Masacre. Esa fue la palabra que utilizó un gran conocedor del mapa bonaerense el día después de la elección. Y no precisamente para hablar de la banda de skate punk argentina. El magro resultado obtenido por la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO se pudo explicar por una gran cantidad de factores, pero el peso de la economía fue determinante. Las primeras reacciones del gobierno no parecieron indicar un real cambio de rumbo.
En filas amarillas, en línea con lo planteado con Javier Milei desde el escenario de la derrota, se destacó la necesidad de avanzar con una autocrítica en materia política. Poco de eso se vio reflejado en el anuncio de una mesa de coordinación con los mismos de siempre y una convocatoria a los gobernadores que ya fueron convocados para firmar el Pacto de Mayo el año pasado, un episodio meramente decorativo.
La primera lectura indicó que no hubo un crecimiento del peronismo, sino que otros fueron los factores que influyeron en el resultado. De hecho, en elecciones intermedias el PJ, en sus distintos formatos, cosechó 3.428.735 votos en 2017; 3.565.149 en 2021; y 3.820.119 el domingo. Si a esta última se la compara con las Ejecutivas del 2023, el peronismo perdió sufragios ya que había sumado, hace dos años, 4.330.482.
Por eso, se miraron otras variables. El ausentismo fue clave. La baja en la participación se explicó, fundamentalmente, por el no voto a este sector. La división de la oposición en distritos clave fue otro de los factores determinantes. De no haber espantado a los dirigentes PRO de la segunda y la cuarta sección electoral, la alianza podría haber triunfado en la mitad de la provincia. No sucedió.
Un escenario que poco tiene que ver con el espíritu del macrismo. El PRO es un partido frentista y de coalición que, a lo largo de su historia, siempre buscó ampliar lo más posible para hacerle contrapeso al peronismo que, en este caso, consiguió una unidad importante en Buenos Aires. La fragmentación opositora jugó en contra de ese objetivo.
Al ausentismo y la división se le sumaron los malos cierres de listas (no solo en Buenos Aires, sino en casi todo el país), los nombres desconocidos, la falta de una estrategia territorial y de una buena red de fiscalización. Pero ninguna de esas aristas, solas o en conjunto, explicó los 13 puntos de distancia entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria. Lo determinante fue el factor económico.
Según publicó Mora Jozami, directora de Casa Tres, en Revista Seúl, “son más los que sienten que la inflación viene bajando que los que no”, pero “a más de la mitad de los argentinos no le alcanzan los ingresos familiares. Seis de cada diez han tenido que resignar consumos y uno de cada tres ha dejado de comprar o contratar cosas necesarias. Tres de cada cuatro no tienen capacidad de ahorro y hay, además, un 45% con temor a perder o que alguien de su familia pierda el empleo”.
Una baja en el consumo que fue central para mostrar el descontento y desencanto con la opción violeta, sumada a que en “agosto aparecen en el top tres de las preocupaciones menciones espontáneas a “Milei” y “corrupción””, vinculadas al escándalo de las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad.
De todos modos, al menos en filas macristas, todavía separan el resultado del domingo de la carrera a octubre. Desde el bando amarillo se entusiasman con la capacidad de crecimiento, siempre y cuando se corrijan ciertos errores, convencidos de que el peronismo ya alcanzó su techo.
Respecto de los beneficios del acuerdo, por el momento no hubo arrepentimientos pese a que, en la cuarta sección, el candidato del PRO quedó afuera. Más allá de eso, se leyó que el resultado global fue mejor que el que hubieran obtenido en soledad, regalándole al peronismo una elección sin siquiera intentarlo.
Aún con el mal resultado del domingo, el PRO se llevó el 30% de las bancas que cosechó la alianza La Libertad Avanza, más de las que aspiraban a conseguir bajo otro esquema. Se calcula que en coalición con Somos apenas hubieran alcanzado un 8% de los votos.
El haber jugado adentro también le evitó un problema al macrismo. Por fuera, hubieran sido señalados como responsables de la derrota. Con esta decisión, los problemas son exclusivamente de los violeta. Pero el macrismo también perdió una oportunidad: nunca llegó a explorar la posibilidad de representar a la derecha nacional que no quiere Libertad Avanza y quedó huérfana.
La consultora Ad Hoc calculó la pérdida de votos del antiperonismo bonaerense. Para hacerlo, tomó los sufragios de Juntos por el Cambio más el proto espacio libertario en 2021 y los de la alianza La Libertad Avanza, sumado a los votos de Somos, en 2025. En total, entre las ocho secciones, este segmento perdió casi un millón de sufragios en cuatro años. La mayoría de ellos eligió no ir a votar.