Importantes medios nacionales difundieron en las últimas horas que se habría “dado de baja” el proyecto del Radiotelescopio Chino-Argentino (CART, según sus siglas en inglés) que está a punto de completarse en la estación astronómica Carlos Cesco, en el Barreal, Calingasta, a 240 kilómetros de la capital de San Juan y a 2348 metros de altura sobre el nivel del mar. El CART es un proyecto único en Sudamérica para detectar la tenue radiación electromagnética de objetos celestes distantes que debía comenzar sus primeras pruebas a fines de este año y encontrarse completamente operativo en 2026.
Hace algunas semanas, ante rumores de que todavía no se había renovado el convenio que venció en junio y que podría interrumpirse cuando falta menos de un año para su finalización, hubo alarma en la comunidad astronómica e incluso la Asociación Argentina de Astronomía difundió un comunicado instando a que se resuelva la situación. “La concreción del CART representa un gran hito mediante el cual Argentina se convertirá en sede de una de las pocas estaciones geodésicas del hemisferio Sur. Será un instrumento de referencia para la astrofísica en el continente, en un área históricamente limitada por la falta de radiotelescopios de gran porte. Generará beneficios geodésicos al mejorar la precisión con que se determinan los parámetros astro-geodésicos en el hemisferio sur, lo que es vital para la navegación satelital (GPS), la determinación de órbitas de satélites (incluyendo el rastreo de misiones espaciales argentinas) y la mejora de la red geodésica nacional. Esta capacidad ayuda a revertir la actual asimetría norte-sur en la precisión de mediciones terrestres y celestes, avanzando en la comprensión de la dinámica de nuestro planeta”, afirma el documento.
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Por eso, la publicación de estas noticias encendió el temor de que se hubiera tomado una decisión terminal. Sin embargo, Jorge Castro, decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), lo desmiente. “Probablemente, quienes escribieron esos artículos estuvieron mal asesorados, porque dicen que [el CART] es un radar de vigilancia y nada que ver… es un radiotelescopio, no un radar… –aclara–. Con respecto a una decisión de dar de baja el proyecto, estoy en permanente contacto con las autoridades y hasta el momento, al menos hasta hace unos pocos minutos, no recibimos ninguna información oficial. No recibimos información al respecto ni de la Secretaría de Políticas Universitarias, ni de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología ni de la Cancillería”.
Si así fuera, el decano de la casa de estudios que lo tiene bajo su órbita, ve dos escenarios posibles. En uno, el gobierno efectivamente explicita que no le interesa participar y entonces deberían explorar alternativas, como firmar un convenio bilateral en virtud de la autonomía universitaria. El peor sería que las autoridades nacionales no firmen el convenio y tampoco dejen que la universidad continúe, lo cual sería impensable, dado el grado de avance que tiene.
“Sería inédito, no recuerdo que haya un antecedente de esta naturaleza –aclara Castro–. No sé qué argumentos podrían llegar a usar para cercenar un proyecto puramente científico. Sería algo muy difícil de entender”.
Castro y su vicedecana, Georgina Coldwell, se encuentran en este momento en Buenos Aires para participar, mañana (5 de noviembre), en una reunión con directivos de la Aduana, donde se encuentran detenidos materiales enviados desde China con destino al radiotelescopio sin que se le avise a la universidad si puede retirarlos. “Ahí tendremos un panorama más fidedigno de lo que está sucediendo”, comenta Castro.
El CART es una mole de 1300 toneladas. Tiene una antena parabólica de 40 metros de diámetro y mide 60 metros de altura. Los fondos para su construcción los aportó en su mayor parte China, pero de acuerdo con algunas fuentes la provincia de San Juan también invirtió unos 15 millones de dólares.
Castro subraya ante quien quiera escucharlo que el predio está absolutamente abierto a todo aquel que quiera visitarlo, tomar fotos y observar lo que se está haciendo, porque no hay nada que ocultar. “El CART es un instrumento de gran importancia diseñado para obtener datos únicos con aplicación en dos campos distintos –explicó ante la demora del proyecto la radioastrónoma Gloria Dubner, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Ancefn)–. Fue ideado para operar en conjunto con antenas similares de otros sitios del mundo y está pensado para realizar estudios de geodesia (como la orientación y posición de la Tierra en el espacio) y georreferenciación (aplicada a técnicas de posicionamiento espacial). Permite realizar estudios geodinámicos de la corteza terrestre, movimiento de placas tectónicas, determinación de los parámetros de orientación del planeta, entre otros usos. También, obtener datos de alta sensibilidad para investigaciones en astrofísica. En este último campo, contar en el país con una antena de 40 metros de diámetro y receptores de última generación permitiría explorar diversas ‘radiofuentes’, desde los restos de explosiones de supernovas y regiones interestelares modificadas por la acción de estrellas muy calientes, hasta misteriosas estrellas binarias emisoras de rayos X y galaxias activas muy distantes en el universo”.
San Juan fue elegida por la calidad de su cielo y por la historia del complejo astronómico El Leoncito, de altísimo prestigio. Tal como sucede con China, en la actualidad la UNSJ tiene vigentes otros tres convenios internacionales: uno con Rusia, otro con Francia y otro con la Universidad de Texas de los Estados Unidos.
En julio, el titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Genua, había hecho un viaje relámpago a la provincia y dejó alguna objeción a los tiempos de observación asignados a cada parte. “Se hizo todo lo que pidió y a partir de ahí, ya no recibimos más señales”, contó Castro.
El CART se desarrolla en el marco de colaboraciones iniciadas en 2004, que concluyeron en 2015 con la firma del convenio que estableció los términos y condiciones de la colaboración entre los National Astronomical Observatories of the Chinese Academy of Science (NAOC) de China, el Conicet, el gobierno de la Provincia de San Juan y la UNSJ.
“La posibilidad de contar con un radiotelescopio de estas características en el país no sólo permite a los científicos argentinos liderar y participar en investigaciones de gran interés en astrofísica, sino también contar con un instrumento ideal para entrenar recursos humanos tanto en ciencia como en tecnología –subrayó Dubner–. Más aún, en el futuro el CART podría operar en conjunto con la antena argentino-brasileña LLAMA que se está instalando en la puna salteña, lo que lo convertiría en un instrumento único para hacer ciencia de frontera en frecuencias de radio, alcanzando resoluciones hoy inéditas. Nuestro país lleva invertidos 1,5 millones de dólares provistos por el ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, mientras la inversión china supera los 36 millones de dólares. El gobierno de San Juan y la Universidad de San Juan proveyeron estudios de impacto ambiental, terrenos, caminos, energía eléctrica y conectividad, construcción de infraestructura, etc. Además el Conicet contribuyó con recursos humanos que se están especializando en esta tecnología. A esta altura, con la construcción MUY AVANZADA, no se puede detener su desarrollo, y menos aún sin comprender que su utilidad es exclusivamente científica”.
Y concluye Castro: “No podemos ser más papistas que el Papa. Recientemente se concretó una reunión cumbre de los dos presidentes de las mayores superpotencias. Nosotros lo vimos con agrado y con la expectativa de que contribuya a destrabar este proyecto. Esperemos que se sepa leer que esto solo se trata de diálogo y entendimiento”.
