En mayo de 2025 encontraron restos humanos en el jardín de una casa lindera a la propiedad en la que vivió Gustavo Cerati. El hallazgo se dio durante la construcción de una medianera entre las dos viviendas de Avenida Congreso. Los investigadores confirmaron que se trata de Diego Fernández, un adolescente desaparecido desde 1984 y apuntan contra la familia Graf. ¿Por qué?
¿Por qué la investigación apunta a la familia Graf?
El fiscal Martín López Perrando confirmó que el jardín del chalet donde estuvo el cuerpo de Fernández durante 41 años pertenece a una familia de apellido Graf. Ahora, sus miembros se encuentran en la mira de la Justicia, ya que habitan ese domicilio desde la década de 1970. Si bien nunca fueron citados a declarar como testigos, ni imputados por falta de pruebas, la declaración de un testigo dio un giro en la causa.
Un hombre que fue a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N.º 36 junto a Diego Fernández, que al momento de su desaparición tenía 16 años, reveló que Cristian Graf (hoy de 56 años) era amigo y excompañero del joven.
La información fue aportada por un testigo que había ido al colegio con ambos y hoy vive afuera del país. Según comentó a la Justicia la confirmación de que los restos eran de Fernández causó conmoción en un grupo de WhatsApp que mantienen los egresados de esa promoción. De acuerdo al hombre, "El Gaita" Fernández y "El Jirafa" Graf (según los apodó) eran amigos al momento que desapareció Diego.
Este jueves el hombre declaró de manera virtual ante el fiscal. La investigación contra la familia Graf se realiza por en el marco de un homicidio. Sin embargo, debido a que ya pasaron más de cuatro décadas, la causa podría ser declarada como "prescripta".
¿Quién era Diego Fernández?
Diego tenía solo 16 años cuando desapareció, durante la tarde del 26 de julio de 1984, mientras se dirigía a la casa de un amigo. Esa misma noche, cuando sus padres todavía desconocían su paradero, realizaron la denuncia ante la comisaría, pero fue rápidamente desestimada por los oficiales. "Se fue con una mina, ya va a volver", les dijeron, según señalaron fuentes cercanas a la familia en diálogo con el medio Clarín. Pero jamás regresó, desde el comienzo su padre fallecido sostuvo que había sido "robado por una secta".
Su familia asegura que Diego era un joven responsable y aplicado. Entrenaba todos los días en el Club Atlético Excursionistas del barrio porteño de Belgrano, donde jugaba al fútbol y asistía a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36. Incluso, al momento de su desaparición vestía el uniforme del colegio, según fue reconstruido por los investigadores.
El EAAF identificó los restos tras una prueba genética que confirmó la compatibilidad con la madre del joven a partir de los 150 fragmentos óseos hallados junto a algunos objetos personales. Entre ellos: una suela de zapato, un llavero con llave, un reloj Casio CA-90, un corbatín escolar y una moneda japonesa de 5 yenes. Además, la autopsia realizada reveló que Diego murió por una herida punzante en la cuarta costilla derecha y, además, se detectaron diversos intentos de descuartizamiento fallidos.