Los rechazos a los vetos desnudaron una crisis en LLA y el PRO y un desafío para octubre

Las derrotas en Diputados dejaron al descubierto los problemas de La Libertad Avanza y sus aliados macristas para contener a los propios y mostrar un bloque parlamentario unificado. Análisis de sanciones y la necesidad de sumar legisladores puros propios que sostengan las medidas presidenciales.

20 de septiembre, 2025 | 20.57

El rechazo de dos vetos clave para Javier Milei evidenció una crisis política profunda en La Libertad Avanza. El Gobierno no logró contener ni a los sectores puros ni a sus aliados. En el debate sobre el financiamiento universitario, diez diputados del PRO, seis ex libertarios, tres del partido violeta y un radical con peluca se enfrentaron a la Casa Rosada. En el caso del hospital Garrahan, las filtraciones fueron aún más pronunciadas: catorce amarillos, seis ex LLA, tres mileístas y dos pelucas.

Este complejo escenario profundiza la necesidad de sumar la mayor cantidad posible de legisladores propios, en medio de deserciones y cortocircuitos internos entre partidos aliados. Estas divisiones probablemente se agudicen, poniendo en riesgo la aspiración violeta de alcanzar cerca de 90 bancas propias y, tras el impulso de la victoria, agregar otra decena poselecciones.

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Desde el PRO adelantaron que esta semana será clave. Tras las rupturas resonantes, el bloque amarillo en Diputados planea comenzar a definir sanciones contra quienes actuaron en contra de lo acordado colectivamente. Se barajan represalias que van desde la expulsión hasta amonestaciones, suspensión de derechos partidarios—como el voto o la participación en asambleas—e inhabilitación para ocupar cargos partidarios o electorales.

Para avanzar con estas sanciones, se requeriría un acuerdo interno de la cúpula del partido, donde la autoridad máxima es Mauricio Macri. Sin embargo, el PRO nacional evitó involucrarse, señalando que la crisis en Diputados debe resolverse en el ámbito del Congreso. Macri se mantiene en silencio, aunque como informó El Destape, el partido vislumbra un proceso de reconstrucción en un marco más amplio, posiblemente en alianza con los gobernadores que impulsaron Provincias Unidas. Algunos legisladores incómodos podrían migrar hacia una formación federal dentro del parlamento.

La expulsión del bloque, la sanción más severa, no aplicaría a todos los integrantes del 30 o 40% que apostó por la independencia. Aunque el malestar es general, la mayor crítica recayó sobre Silvia Lospennato, acusada de cambiar su voto tras anunciar una postura distinta en reuniones previas. No fue el caso de María Eugenia Vidal, quien anunció su postura y acompañó el veto universitario. de manera elíptica, con su abstención.

Aun así, Lospennato quizá no atraviese la situación más complicada, pese al disgusto público del miércoles, ya que colaboró en otras votaciones. En cambio, algunos legisladores, como Álvaro González y Héctor Baldassi, se distanciaron desde hace tiempo de la línea mayoritaria del PRO. Así, las posibles sanciones, si se aplican, variarán según cada caso particular.

En FM RE, Álvaro González se defendió públicamente: “Si me quieren echar, que me echen. Tendré la oportunidad de explicar por qué. Ni Manuel Adorni ni Javier Milei pueden acusarme de kirchnerista. Vengo de una familia peronista; en 2003 debatíamos si Néstor Kirchner era peronista o no, pero decidimos acompañar a Mauricio Macri. Hace veinte años soy diputado y nunca voté con el kirchnerismo”.

Frente a este complejo escenario preelectoral, el Gobierno quiere hacer la mejor elección posible para ganar bancas. En la Ciudad de Buenos Aires, donde concentran esfuerzos, La Libertad Avanza está dispuesta a utilizar todos sus recursos para ampliar su representación.

Para ello, aprovecharán la imagen de Patricia Bullrich, candidata a senadora, junto con la marca de La Libertad Avanza. Bullrich no se despegará del sello violeta a pesar de las turbulencias económicas y los escándalos de corrupción, y cada sector aportará desde su lugar: ella como referente capaz de atraer a antiguos votantes de Juntos por el Cambio y a sectores mayores de edad que buscan otro estilo de liderazgo.

Bullrich rechazó adoptar el discurso agresivo de Milei, una decisión aceptada en la campaña aunque no sin resistencias internas. El panorama en CABA es volátil: tras la polarización, los partidos detrás luchan por superar el piso electoral y conseguir al menos una banca.