sumaron otros sectores como el transportistas que denuncian el incremento de extorsiones.
Consultada por la reforma a las jubilaciones que obligaba a quienes estén en la formalidad a pagar igual un porcentaje a las pensiones, la socióloga y ex ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú, Anahí Durand, explica: “Esa decisión generó gran indignación en un país donde los salarios son muy bajos y donde además hay un 70% de informalidad. Esto generó indignación en los jóvenes que además ven cómo este sistema de AFP no ha funcionado, genera pensiones de miseria y encima es un negocio que los grandes empresarios lucran con los ahorros de los trabajadores. Privatizan las ganancias y socializan las pérdidas, el sistema ha fracasado tanto en Perú como en Chile”.
Durand sostiene que pese a que dieron marcha atrás con la reforma, las protestas continuaron durante las últimas semanas y que ahora ya se extendieron a otras demandas también, las cuales no se sabe hasta dónde pueden llegar. “La indignación continúa ya que trasciende el tema de las AFP, demandan el cierre de Congreso, la salida de Boluarte y demuestran el descontento con un gobierno que nunca tuvo legitimidad ni aprobación. Boluarte ha batido todos los record de desaprobación ciudadana, así lo han puesto en la encuesta de Datum, que batió el récord mundial”, agrega la ex ministra sobre la situación política del país.
La generación Z
Como se decía antes, son jóvenes que no superan los 30 o 35 años los que empezaron a autodefinirse así en los carteles que llevan a las protestas y que empezaron a verse en distintas partes del mundo. Nepal quizás fue una de las que más repercusión mediática, debido a que el premier debió huir en helicóptero y el ministro de Finanzas fue desnudado y arrojado al río para ridiculizarlo frente a cientos de personas que miraban la escena. Si bien luego la generación Z salió a desligarse de los hechos más violentos, sí fueron quienes iniciaron con fuerza las protestas. Ahora mismo, también son los más jóvenes los que se rebelan en movilizaciones que van desde Perú a Paraguay, Madagascar o Marruecos, entre otros países del sur global.
Si bien cada país tiene una historia distinta, lo que atraviesa a las demandas de los jóvenes tiene que ver con la falta de empleo, trabajos precarizados y que a su vez ven que sus padres y abuelos no han visto mejoradas sus vidas y que después de trabajar décadas las jubilaciones no les alcanzan. Mientras que a la par, ven en gran parte de la dirigencia política la corrupción y el lujo, o modos de vida que la gran mayoría de sus poblaciones no va a poder alcanzar nunca. En el caso de Nepal, fue clave una denuncia de corrupción y los escraches a las vidas de excentricidades que llevaban varios de los funcionarios, mientras los indicadores económicos para la población estaban a la baja.
Arbizu asegura respecto de los debates en torno a las protestas en Nepal: “Lo que ha habido en esas últimas semanas es un poco el discurso de algunos muchachos de por qué ocurre en Nepal y no aquí si las generaciones más jóvenes están hartos del Congreso y los políticos en general. Más allá de las diferencias entre los dos países, creo que lo de Nepal y otras noticias de afuera han dado impulso a algunos muchachos jóvenes”. Por lo cual, ya debe haber más de un mandatario preocupado por el posible efecto dominó que puedan generar las movilizaciones de los más chicos en sociedades donde no solo no han visto mejorar sus vidas, sino que han empeorado y que ven en las calles la única forma de expresar su descontento.