El hombre que peinó a Dios: soñaba con conocer a Maradona y terminó siendo su peluquero personal

En 2019, Franco Agostinelli vivió un sueño que ni había llegado a imaginar. Hincha fanático de Gimnasia, se transformó en el peluquero de Maradona, cuando el astro dirigía al club platense. Años antes, como quien pide un deseo al universo, le había escrito un mensaje por Instagram para decirle que quería conocerlo.

30 de octubre, 2025 | 00.05

Una madrugada de octubre de 2017, Franco Agostinelli volvía de un boliche cuando tuvo un impulso: agarró su celular, abrió el Instagram y escribió un mensaje privado. Suponía que del otro lado no iba a haber una respuesta. De hecho, lo más probable era que nunca lo leyeran. Pero no le importó. Necesitaba decir algo, como quien escribe un diario para sí mismo o pide un deseo al universo. El destinatario en cuestión era Maradona, quien en ese momento se encontraba dirigiendo al Al Fujairah de Emiratos Árabes. Franco escribió un mensaje breve y afectivo, en el que le decía que quería conocerlo y terminaba con “sos el más grande, Diego”. En ese momento le era imposible imaginar que dos años después Maradona iba a estar dirigiendo a su equipo, Gimnasia y Esgrima de La Plata, y que él no sólo le expresaría su amor cara a cara, sino que también iba a ser su peluquero: el último peluquero de D10s.

Peluquería “10” queda en el centro de La Plata y, además de un comercio, es un homenaje a Maradona. El salón se extiende en un primer piso muy iluminado y de diseño minimalista: cuenta con paredes y baldosones blancos, además de grandes espejos y ventanales en el frente y el contrafrente. Tiene sillas y sillones negros. Todo es muy sobrio y, en esa simpleza, resaltan 12 pequeños cuadros con fotos de Diego. En la mayoría de las imágenes, Maradona está junto a Franco y con una capa de peluquería puesta.

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“Lo que me llama mucho la atención es que el chabón está sonriendo en todas las fotos”, dice Franco al mostrarlas en el local, en una charla con El Destape. “Eso es un montón para mí. Mucha gente me preguntaba si lo veía mal. Y yo te soy sincero: nunca lo vi mal. Cuando iba a cortarle el pelo, para él era un momento de tranquilidad, de relajación. Si quería charlar, charlábamos. Si no quería, no”.

Un peluquero especialista en fútbol

Franco nació y creció en Ensenada, en el Gran La Plata, y desde chico es fanático del fútbol. Cuenta que llegó a jugar en las inferiores de Cambaceres, pero nunca tuvo aspiraciones de ser profesional por todo lo que debía resignar para intentar alcanzar ese objetivo. Cuando era adolescente conoció de cerca lo que sería su otra pasión: la peluquería.

“El padre de mi mejor amigo es peluquero. El tipo siempre me cortaba y nunca me quiso cobrar.  Como yo no quería quitarle su tiempo, iba a la peluquería y esperaba hasta que terminaba con las otras personas. Me gustaba esa espera y cómo él se llevaba con los clientes. Tenía una personalidad muy extrovertida. Yo lo veía y decía: ‘¡Que buena onda el laburo de este chabón!’”.

Esa marca de la adolescencia fue por la que, tras trabajar de administrativo en una clínica y en la refinería YPF, Franco empezó a estudiar barbería y estilismo en 2016, cuando tenía 22 años. Luego, comenzó a trabajar en su casa y, tiempo después, consiguió un local en Ensenada. Mientras hacía sus primeros pasos, realizaba diferentes cursos siguiendo un sueño concreto: el de especializarse en el servicio de peluquería para jugadores de fútbol y cortarles el pelo a las figuras Gimnasia, el club del que es fanático. “Había muy pocas peluquerías que lo hacían con planteles, como Navajas e Il Fígaro con Boca y River. Entonces, dije: ‘bueno, es posible”.

Con ese objetivo en la cabeza, diseñó una estrategia y la llevó adelante. En ese entonces, vivían en Ensenada los jugadores triperos Matías “Monito” Gómez y Agustín Bolívar. Entonces, les escribió invitándolos a que se cortaran el pelo gratis en su local. Ambos aceptaron la propuesta y ese paso fue el contacto con otros integrantes del plantel y su llave de entrada a mediados de 2019 a Estancia Chica, el predio de entrenamiento con el que cuenta Gimnasia en la zona de Abasto (en las afueras de La Plata).

Con permiso del club, Franco se acercaba a prestar su servicio los días antes de cada partido para los jugadores que lo requerían. “Es como llevar la peluquería al vestuario o a la concentración”, explica sobre el trabajo que realizó hasta 2024 en Gimnasia y hoy lo tiene en Vélez Sarsfield.

Un primer acercamiento

Franco se considera maradoniano desde “siempre” y cuenta que, cuando él era chico, su mamá criticaba a Diego “por sus actos”. “Yo lo bancaba contra mi vieja. Después fui creciendo y entendiendo que él era muy humano y tenía contradicciones. Era un ejemplo de lo bueno y de lo malo”.

Cuando empezó a cortarle el pelo a los jugadores de Gimnasia no estaba en los planes de nadie que Maradona dirigiera al equipo. Aunque poco tiempo después de que se le abrieran las puertas de Estancia Chica, la posible llegada comenzó a mencionarse en notas periodísticas. “No lo creía hasta que en un momento salió un video de él con una camiseta de Gimnasia en el que dijo unas palabras. Ahí dije: ‘Es verdad. Va a venir y yo estoy acá adentro’. Yo quería una foto. Mi sueño era compartir una foto y decirle ‘te amo’”.

Luego de esa sensación inicial de euforia, Franco evaluó que la llegada de Maradona al club podía generar cambios en la seguridad y temió no poder entrar más al predio. Esta situación le provocó cierta ansiedad y desencadenó en que le pidiera al jugador “Monito” Gómez que lo llevara a conocer a Diego a un entrenamiento, un día en el que no había sido convocado como peluquero y que no tenía permiso para concurrir. Ese primer cruce, tras un ingreso infraganti a Estancia Chica y una espera de cuatro horas en un auto, fue breve. Recuerda algunas bromas que hizo Maradona y su saludo accidentado. “Lo miré y le dije: ‘Gracias, Diego, te amo’. Le agarré la cabeza y le di un beso. El loco tenía una visera y se la desacomodé”, se ríe.

Poco tiempo después, en enero de 2020 y en la previa a un partido con Vélez, Franco comenzó a transformarse en el peluquero de Maradona. Era un viernes a la tardecita en Estancia Chica y estaba cortándole el pelo a los jugadores en una especie de descanso de escalera que solía utilizar para brindar este servicio. En eso, apareció el delantero Nicolás Contín y le dijo “Diego se quiere cortar”. Franco primero no le creyó. A pesar de la cercanía en espacio y de compartir un mismo ámbito, le parecía improbable que eso fuera a suceder. Sentía que Maradona podía elegir a cualquier peluquero del mundo, a los más destacados. El jugador le insistió y él, aún descreído, le dijo que bueno. En eso, escuchó los pasos de las escaleras y supo perfectamente quien estaba subiendo: “Mañana me toca a mí, eh”, escuchó la inconfundible voz.

“Desde esa noche hasta el otro día tuve mil secuencias en mi cabeza. Estaba acostado pensando ‘mañana le tengo que cortar a Maradona’. Al otro día, llegué al predio y Contín me aconsejó que no le agradeciera, que no le dijera que era un capo y esas cosas. Bueno, lo tomé y cuando me tocó atenderlo atendí a Diego, no atendí a Maradona”.

“Nunca hablé de fútbol con Maradona”

En total fueron 10 encuentros. Los seis primeros se dieron en una pieza del predio de Estancia Chica y los cuatro restantes, como consecuencia del aislamiento por la pandemia de coronavirus, transcurrieron en el barrio privado Campos de Roca (en el distrito bonaerense de Brandsen), a donde Maradona se mudó a mediados de 2020. A lo largo de las sesiones, el peluquero y el “10” fueron tejiendo una relación.

Del primer corte, Franco recuerda como Maradona lo terminó rebautizando a partir de un breve comentario que él hizo. “Estábamos hablando y yo metí un bocado. Él aprobó lo que dije con un ‘tiene razón el flaco’. Desde ese día, me quedó ‘El Flaco’”. El look que eligió Diego era el que ya tenía: rapado en los bordes y peinado para un costado, con una línea marcada. Una vez que terminó con su trabajo, Franco decidió no cobrarle y ese gesto tuvo consecuencias.

“La segunda vez que le voy a cortar, me agarra uno de los colaboradores y me dice: ‘Tengo un mensaje para vos de Diego. Me dice que si vos no valorás tu trabajo, con él no trabajás más. Él te quiere pagar”. Franco aceptó cobrar (aunque dice que lo hubiera hecho gratis o incluso si tenía que pagar él), pero decidió no poner un valor concreto. Le abonaron lo que valían diez cortes en su peluquería. “Si me pagaban mucho o poco, no me interesaba”, asegura.

Muchos de los diálogos que el estilista recuerda de aquel tiempo tienen que ver con el humor, con la chispa del astro. Rememora que alguna vez fue a cortarle el pelo a un jugador y Maradona le dijo “cortale la cabeza”. Cuenta también que una vez le preguntó por unos cuadros que tenía colgados en la casa y Diego, entre risas, insinuó que le estaba pidiendo un televisor. “Tenía un humor rápido. Era muy espontáneo. Y conmigo, la verdad, yo nunca entendí por qué fue tan piola”.

Otro tema de charla que tenían era la familia. En la casa de Campos de Roca, Franco también vivió momentos de la intimidad de Maradona. Un día de pandemia, cuando estaba cortándole el pelo en el patio, notó que había unos inflables instalados y preguntó si eran para Dieguito Fernando. La conversación fue para el lado de la sensibilidad que podían generar los hijos más chicos y Maradona dijo una frase que a Franco le quedó grabada: “Lamento que me haya agarrado cansado”. Cuando terminó su trabajo, el peluquero vio la llegada del nene junto a su mamá, Verónica Ojeda, y como padre e hijo se fundieron en un abrazo.

En una ocasión, Franco fue convocado un domingo a las 14 horas a la casa de Campos de Roca y, al llegar, se encontró con la sobremesa de un almuerzo familiar. Esa vez, fue él el que bromeó al recriminarle a Maradona que no lo había invitado a comer. “Yo siempre le tiraba chistecitos. Mi objetivo era que me recordara por algo gracioso, no por ser el peluquero. Nunca hablé de fútbol con Maradona”, cuenta. A otro de los encuentros, el peluquero le llevó a Diego como sorpresa dos capas de peluquería para usar: una de Argentina y otra de Gimnasia.

“Una cosa que me llamaba mucho la atención era que en la casa estaba vestido del Lobo. Yo siento que él sintió el cariño de la gente de Gimnasia. Obvio que está Boca o Argentinos Juniors, pero creo que Gimnasia le robó un poquito de su corazón porque le dio el reconocimiento en vida que nunca había podido tener. El Bosque siempre era una fiesta y pudo recorrer todas las canchas”.

Una marca para toda la vida

En uno de los encuentros, Franco le pidió a Maradona que le firmara una pierna con un fibrón y de ahí se fue directo a lo de su tatuador. A esa imagen, se suman otros dos tatuajes en su cuerpo que hacen referencia a Diego.

Además de contar con la peluquería “10” en el centro de La Plata y trabajar en Vélez, Franco tiene su local en Ensenada. Son proyectos que lleva adelante con otros peluqueros y amigos. Su experiencia con Diego lo hizo crecer profesionalmente. Maradona dejó una marca en su piel y en su carrera, pero también en una dimensión que es más difícil de explicar.

“El chabón tenía una energía que no volví a sentir”, señala. Esa energía trascendió a Franco y llegó a su entorno, incluso a su mamá. “Mi vieja hoy ya no está y algo re loco es que se fue con una opinión distinta. Logré dar vuelta lo que ella sentía por él. La felicidad que vio en mí fue su felicidad también”.