Después del cierre de listas que castigó a las Fuerzas del Cielo, el gobierno de Javier Milei inició la campaña electoral que considera clave para afianzar su proyecto. La intención del presidente es volver a alinear a las distintas alas de la extrema derecha para obtener el mejor resultado en la provincia de Buenos Aires. Por eso, se busca reconstruir el esquema de poder y suspender los rencores hasta nuevo aviso.
La disputa por las listas que tuvo a Sebastian Pareja como el gran ganador dejó ver diferencias que exceden la recompensa de un cargo e incluyen también una preocupación que existe. Sobre todo, en Eduardo “Lule” Menem, el sobreviviente del primer menemismo que se convirtió en mano derecha de Karina Milei. Los funcionarios de La Libertad Avanza que hablan con Menem dicen que no está tranquilo con los altos niveles de ausentismo que se vienen registrando e insiste mucho en la necesidad de convocar a la gente a votar. “Él dice que hay que empujar a la gente a votar y para eso hace falta una pata territorial en todos lados”, traduce un miembro del gabinete de Milei, con despacho en Balcarce 50.
La conclusión es clara y surge de los datos que muestran que el ausentismo se explica en parte por la decepción de una porción del electorado oficialista que prefiere quedarse en su casa. Si en los comicios de 2023 Milei había expresado el rechazo al sistema político, el inicio del año electoral confirma que no retiene el voto que lo acompañó en el balotaje frente a Sergio Massa y sugiere que el hartazgo ahora también incluye al oficialismo. El dato coincide con el informe que la semana pasada publicó El Destape en exclusiva: según un trabajo de Sebastian Halperin y el Equipo Mide, ya hay un 9% de los que votaron a Milei en 2023 que se asumen como opositores en forma abierta. No es un porcentaje menor, si se tiene en cuenta que en el mismo estudio, los opositores son 35% y los oficialistas 34%. El 31% restante, que no sabe cómo definirse, puede incluir apáticos, estafados o indecisos.
Es probable que el tema haya sobrevolado la reunión que se realizó este martes en la Casa Rosada, donde la hermana del presidente volvió a ser escoltada por Lule y Martin Menem en un reinicio donde Santiago Caputo volvió a ser parte de la mesa. La conclusión es obvia: el liderazgo de Karina Milei y el menemismo realmente existente se afianzan en lo territorial, pero no puede prescindir por completo de la tropa digital.
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La orden de los Milei es coordinar una estrategia común para la campaña. Para eso, Lule Menem trabaja con Tomás Vidal, el socio histórico de Santiago Caputo con el que mejor se lleva y con el que ya tuvo un encuentro la semana pasada. Es el fuerte de las Fuerzas del Cielo. Los colaboradores de Karina lo reconocen, pero también dicen que el streaming no incuba candidatos. Como prueba, se habla de una encuesta en La Matanza, en la que Daniel Parisini obtuvo un 5% de intención de voto. Real o no, el dato lo crucificó.
Desde que se comenzó el año electoral, los bajos niveles de participación le permitieron a LLA consolidarse como una fuerza nacional con un porcentaje de los votos efectivos que osciló entre 20 y 30%. El gran dato fue el ausentismo que, de cara a la elección bonaerense, empieza a inquietar al gobierno. Los últimos datos de la consultora DAT afirman que el nivel de participación en la provincia de Buenos Aires puede estar en línea con lo que viene sucediendo y oscilar entre el 45 y el 55% a nivel de los municipios.
Pero el menemismo de Karina considera que es necesario poner todo para que los votantes del oficialismo no se queden en su casa. “Son los que ya estaban hartos y ahora nos empiezan a agarrar bronca a nosotros”, se sincera un estratega de campaña. Bajo la premisa de que la tercera sección electoral volverá a darle un apoyo abrumador al peronismo, la gran apuesta de la extrema derecha es lograr alta participación en la primera sección electoral y el interior bonaerense.
Sin el apellido Milei en la boleta, el color violeta es la llave para traccionar. Dos secciones electorales son claves: la segunda y la cuarta. En la primera de esas dos, el gobierno enfrenta el desafío de “Hechos” de la familia Passaglia y el intendente de Pergamino Javier Martinez. En la cuarta, pesan otros dos intendentes que integran “Somos Buenos Aires”, Pablo Petrecca, de Junín, y Guillermo Britos, el ex mileista de Chivilcoy. La baja de las retenciones, que anunció el presidente el sábado último en La Rural, apunta directamente al electorado de esos municipios donde pesa el agronegocio y la actividad agropecuaria. Es un gesto que, en el corto plazo, puede tener más eficacia electoral que económica, dado que no cambia la ecuación de fondo de un sector que ya hizo una liquidación récord en el primer semestre.
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La hipótesis que circula entre distintos especialistas es que, en la provincia, la baja participación va a beneficiar directamente a los intendentes y a las estructuras partidarias más arraigadas en el territorio. El dato coincide con el análisis del politólogo jesuita Rodrigo Zarazaga, que anticipó El Destape el fin de semana. Para el director del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS), en un contexto de ausentismo, Fuerza Patria tendría mayores posibilidades con el sistema de cocientes que rige en la provincia. En ese caso, el peronismo local sería el encargado de traccionar el voto y arrastrar apoyo desde los concejales hacía diputados o senadores provinciales. En el peronismo bonaerense, el cálculo es similar y algunos estiman que el oficialismo nacional puede extrañar el voto de jóvenes, un sector en el que sin embargo Milei tiene todavía una fuerza inigualable. No es casual que, tal como reveló El Destape, Pareja haya designado como primer candidato a consejero escolar en Lomas de Zamora al delivery de 22 años, Aron Laime, de fuerte predicamento entre los jóvenes.
La ilusión de que la juventud que Milei cautivó hoy se sienta decepcionada y decida quedarse en su casa fue reconocida a este medio por un intendente del conurbano: “Esperemos que si los pibes no van a votar, el golpe lo sientan ellos”. Sin embargo, es una apuesta que está exenta de riesgos: parte de la base de que a Fuerza Patria no le sobran los motivos para que el electorado apático, desconectado y alejado de la política vaya a votar contra la motosierra selectiva del presidente.