“Ha tenido una nueva oportunidad, muy inesperada hasta para él. Yo estuve horas antes de la elección, en el peor momento, lo fui a visitar. Por eso, él me llamó hace unas horas para agradecerme. Me dijo: “Nunca me voy a olvidar. Usted vino cuando parecía que todo se terminaba y se sentó al lado mío”.
Cómodo en el sillón de un foro organizado por los hijos de Pinochet en Chile, Mauricio Macri blanqueó el miércoles pasado el dramatismo de la situación que enfrentaba Javier Milei antes del 26 de octubre. Macri, que tuvo una reunión accidentada el viernes con el presidente en Olivos, había sido invitado por Bicecorp, la financiera de uno de los grupos económicos más poderosos al otro lado de la cordillera. Habrá que ver si sus recomendaciones públicas y privadas -más equipo, más músculo, más claridad- son escuchadas de alguna manera pero aportan bastante poco al lado de la revelación principal. Aun con el salvataje de Donald Trump, Milei mismo pensaba hasta el domingo que sus días estaban contados.
Con el nivel de participación más bajo en más de 40 años (67%), la remontada sorprendente de La Libertad Avanza en 15 provincias, incluida la de Buenos Aires, dejó a casi todos shockeados y abrió a un nuevo escenario de dos rasgos principales. De un lado, el riesgo país cae a la mitad, vuelan las acciones argentinas y el gobierno acelera con su plan de reformas y recupera apoyos de los actores del poder político, económico y judicial. Del otro, la oposición política pierde fuerza y vuelve a exponer su división a cielo abierto, mientras los sectores sociales que vienen de ser derrotados se enfrentan al desafío de salir a pelear contra un gobierno empoderado sin esperar impulso ni protección de la dirigencia política.
Casi 9 millones y medio de personas le ratificaron la confianza a Milei en un contexto particular, que cada quien ordena como prefiere. Está claro que reaccionó el antiperonismo tradicional, asustado por la paliza de Fuerza Patria en el desdoblamiento que decidió Axel Kicillof. Pero además, la precaria estabilidad pesó para que los sectores medios le dieran un nuevo crédito a Milei en medio de la segunda recesión, con cierre de empresas, caída de ingresos y destrucción de empleo. Esa popularidad de Milei en el electorado fluctuante es la que ilusiona al poder con que el ex panelista encarne un proceso más parecido al de Menem que al de Macri.
El principal activo del gobierno fue la baja de la inflación a cualquier precio y la nula autocrítica pública del peronismo de la unidad, que sigue sin explicar qué falló para que Milei entrara a la Casa Rosada. Es un error que se sigue cometiendo y pesó en una campaña con sabor a nada que daba por supuesto el default político de los paleolibertarios.
El discurso del presidente el domingo de la victoria electoral, la foto con representantes de 20 provincias -17 gobernadores y 3 vicegobernadores- y la agenda de reformas que el gobierno va enviar al Congreso son apenas la punta del iceberg. Está en marcha el vamos por todo libertario y Milei, que hasta la semana pasada agonizaba, ahora resurge tonificado por el voto.
En paralelo, vuelve a propagarse el sueño húmedo del establishment: tener distintos candidatos para sostener el mismo esquema económico, casi sin margen para la acción política. Habrá que ver si, como dicen los analistas financieros, cambió todo. Pero, después de llegar agotado en todos los frentes, Milei busca iniciar ahora un segundo gobierno menos accidentado.
El debut de un Milei más político no surge de un proceso de reflexión y aprendizaje del presidente sino más bien del guión made in Washington no muy original que tendrá a Santiago Caputo como mayor intérprete local. Lo mismo que le reclamaban sus aliados locales pero ahora exige Trump a través de distintos canales y enviados. Un economista del peronismo con llegada al poder económico define el desafío que está sobre las narices de la oposición: “De ahora en más, vas a tener más consistencia para la misma inequidad”. Al menos por un tiempo, Milei se va a guardar el apodo de ratas para los políticos del colaboracionismo para blindar la gobernabilidad, tal como reclamó Barry Bennett en inglés en las oficinas de Caputo en Puerto Madero.
El asesor estrella que tiene línea directa con Peter Lamelas y el empresario Leonardo Scaturicce es el que más gana con la salida de Francos, aunque la tregua interna haya elevado al karinista Manuel Adorni como un vocero con más poder. Después de un lunes 27 en el que no dio señales de vida durante casi todo el día, Milei inició el martes el operativo que se hizo público anoche con la renuncia de Guillermo Francos. Desde temprano comenzó a hacer circular entre empresarios y formadores de opinión afines la idea de que Karina había sido la gran ganadora de la elección. No quería que apareciera dañada, pero también tenía que cederle poder a Trump y Caputo era el indicado.
Junto al maquillaje del nuevo gabinete, hay otro movimiento tan o más importante: tutelado por Scott Bessent, Milei parece abandonar el dólar barato para comenzar a acumular reservas. Así recuperaría algo de oxígeno para el Banco Central y beneficiaría a una economía asfixiada que favorece las importaciones y la salida de dólares. Pero también tendrá una inflación más elevada.
Como pasó hace exactamente 7 años, cuando el coloquio de IDEA se reunió en Mar del Plata, el optimismo empresario reflota una vez más para moldear en mesas de matices restringidos un país a su medida. El martes próximo en el Faena Art Center, la consultora ABECEB reunirá a ex presidentes, empresarios y expertos internacionales bajo la consigna “Todas las respuestas que necesitás para hacer negocios en esta nueva era”. Entre los oradores van a estar Macri, José María Aznar, Felipe Calderón, Eduardo Frei Ruiz. En nombre del gobierno, estaban anunciados Francos y Luis Caputo. Tarde o temprano, los Caputo van a debutar con apariciones conjuntas.
El análisis de ABECEB destaca la reacción de LLA con un salto notable en el conurbano, la zona más golpeada por la caída del consumo y la actividad. El voto, dice, ratifica un cambio de época más estructural que coyuntural. La consultora del ex ministro de Macri Dante Sica advierte que las reservas son frágiles y los vencimientos de deuda hasta 2027 llegan a 40 mil millones de dólares. Por eso, señala que la oportunidad está en transformar la estabilidad política en plataforma de decisiones estructurales en inversión, productividad y reposicionamiento competitivo. El mensaje es que las empresas deben entender que el cambio de época ya empezó y que la próxima fase no será de adaptación, sino de reconversión y crecimiento.
La elección tuvo varias particularidades: la fragilidad extrema del gobierno de Milei, la suspensión de las PASO, el debut de la Boleta Única y la imposibilidad del peronismo de llevar el sello de Fuerza Patria a más de 15 provincias. Como lo mostró el politólogo Pablo Salinas, el peronismo ganó en 7 distritos y solo en uno, Catamarca, adoptó el rebranding poco original que se decidió para esta campaña.
El análisis de Cristina sobre las victorias de los gobernadores peronistas es finito porque La Rioja y La Pampa ganaron por nada y todavía no está el escrutinio definitivo en provincia. La ex presidenta no se conformó con el tuit de Mayra Mendoza y decidió facturarle en persona a Kicillof la derrota en la provincia, en lo que preanuncia una tensión renovada y alimenta a una lado y al otro la certeza de que convivir es imposible. Es una dinámica autodestructiva para la oposición, que salió derrotada en casi todo el país y enfrenta dilemas muy grandes hacia adelante.
El antiperonismo fue una variable clave porque no solo FP perdió la provincia de Buenos Aires sino que también Juan Schiaretti sufrió un golpe a sus aspiraciones frente a un recién llegado a la política y la lista de los perdedores incluye desde Florencio Randazzo, hasta Juan Urtubey y Santiago Cuneo. Pero además, la estabilidad que se sostuvo con deuda y salvatajes le dio resultados al oficialismo. Igual que hace un cuarto de siglo atrás, cuando la mayoría social le dio la espalda a un Duhalde que no tenía el apoyo de Menem y eligió la alianza del radical De la Rúa y el peronista Chacho Alvarez porque habían jurado sostener un modelo agotado, el de la Convertibilidad.
De acuerdo al estudio del CIAS de Rodrigo Zarazaga, en provincia de Buenos Aires los nuevos votantes fueron mayoritariamente para Milei. LLA ganó alrededor de un millón 100 mil votos en toda la provincia. En la inmensidad del conurbano bonaerense, la extrema derecha obtuvo 580 mil votos más y el peronismo perdió 135 mil. Así, el aumento de la participación, unos 650.000 votantes nuevos, redundó en puro beneficio para el oficialismo nacional.
El debut de la Boleta Única fue un cambio histórico con una incidencia difícil de cuantificar, pero existente. Un dirigente del peronismo bonaerense cuenta la escena que se repitió en varios distritos donde gobierna FP. Muchos votantes estaban desorientados, incluidos los adultos mayores que preguntaban: “¿Cuál es la boleta del intendente?”. Lo que sirvió como brújula durante décadas dejó de existir. En paralelo, sin la boleta de papel, sin la presión de defender su territorio y con un escenario que daba al gobierno por muerto, muchos jefes comunales que jugaron todo el 7 de septiembre se desligaron de la elección nacional.
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Aun en sus discrepancias públicas, la cúpula del peronismo coincide en que el factor miedo jugó a favor de Milei. El salvataje extorsivo de Trump fue un elemento central en el final de la campaña, pero conviene distinguir dos corrientes, muy distintas, que ayudaron al triunfo de Milei. Por un lado, la campaña del riesgo kuka, reforzada por un Trump que condiciona su blindaje al voto y dejó en el aire una amenaza muy concreta. Si Milei pierde, lo que hoy es una defensa mañana puede ser un ataque contra el gobierno argentino. La artillería discursiva de los fondos de inversión, con su traducción mediática, tiene un impacto indudable. Sin embargo, es la experiencia del Frente de Todos la que hace verosimil la estrategia de terrorismo economico y jugó un papel decisivo en las elecciones.
En los mismos sectores medios y medio bajos que salen cada día a inventarse su sobrevida, prima el temor al descontrol inflacionario que ya vivieron en el final del peronismo de la unidad, con el 90% de la dirigencia del PJ adentro. Elegido por Cristina, Alberto Fernandez fue la cabeza visible de un gobierno que cuadruplicó la inflación elevada que le había dejado Macri. Mientras una parte del electorado oficialista destaca que Sergio Massa evitó el helicóptero, los desertores recuerdan que la inflación iba camino al 200% en 2023 cuando Massa era candidato a presidente. El 26 de octubre indica que el antecedente no se olvida.
Nunca en 80 años de historia el peronismo se había tenido que ir tan rápido del poder por decisión popular. Pero además, a partir del FDT, la memoria traumática de los argentinos con respecto a la inflación incorporó al peronismo como parte de una saga de pesadilla. Si desde el regreso de la democracia, el radicalismo había quedado asociado a la hiperinflación y el peronismo al control de la crisis, la experiencia concreta y reciente que terminó en diciembre de 2023 parece haber transformado esa memoria. Desde entonces, para una parte nada despreciable de los argentinos, la inflación descontrolada es sinónimo de peronismo. Como si Alberto hubiera reencarnado el peor costado de Alfonsín. Un peronismo alfonsinista en lo económico que explicaría el miedo al peronismo de gobierno. Con su silencio público, la cúpula de FP no se preocupó por discutir esa conclusión social y apostó todo a que Milei caiga por su propio peso.
Un dirigente social del peronismo, que recorre los barrios de la tercera sección electoral, sostiene que el ausentismo no encarna una amenaza para Milei. Más bien, sospecha lo contrario. Como se planteó en esta columna el 25 de octubre pasado, el voto vergüenza preocupaba a algunos dirigentes del peronismo en Santa Fe. ¿La mayoría silenciosa también acompaña la estabilidad, aunque vea que el modelo genera caídas día a día?
Inesperada y contundente, la derrota reactivó en el peronismo el estado de deliberación y un debate enorme, al mismo tiempo necesario y tardío, donde en muchos casos se busca refrendar las certezas previas.
Una paradoja entre tantas: después del rechazo social a la oferta del peronismo, el acto reflejo de muchos no es ir a conectar con la sociedad y los huérfanos del peronismo sino ofrecer al peronismo como vehículo de los criterios empresarios, una variante gastada que ya tiene al presidente como expresión. Por momentos, el brainstorming parece una competencia por ver quién se parece más a Milei y cómo se le garantiza al establishment que tendrá las riendas de la economía, en el eventual regreso del peronismo al poder. Si la intención es representar a las víctimas del plan Milei, el debate no puede restringirse al lote de ex funcionarios que hoy trabajan para empresas y debería incluir también a gente con conocimiento de lo público que tenga otros puntos de partida.
