Investigadores de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Francia documentaron el retroceso récord del glaciar Hektoria, ubicado en la península antártica, de más de ocho kilómetros en solo dos meses. De acuerdo al estudio, la pérdida tuvo una velocidad diez veces superior a la media documentada para un bloque terrestre y provocó en la comunidad científica impacto y preocupación.
La medición forma parte de un estudio publicado esta semana en Nature Geoscience, en el que se analiza esta asombrosa pérdida de hielo sobre tierra entre noviembre y diciembre de 2022. Los investigadores de la Universidad de Colorado dieron con estos datos, cuando estudiaban la zona que rodea al glaciar, a través de datos satelitales y de teledetección.
El objetivo del análisis era saber por qué el hielo marino se había separado del glaciar una década después del colapso de una plataforma de hielo en 2002. Los datos analizados comprendían el periodo de entre febrero 2002 y agosto 2023, mediante los cuales se dieron de que la superficie que tenía unos 115 kilómetros cuadrados se había reducido a la mitad en sólo dos meses.
"Cuando sobrevolamos Hektoria a principios de 2024 no podía creer la inmensidad de la zona que se había derrumbado, por más que ya había visto las imágenes del satélite, verlo en persona me sorprendió", señaló Naomi Ochwat, una de las investigadoras del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado (CIRES, por sus siglas en inglés). Los glaciares apoyados en tierra en regiones polares generalmente retroceden no más de unos pocos cientos de metros por año.
Por qué colapsó tan rápido el glaciar Hektoria
En este contexto, el objetivo de los investigadores se centró en tratar de entender por qué había colapsado tan rápido. Para lograrlo, recurrieron a datos satelitales para estudiar el glaciar en distintos intervalos de tiempo y crear una imagen sólida de su topografía y retroceso, indicó la agencia EFE.
Gran parte de los glaciares de la Antártida son de marea, que descansan sobre el lecho marino y terminan con una lengua de hielo en el océano, que luego da lugar a icebergs. Además, a diferencia de lo que sucede con el hielo flotante, cuando el deshielo se produce en tierra, esa agua va directamente al mar y contribuye a la subida del nivel de los océanos.
Por lo tanto, comprender cómo se comportan los glaciares polares y qué factores influyen en su tasa de retroceso resulta clave para pronosticar con precisión hasta dónde subirá el agua en las costas de los continentes, producto del calentamiento global.
"El retroceso se debió principalmente a un proceso de desprendimiento en la llanura de hielo, y no a condiciones atmosféricas u oceánicas, como se había sugerido anteriormente. Esto implica que los glaciares que desembocan en el mar y cuyo lecho presenta una geometría de llanura de hielo pueden desestabilizarse fácilmente", explicó el análisis.
¿Cómo son estos glaciares?
La topografía de estos glaciares suele ser variada. Pueden asentarse sobre cañones profundos, montañas subterráneas o grandes llanuras planas, como el caso del Hektoria, que descansaba sobre una llanura de hielo, una zona plana de lecho rocoso por debajo del nivel del mar.
"El retroceso de Hektoria es impactante: este tipo de retroceso ultrarrápido realmente cambiaría las predicciones para otros glaciares más grandes de la Antártida. Si se dieran colapsos de estas dimensiones, se podría acelerar enormemente el aumento del nivel del mar", añade Ochwat.
Por otro lado, los investigadores habían descubierto que, hace entre 15.000 y 19.000 años, los glaciales antárticos con llanuras de hielo retrocedían cientos de metros al día, esto ayudó a comprender por qué el retroceso del Hektoria fue tan rápido.
Una de las razones por las que el hielo se desprendió rápidamente fueron los varios terremotos que ocurrieron bajo la llanura de hielo. Al quedar flotando, las piezas quedan expuestas a las fuerzas del océano, que abrieron las grietas desde la parte inferior del glaciar, que a su vez se unieron con las grietas expuestas desde la parte superior, provocando que la mitad de la superficie se desprendiera y se rompiera.
