Un nuevo descubrimiento mantiene en vilo a la comunidad científica, y es que un equipo de investigación de la Universidad de Oslo dió con un hallazgo sin precedentes en Noruega: más de 46 especies de animales que se conservaron durante 75 mil años. El escenario en cuestión es Arne Qvam, una cueva kárstica de Storsteinhola, al norte del país europeo.
"Esto es extremadamente raro y valioso. La mayoría de los rastros de vida de la Edad de Hielo en Escandinavia desaparecieron cuando los glaciares avanzaron y dejaron la tierra desnuda. Estos sedimentos cavernarios son una notable excepción. Es único, incluso para los estándares mundiales", informó Sanne Boessenkool, profesora de Biología Evolutiva de la Universidad de Oslo. Por su parte, la investigación fue publicada en la revista científica PNAS, en la que se detalló el descubrimiento que contó con la identificación de 23 especies de aves, 13 mamíferos, 10 tipos de peces y un grupo de invertebrados marinos y restos vegetales.
"Nunca antes se había encontrado en Escandinavia una fauna tan amplia procedente de un solo yacimiento de la Edad de Hielo", sostuvo Boessenkool, quien fue una de las cabezas del equipo de investigación. En este sentido, los fósiles descubiertos son pruebas de primera mano de cómo era la Edad de Hielo, por lo menos en la región, una de las más extremas del mundo. Siguiendo las pistas, los expertos aseguraron que la presencia de osos polares, focas y morsas suponen la existencia de hielo marino en las cercanías, pero los huesos de marsopa sugieren que el hielo era estacional y no permanente.
"Lo más emocionante es el panorama general. Observamos un ecosistema completo de la Edad de Hielo, una mezcla de tundra, hielo marino y aguas abiertas, del que apenas sabíamos nada antes.También encontramos peces de agua dulce, lo que significa que debía de haber ríos y lagos en la zona. Y los renos necesitan espacios amplios y abiertos para migrar, por lo que debían existir importantes zonas sin hielo a lo largo de la costa", afirmó la bióloga en cuestión.
Un pequeño problema en el camino
En el camino de la investigación se presentó un pequeño problema, y es que la mayor parte del material óseo de la cueva quedó triturado en pequeños fragmentos de apenas unos milímetros de longitud debido al paso del tiempo. En consecuencia, los expertos acudieron a análisis a partir del método de código de barras de ADN, una técnica de identificación de especies que emplea una región estandarizada y corta de ADN, y el metacódigo de barras óseo masivo para secuenciar el ADN y poder identificar las especies.
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"Estas técnicas detectan secuencias cortas de ADN exclusivas de ciertas especies y las comparan con bases de datos de referencia. Gracias a esto pudimos identificar muchas más especies, especialmente aves y peces, de lo que jamás habría sido posible con solo huesos", concluyó Sanne Boessenkool.
