Tras el despido de Kaloian Santos -fotógrafo de Cultura y de El Destape que registró al gendarme mientras agredía a Pablo Grillo-, de una periodista de Radio Nacional y de Say Sacayán, activista transgénero, parece que los recortes “aislados” en el Estado buscan silenciar voces que suelen alzarse ante las injusticias. "No conviene que yo esté adentro mientras desguazan todo", lanzó Fabio Núñez, trabajador del área de Derechos Humanos y Respuesta de la Salud en la cartera sanitaria, hace más de 16 años.
“Usted NO se encuentra contemplado/a en el proyecto de acto administrativo de renovación para el período comprendido entre el 1° de abril y el 31 de diciembre de 2025”, dice la notificación oficial que Núñez recibió esta semana. Hasta el momento, se desempeñaba como coordinador del Área de Derechos Humanos y Sociedad Civil en la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis virales y Tuberculosis, siendo un militante histórico que denunció el desguace del Estado durante la gestión de Javier Milei y que, además, se puso al frente de la lucha para la reincorporación del 40% de la planta que había sido despedida el 31 de enero pasado -entre los que se encontraba su nombre-.
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La Dirección de Prevención de VIH, ITS, Hepatitis virales y Tuberculosis tiene como objetivo formular y promover políticas públicas que tiendan a fortalecer las estrategias de prevención, garanticen el acceso a la atención integral y mejoren la calidad de vida de las personas que transitan infecciones de transmisión sexual, VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana), hepatitis virales y tuberculosis. Como en las diversas áreas del Estado, por allí pasó también la motosierra de gobierno libertario, que ahora pareciera apuntar a casos específicos.
“El miedo, a veces, hace que los demás se callen. Pero yo no puedo callarme”, dijo a El Destape, Núñez, que hace 30 años es un militante de causas sociales, pero que en específico abrazó la lucha contra el VIH por convicción y decisión personal y política luego de atravesar la muerte de un querido amor “que se lo llevó el SIDA”, según contó. En ese momento, dijo, prometió pasar toda su militancia de derechos humanos en el terreno de la salud, que combina con diversas áreas de su vida desde hace décadas ya que es abogado, investigador y magíster en derechos humanos -especializado en asesoramiento en casos de discriminación y no atención de VIH desde 1995-.
“Tengo un compromiso especial con el tema. Yo no tengo VIH, pero tengo un compromiso existencial porque se llevó amigos y amores. Tejí redes, solidaridades, amasé amistades y compañerismo. Saben que no conviene que esté ahí adentro mientras desguazan todo”, dijo y reconoció que es un referente en el ámbito para sus compañeras y compañeros. De hecho fue una de las voces cantantes para exigir la reincorporación del 40% de la planta que había sido despedida a fines de enero: fue a los medios de comunicación, se presentó en la comisión de salud de Diputados y ante las autoridades. “Salimos a denunciar por todos lados lo que estaba pasando, se armó un quilombo grande y después de eso, en febrero, me reincorporaron... Calculamos que era para hacerme callar. Hoy, soy el único despedido”, manifestó.
En su momento, no fue el único que denunció los recortes. Desde el Frente VIH, Hepatitis y Tuberculosis, denunciaron como "criminal" las decisiones en esta materia que estaba tomando el Gobierno nacional, sobre todo, en un contexto en el que los diagnósticos de VIH y Tuberculosis "no dejan de aumentar y las hepatitis virales continúan siendo prevalentes". Por lo que los despidos, alertaron, "dejan sin capacidad al Ministerio para dar respuesta a las enfermedades” e incumple con la ley 27.675, que busca garantizar una atención integral y de calidad a personas que viven con estas enfermedades, promoviendo derechos y acceso a servicios.
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Con la notificación de este viernes, las sospechas de que cuando lo reincorporaron quisieron “hacerlo callar”, a su entender, se confirman. “Por suerte, porque a mí una de las cosas que más me angustiaba era la posibilidad de que otros compañeros fueran despedidos, soy el único”, expresó. Y recordó que atravesó una situación similar durante el macrismo: “Saben de mi militancia, no tanto de la partidaria, sino de la social y territorial… Me crié con las Madres de Plaza de Mayo. Me levanto todos los días pensando qué puedo hacer para cambiar este mundo injusto”.
Más allá del golpe, que ahora lo dejará sin jubilación, Núñez sostuvo que no puede callarse, que “no son tiempos de medias tintas” y que dará la batalla junto con sus compañeros de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que el próximo martes harán una asamblea. “Estoy como si me hubiera pasado un camión por encima. Son 30 años de construcción y duele que esta gente los destruya de esta manera. Duele, pero porque duele la destrucción”, sentenció.