Poco después de que lo señalaran como el líder de la banda que planeó y llevó adelante el triple narco femicidio de Florencio Varela, Víctor Sotacuro volvió a declarar ante el fiscal de homicidios de La Matanza, Carlos Adrián Arribas, y se desligó del rol de “jefe” que le fue impuesto por otros detenidos. Además, contó los movimientos de la noche de los asesinatos mientras que avaló la hipótesis principal de la investigación que detalla que los crímenes fueron planeados y ejecutados en venganza por el robo de cocaína. Previo a sentarse frente al Fiscal, Sotacuro había presentado un escrito que ratificó y volvió a decir que en la declaración anterior mintió porque tenía miedo.
“Me usaron, a mi y a mi sobrina, pierdo todo”, empezó la declaración de Sotacuro para luego confirmarle al fiscal que “en el Fox blanco íbamos Alex, Florencia y yo” porque “el loco David se fue en la Tracker”. Así, el chofer sindicado por una de las detenidas como uno de los líderes de la banda le aseguró al fiscal que dos de los prófugos de la investigación estaban en los vehículos que participaron del plan. Alex Ydone Castillo, investigado como uno de los capos de la venta de drogas en la Villa 1-11-14 y señalado como el novio de Florencia Ibáñez a quien intentaron cubrir desde el inicio de la investigación, y David “El Loco” Morales Huamani siguen prófugos con pedido de captura internacional y están señalados como los asesinos principales de Brenda, Morena y Lara.
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Pese a señalar a Ydone como el participante directo en la charla con la inquilina de la casa y como quien le daba órdenes y hasta manejaba el VW Fox blanco, Sotacuro buscó despegarlo de los crímenes asegurando que estaba en el vehículo con él y su sobrina mientras asesinaban a las chicas. “Yo no entendía nada sobre porqué dábamos vueltas por la zona”, declaró después de contar que habían pasado por la casa donde “yo creía que era una fiesta” y que durante ese recorrido donde daban vueltas por la zona pararon varias veces a comprar y tomar cervezas, comer hamburguesas y un sándwich de vacío. En ese lapso, Sotacuro aseguró que le envió mensajes a David para que saliera de la casa porque “me tenía que ir a trabajar a Liniers”. Luego, cuando Ydone le dijo que “David no iba a venir”, se volvieron para Capital.
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Allí, Sotacuro dio dos nuevos detalles que se suman a la investigación. Primero declaró que durante la búsqueda de las chicas y durante toda la noche hubo un auto color negro a disposición de la banda y también incluyó un nuevo personaje en todo el plan y ejecución criminal. Cuando le mostraron imágenes, señaló a un hombre al que identificó como “el Bola” porque es de nacionalidad boliviana y lo indicó como uno de los proveedores de cocaína de la banda. En cuanto a los movimientos de los buscados, Sotacuro aseguró que “Ydone estaba metido en la droga, traía mercadería desde Bolivia con David” e insistió con la hipótesis central de la investigación diciendo que “todo lo que pasó lo hizo David porque le robaron su droga, creo que eran entre 300 y 400 kilos”, declaró.
Volviendo a la noche de los crímenes, quien fue señalado como líder aseguró que vio a “Pequeño J” en el lugar y que lo vio en la camioneta blanca en la que buscaron a las víctimas. Si bien no dio detalles sobre el joven peruano, integrante de la banda narco y heredero de la violencia que ejecutan los clanes de la zona de Trujillo, Perú, donde su padre y sus tíos fueron jefes de los clanes, lo ubicó en la zona y al momento de los crímenes. Según el chofer, Tony Janzen Valverde Victoriano fue quien le entregó las llaves de la camioneta que usaron para capturar a las chicas y él lo llevó hasta el encuentro con “El Loco” David y con Ydone. A su vez, sostuvo que a “Pequeño J” nunca lo había visto y “no le pareció sospechoso” que se moviera con el resto de la banda esa noche.
Sotacuro volvió a insistir ante el fiscal que es inocente y aseguró que “el lunes siguiente Ydone me dijo que me tenía que fugar porque el auto estaba a nombre mío. Yo le dije ‘mirá en el lío que me metes’ y me fui a Once a comprar el pasaje a Bolivia con los 600 mil pesos que me habían pagado por el viaje”. En esa línea, contó: “Cuando estoy en Bolivia, le digo a mi señora que iba a volver porque no había hecho nada y me agarran en la frontera cuando volvía para entregarme en La Quiaca”. En parte del relato, volvió a defender a Ydone y señaló que vivía en su casa junto a su sobrina “desde hacía seis meses porque se había separado de su mujer que es peligrosa porque se dedica a la venta de drogas como él”.
Antes de terminar su declaración, aseguró que “nunca entró” a la casa el día de los crímenes y pidió que revisen todas las cámaras de la zona. Además dijo que está aislado “en un buzón” desde que llegó al penal y no lo dejan comunicarse ni con su familia ni usar teléfonos. Mientras tanto, los investigadores avanzan en la búsqueda de los tres sospechosos que tienen pedido de captura internacional y buscan coincidencias en las últimas declaraciones de Sotacuro y su sobrina Florencia Ibáñez ya que entienden que hay algunas contradicciones en aspectos centrales que cotejarán con otros testimonios para buscar respuestas que permitan llevar a juicio a los asesinos y lograr Justicia por Morena, Brenda y Lara.