Los tres caminos del PRO en CABA para las elecciones nacionales de octubre

Alianza con el gobierno nacional, reedición de Juntos por el Cambio o competencia en soledad, sin la sombra de Horacio Rodríguez Larreta. Las premisas que no se cumplieron en la campaña de mayo y lo que arriesga cada fuerza política en octubre.

08 de junio, 2025 | 00.05

Con las definiciones bonaerenses por delante, todavía está lejos de confirmarse una tendencia acuerdista en la Ciudad. Si el pacto provincial entre el PRO y La Libertad Avanza termina calificándose como “bueno”, es posible pensar en un traslado a la Capital Federal. Pero, si el entendimiento es “malo”, el escenario podría ser diferente.

En octubre, la Ciudad pondrá en juego tres diputados nacionales del PRO, tres de Unión por la Patria, dos de La Libertad Avanza, dos de la UCR, uno de la Coalición Cívica, uno de Republicanos Unidos y uno del FIT. Según proyecciones de Zondaia, de reiterarse el resultado de las elecciones locales de mayo, los libertarios conseguirían cinco bancas, mismo número para el peronismo, sólo dos para el macrismo y una para el larretismo.

En el caso de los senadores, la CABA arriesgará tres asientos de los cuales una corresponde al radicalismo, otro al PRO larretista y otro al peronismo. Si se repitiera el ordenamiento alcanzado el 11 de mayo, el sello violeta se alzaría con dos bancas en la Cámara Alta, el peronismo retendría la suya y los integrantes del ex Juntos por el Cambio (UCR y macrismo) se quedarían sin nada.

Hoy por hoy, en la Capital Federal todos los escenarios son posibles. Si hace dos meses las decisiones bonaerenses dependían de las porteñas, ahora la situación es al revés. El Destape ya contó las diferencias internas que conviven en el PRO y lo que, para algunos, configuraría un “buen” acuerdo en la provincia.

Si bien el partido pelea por comandar en la mayor cantidad posible de distritos, hay desconfianzas internas y subyace la sensación de que los negociadores entregarán más de lo que corresponde, licuando la identidad del espacio amarillo, entregando la posible victoria frente a Unión por la Patria, a cambio de poco.

En la Ciudad, los escenarios posibles, a grandes rasgos, son tres. Uno, acordar con los libertarios y dejar atrás las peleas con la Casa Rosada. Dos, reeditar Juntos por el Cambio tras el fracaso de la dispersión en las elecciones locales del 11 de mayo. Tres, ir en soledad y retener lo conquistado en los comicios porteños.

Cualquiera de las tres puede suceder. El acuerdo con La Libertad Avanza aparece como complejo dada la relación que mantienen en la Ciudad con el gobierno central. Por eso, dependerá de lo que suceda en Buenos Aires. El cierre de alianzas y listas nacionales quedará entre medio de los cierres y la elección provincial.

La restauración de Juntos por el Cambio es una posibilidad concreta. Todavía se desconoce si para este año o para dentro de dos, cuando lleguen los comicios ejecutivos. La división del PRO, la UCR y la Coalición Cívica fue parte de una estrategia para evitar tener un ganador claro en la elección porteña. No funcionó.

Jorge Macri conversa con referentes de ambos espacios, se descuenta que serán aliados en la Legislatura, pero aún no está definido si se echará mano de esa alianza ahora o en 2027. Las elecciones nacionales de octubre tienen un plus para el PRO: Horacio Rodríguez Larreta no se presentará, por lo que habrá ocho puntos potencialmente recuperables. Habrá que ver si surge una nueva opción de centro que, sin tener como figura al ex jefe de Gobierno, lo incluya.

La candidatura de Larreta fue otra de las premisas que barajó la campaña amarilla porteña. Bajo ningún aspecto, el ex presidenciable debía postularse. Hubo conversaciones para evitar su presencia en los comicios locales y que participe en los nacionales, en acuerdo con el PRO. Mauricio Macri conversó por teléfono con él durante horas, y rompió los puentes. Acto seguido, se lanzó a la carrera legislativa. Hoy por hoy, la relación está tensa.

La ausencia de Larreta en las elecciones de octubre puede funcionar como impulso extra para el PRO, en caso de elegir ir en soledad. De optar por este camino, el macrismo va a aspirar a retener los 16 puntos que consiguió Silvia Lospennato en mayo, sabiendo que la batalla real será en 2027.

Al porcentaje que puede “liberar” Larreta, también podrían sumarle una mejora en otras variables incumplidas. En la campaña, contaron con que el sello amarillo iba a medir mejor que el violeta. No pasó. También con que los votantes macristas, más comprometidos, no iban a faltar al deber cívico. Tampoco sucedió.

La gestión también es contemplada como uno de los factores a tener en cuenta, pero las mediciones internas lo tienen bien ponderado tanto a Jorge Macri como a los resultados de la administración. Para la cúpula porteña, el principal inconveniente fue la nacionalización y medidas como la importación sencilla y el dólar barato, muy aprovechadas por el corredor norte, votante macrista por excelencia.

En el PRO son conscientes de algo: si la economía se sostiene, si algunas variables mejoran, es más que probable que el próximo gobierno porteño sea violeta. Ahora bien, si todo se desmorona y el macrismo pudo mantener su identidad, tendrán oportunidades.

Ahora, el desafío en la Ciudad es el de gobernar. Aparece más que lógico un acercamiento con Unión por la Patria para hacer funcionar la Legislatura. El peronismo se transformó en la primera minoría, con 20 diputados sobre 60, siendo la llave para frenar o impulsar cualquier proyecto. Tal vez por este lado se resuelva el interrogante sobre la alianza parlamentaria que está dispuesto a hacer el PRO para poder gestionar. Se le suman los aliados de siempre, como la UCR o la Coalición Cívica, y un Larreta que, si bien no será oficialista, tampoco será irracional.