Yiya Murano, conocida como “la envenenadora de Monserrat”, se convirtió en una figura emblemática de la crónica policial argentina. Su historia mezcla engaño, misterio y crímenes que aún hoy generan interés. El lugar donde vivió conserva un halo de intriga, que mantiene viva la curiosidad sobre su vida y su legado.
La historia criminal de Yiya Murano
María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano, más recordada como Yiya Murano, fue detenida el 27 de abril de 1979 tras cometer uno de los crímenes más resonantes de la época. Envenenó con cianuro a tres personas de su entorno cercano: Nilda Gamba, Lelia Formisano de Ayala y su prima Carmen Zulema del Giorgio Venturini.
Las investigaciones concluyeron que el móvil estuvo vinculado a deudas económicas. Pese a la contundencia de las pruebas, Murano siempre negó los asesinatos. Sus explicaciones eran erráticas, al punto de afirmar que si hubiera tenido cianuro “el médico se habría muerto”. En 1985 fue condenada a prisión perpetua, aunque diez años más tarde quedó en libertad gracias al beneficio del “dos por uno”.
Tras recuperar la libertad, reapareció en los medios y se convirtió en un personaje televisivo. Sin embargo, nunca admitió los crímenes por los que fue condenada y murió en 2014, en soledad, en un geriátrico.
Dónde vivía Yiya Murano en Buenos Aires: la ubicación exacta
El lugar más recordado de su vida cotidiana fue un departamento ubicado en México 1177, en el barrio de Monserrat, Ciudad de Buenos Aires. Ese inmueble, que formó parte de la vida de la envenenadora, quedó marcado por la historia criminal que lo rodea.
Monserrat es uno de los barrios más antiguos de la capital, con calles cargadas de historia. Ahí, la vivienda de Murano se convirtió en un punto de curiosidad para quienes siguen los relatos policiales. Aunque hoy se trata de un edificio de aspecto común, para muchos representa un símbolo del misterio que envolvió a la protagonista de los envenenamientos.
Así está hoy el departamento de la envenenadora
El departamento de Yiya Murano en la actualidad no presenta ningún rasgo particular que lo distinga de los demás de la zona. Se trata de una propiedad que, como muchas en Monserrat, mantiene un estilo clásico de la arquitectura porteña. Sin embargo, la notoriedad de su antigua dueña lo convierte en un sitio cargado de significados.
Lejos de ser un lugar de homenaje, el inmueble permanece como un espacio habitado por nuevas historias, pero inevitablemente vinculado al recuerdo de su ex propietaria. El paso del tiempo no borró la curiosidad de vecinos, investigadores y fanáticos de la crónica negra, quienes ven en la vivienda un escenario clave del pasado criminal argentino.
El legado de Yiya Murano en la cultura popular
La figura de Yiya Murano trascendió las páginas policiales para instalarse en el imaginario popular. Fue objeto de programas de televisión, debates y hasta ficciones que la convirtieron en un personaje de interés mediático. Su manera de desenvolverse, siempre en un límite entre la mentira y la actuación, dejó frases y anécdotas que todavía circulan.
Aunque intentó presentarse como víctima de una confusión, el relato sobre la “envenenadora de Monserrat” continúa vigente. Su historia no solo revela un caso criminal, sino también el impacto cultural que un personaje puede tener cuando se entrelaza con los medios de comunicación y la memoria colectiva.
