Es muy evidente ya que el gobierno nacional busca congelar el patrón distributivo post devaluación de diciembre del año 2023 -el peor en dos décadas- ... muy probablemente a la espera de otra devaluación post elecciones.
Desde la finalización de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y hasta la conclusión del primer año del gobierno de Javier Milei, los trabajadores asalariados perdieron 7,7 puntos en la distribución de los ingresos.
Ese es el objetivo, sostener la regresividad impuesta sobre en la estructura distributiva, y empeorarla tras las elecciones. Tomemos como indicador proxi de regresividad distributiva en perjuicio de los trabajadores, la evolución salarial.
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Como vemos, estamos mal, pero, aún así, vamos a peor.
En el cuadro que sigue se muestra la participación de los trabajadores sobre el total del ingreso generado en los últimos veinte años.
Una pérdida inédita que, valorizado por FLACSO, representa un total de 164.052 millones de dólares, según el tipo de cambio oficial, o 126.425 millones de dólares si se lo valoriza según el dólar paralelo.
En líneas generales la pérdida de participación de los trabajadores representa el doble del endeudamiento que propició el actual ministro Caputo, el Messi de las finanzas, durante los gobiernos de Toto Caputo que atravesó ya la gestión de Macri y la de los hermanos Milei. Mucha plata, ¿no?
Del total de 7,7 puntos de participación perdido por los trabajadores, el capital recibió transferencias por 2,5 puntos, equivalente a 43.000 millones de dólares, una magnitud idéntica al préstamo delictivo que el FMI (violando sus propios estatutos) otorgó a Mauricio Macri.
Préstamo trucho asignado con la finalidad de financiar la fuga de capitales de los especuladores financieros amigos del gobierno, pero básicamente para reinstalar al FMI como gendarme de la economía nacional, papel que había sido abolido los Néstor Carlos Kirchner en el año 2005, cuando en un acto soberano, canceló la deuda con el organismo.
Recordemos que el FMI siempre fue un dispositivo de alineamiento clave para con la geopolítica norteamericana en la región, más aún hoy, en tiempos de disputa por la hegemonía con China, disputa en la cual el actual gobierno argentino es un ariete regional.
Esta condición de protectorado norteamericano en el despliegue geopolítico de enfrentamiento comercial con China es la que explica la renovación de la asistencia del FMI al gobierno nacional y la promesa de seguir sosteniéndolo.
Volviendo al ámbito doméstico, congelar este patrón hasta octubre y luego seguir empeorándolo es la tarea que se propone hoy el gobierno de Milei y Caputo. En fin, nada nuevo bajo el sol.