Durante la jornada de miércoles, se espera un día clave en el juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Luego de que el pasado martes declararan 11 testigos, ofrecidos por las defensas de ambas partes, se realizan las últimas testimoniales: cuatro de siete acusados brindarán su palabra ante el Tribunal y el jurado popular; entre ellos los padres de César -expareja de la víctima-, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, imputados como partícipes primarios del crimen.
El primero en romper el silencio fue Emerenciano. Comenzó manifestando que su vida era ser dirigente y "creador del barrio" que lleva su nombre, antes de ser detenido por el homicidio. Frente al Tribunal, el padre de César se largó a llorar y dijo extrañar su forma de vivir antes de lo ocurrido. "Ese día, en el que me acusan de algo que nunca cometí, hice todo lo mismo de siempre. Yo no cometí ningún delito. Y si investigan antes de ese día, por las cámaras que están ahí, yo salía todos los días al mismo horario", manifestó.
"Cuando fui al fiscal por primera vez, me dijo: '¿Sabe por qué lo hice traer acá? Porque quiero que me diga por qué está preso'. Yo le dije que también quería saberlo. Ahí me dijo: 'Acá no hay nada de usted, usted tiene que ir a su casa y eso depende de usted'. Ese día, me dijo que en unos días me iba a mi casa. Cambié de abogado y me repitió lo mismo. Y a los dos días, me dictaron la prisión preventiva", dijo. Y agregó: "Me enteré estando preso de lo que pasó, por qué estaba preso. Declaré en la Comisaría 3era porque no estaba de acuerdo con lo que me acusaban que hice".
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En esa línea, Emerenciano aseguró que si lo condenan será por haber construido un barrio para los más necesitados. "Ese fue el delito que cometí, porque las empresas no se llevaron la plata de los pobres. Y ese es mi logro", añadió. Mientras que, durante la construcción de su discurso, remarcó la importancia de las mujeres en el barrio y en los espacios públicos, sosteniendo que "no tienen que ser víctimas de violencia y mucho menos de dejarlas tiradas en la calle con sus hijos, como estaban muchas de las que rescatamos".
"Ojalá que lleguen a hacer justicia por esto. Ustedes (al jurado popular) son quienes van a hacer justicia. Yo lo único que quiero decir es que, en mi caso, yo no hice nada. No sólo porque yo lo diga, está en la investigación. Entregué mi celular ese día, en el allanamiento, estaba mi camioneta ahí... No sé porqué padezco esta situación, yo no debería haber estado nunca preso. De un día para el otro, parecía el asesino más grande del mundo, pedían perpetua para mí", se defendió. Y pidió: "No sé en qué se basan pero les pido que miren con perspectiva".
Sena calificó lo ocurrido con Cecilia como algo "aberrante" pero volvió a sostener con firmeza su inocencia: "Yo no tuve nada que ver con eso y lo más feo, que no se lo deseo a nadie, es que te acusen de algo de lo que no te podés defender. Ojalá hubiese sabido lo que pasó, nunca en la vida defendí a alguien que haya cometido algún delito. Que el que lo haya hecho, se haga cargo".
La palabra de Marcela Acuña: "Hice lo incorrecto por manejarme como mamá"
"Yo soy una mamá, que creo que hice lo incorrecto en un momento en el que me manejé como mamá. Vieron un montón de pruebas y testimonios, escuché la palabra de mucha gente diciendo 'que se haga cargo', asegurando que hay un culpable pero todavía no sabemos de qué", inició Marcela Acuña, madre de César Sena. Y añadió: "Amo a mi hijo y es lo único que nos une con Emerenciano, actualmente nos estamos juntos".
La imputada contó que conoció a Cecilia "en un momento en el que César estaba terminando el sexto año del colegio industrial", señalando que estaba intelectualmente está muy capacitado pero "no llegó a desarrollar lo emocional". En esa línea, apuntó: "Era una chica más de todas las compañeras que tenía César. Ella me gustaba porque era más grande y tenía el imaginario de que él iba a poder generar una relación más estable, siempre tuve miedo de que caiga en las drogas".
"¿Cómo voy a odiar a una persona a la que apenas conocía? Sí, la conocía, traté con ella. Hemos hablado alguna que otra vez. Pero en ningún momento, ella me trató mal; se dijo que me faltó el respeto, no dijo nada en contra del lugar o el movimiento. Tenía una relación distante pero nunca tuvimos una pelea", relató. Asimismo, dijo enterarse por redes sociales del casamiento entre ambos. "Ahí sí tuvimos un intercambio de opiniones con César, donde le dije que si se había casado con ella, tenía que vivir con Cecilia. No podía ser que se conocieran hace unos meses y ya se casen", dijo.
Acuña señaló que, tras esa charla y para seguir viviendo en la casa de sus padres, César decide divorciarse y que fue su mamá quien pagó el trámite. "Todo esto fue lo que le oculté a Emerenciano, por temor a ir contra todos sus principios que él tiene", marcó.
"Yo jamás dañaría a una persona, a un ser humano. Vengo de una familia que defiende los derechos humanos. Quiero que se sepa qué pasó con Cecilia, yo me declaro inocente. Amo a mi hijo, por sobre todas las cosas. Y jamás culparía a mi hijo de algo de lo que no estoy segura", agregó.
A pesar de sus dichos, Acuña recordó lo ocurrido aquel 2 de junio y señaló que vio "extraño" a César, ya que no la abrazó o la saludó con un beso como solía hacerlo. "Vino diferente. Lo raro es que hacía calor y él vino con un cuello, veo que estaba rasguñado y me contó que se peleó con Cecilia", sumó. Contó que luego se encontraron en la casa de los Sena, donde -remarcó- tampoco lo vio bien; además dijo que ocultó que su hijo estaba bajo tratamiento psicológico, el cual estaba "en alarma roja" según la profesional: "No le di entidad hasta ahora, porque no quise. Quizás había cosas como mamá que yo veía o sentía... Y no le quise dar entidad".
Qué declararon el resto de los imputados
En segundo lugar, la imputada Fabiana González detalló el trabajo administrativo que realizaba en la casa de los Sena, asegurando que a veces el domicilio funcionaba como un espacio de donación. "Ese día, la señora Acuña me pidió que done la cama y el colchón. Llamé a Alfredo Aguirre, el que siempre sacaba las cosas de la casa de ella. Nunca me imaginé, no vi, que eso tenía sangre como dicen. En ningún momento limpié, no soy la encargada de limpiar la casa", recordó.
González relató que se quedó sin su abuela -quien la criaba- desde muy pequeña y que su mamá y hermana poseen alguna discapacidad. Desde ese momento, "Emerenciano y Marcela son como mis padres", agregó; por esa razón, se mostró muy agradecida con ambos. "Hace dos años me están culpando por algo que yo no hice. Mi bebé tenía dos años y medio cuando me detuvieron, ahora tiene cinco y se quedó con su hermana... Yo quiero estar con mi hijo. Si hay un culpable, que lo pague", manifestó.
Griselda Reinoso se sumó al resto de los imputados y aseguró ser inocente de todas las acusaciones que recaen sobre ella. "Ese día (el del crimen) fuimos a una cena de un vecino, el señor Ríos. Preparamos la cena y tomamos alcohol. Estaba con mi ex pareja, Melgarejo, mi hija y mi nieta. Salí una sola vez para ir al kiosco, que quedaba dentro del mismo terreno. No salí del campo del señor Ríos", agregó.
A su vez negó haber visto algo extraño o fuego en el campo de los Sena, a quienes asegura sólo los conoce "de vista". Al relatar lo ocurrido, sin recordar en qué fecha fue, dijo que un auto blanco "ingresó al campo por la mañana, pidieron unas herramientas, se fueron hasta el fondo, no recuerdo cuanto tiempo. Regresaron las herramientas y se retiraron".
También declaró Gustavo Melgarejo, quien trabajaba para la familia Sena. "Me acusan de una cosa que yo no hice. Perdí a mi familia, hace dos años que no puedo ver a mi hijo. Lo único que quiero es que se haga cargo quien hizo esto... Quedé en la calle y estoy sufriendo mucho estando preso, me han lastimado", comenzó. Repitió la historia de su ex pareja, Reinoso y añadió: "Una tarde en el campo, habíamos terminado nuestro trabajo, y lo único que veo raro es ese rastro de que hubo fuego y se lo señalé porque Emerenciano me iba a retar a mí, porque estaba prohibido quemar en el campo".
"Gustavo Obregón y César Sena fueron al campo. Ellos me pidieron una pala, les dije donde estaban y me dijeron que iban a buscar tierra para las plantas. Yo seguí con mi trabajo, al rato volvieron y dejaron las herramientas", sumó.
